miércoles, 7 de octubre de 2015

AMOR ENTRE AVIONES DE PAPEL (2012)

Dicen que las casualidades, en esta vida, no existen y que, por tanto, nuestro destino está escrito desde el instante en que nacemos. Dicen que el verdadero amor no se debe buscar, sino que él mismo se presenta ante nosotros en el momento menos esperado. Ese ideal romántico ha servido como telón de fondo para multitud de películas de las que, inevitablemente, conocemos la trama de principio a fin. El cortometraje de Disney, “Paperman”, se asienta en esta previsible base para crear una pieza que consigue extraer una limpia sonrisa al espectador. 

Utilizada como preámbulo al largometraje de animación “¡Rompe Ralph!” (Rich Moore, 2012), la cinta obtuvo el Oscar al Mejor Cortometraje de Animación en 2012 con una historia realmente simple creada por los guionistas Clio Chiang y Kendelle Hoyer. En plenos años 40, un hombre se encuentra con la mujer de sus sueños en una estación de tren de camino al trabajo. Sin tiempo para hablar con ella, continúa con su rutinaria vida pero, por decisión del destino, descubre que su amor tan sólo se encuentra tras la ventana del edificio de enfrente.

John Kahrs debuta a la dirección con un impecable trabajo que mezcla el tradicionalismo del dibujo clásico de la compañía Disney con las nuevas tecnologías, simulando imágenes en 2D con gráficos en 3D. Un efecto encantador que perfecciona el diseño de los personajes, creados con sumo esmero y pulcra belleza. Narrado a partir de una banda sonora elaborada por el compositor canadiense Christophe Beck y que sustituye a los posibles diálogos, la trama se construye en blanco y negro con algunos toques de carmín como simple metáfora de las emociones. La grisácea rutina de una ciudad adormecida, ensimismada, el alineamiento asaltado por el rojo de la pasión, del amor predestinado que juega con el protagonista, que irrumpe en su realidad para alterarla sin control y provocar sus deseos e impulsos.

Prácticamente 7 minutos de magia simplista, pero elegante y con encanto. “Paperman” resulta brillante en su conquista por el público adulto, por el ser reflexivo, hastiado por el día a día y al que ofrece la bonita fantasía de que, en cualquier momento, puede ocurrir algo inesperado. El corto posee un dinamismo realmente interesante que, a pesar de resultar inevitable pensar en la multitud de veces que hemos visto el mismo argumento, hace que sea disfrutable desde el primer instante gracias a una acción que se desenvuelve de forma ingeniosa, cómica y sentimental.



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