martes, 18 de diciembre de 2018

TÍTERES DE LA INDUSTRIA (1956)


La indispensable filmografía del productor, director y guionista madrileño Rafael Gil se extiende por más de 45 años de historia del cine español con películas inolvidables con las que iniciaba su carrera, como el intrigante drama romántico “Huella de Luz” (1943) o “Eloisa está debajo de un Almendro” (1943), adaptación de Enrique Jardiel Poncela, que contaba con Rafael Durán y Amparo Rivelles. Ambos actores no tardaron en repetir experiencia bajo las órdenes del cineasta con “El Clavo” (1944), otra adaptación, esta vez, de la obra de Pedro de Alarcón. Tampoco podemos olvidar “La Calle sin Sol” (1948), para muchos considerada una de sus grandes creaciones; o la comedia “El Hombre que se Quiso Matar” (1942) y que él mismo se encargó de llevar a cabo un remake en 1970. 

Sara Montiel, Fernando Rey, Jorge Negrete, José Isbert, Rafaela Aparicio, Paquita Rico, Arturo Fernández, Carlos Larrañaga, Vicente Parra, Joselito, José Luis López Vázquez, Sancho Gracia, Carmen Sevilla, Alberto Closas, José Sacristán, Tony Leblanc, Emma Cohen, Charo López, Juan Luis Galiardo, Alfredo Landa o Francisco Rabal, entre otros muchos, formaron parte de su trayectoria profesional en mayor o menor medida. Precisamente, éste último protagonizó, junto a Madeleine Fischer, “La Gran Mentira” en 1956. Su historia, elaborada por Vicente Escrivá y Ramón D. Faraldo, retrata el lado más efímero del estrellato. El actor César Neira (Francisco Rabal) ha perdido su fama, quedando en el olvido a pesar de su tan joven carrera y siendo rechazado, incluso, por su novia, la actriz del momento Sara Millán (Jacqueline Pierreux). Hace tiempo que ya no le ofrecen trabajos, pese a los incansables intentos de su representante, César (Manolo Morán). Ya sólo le queda formar parte del jurado de un concurso de belleza que realiza la radio. Su elección es una bonita muchacha llamada Teresa Campos (Madeleine Fischer), quien resultará finalmente ganadora. Cuando el locutor (Bobby Deglané) se pone en contacto con la joven, ésta, entre lágrimas, rechaza el premio, pero César Neira ve en ella una oportunidad única para recuperar la popularidad.

martes, 20 de noviembre de 2018

VIVOS Y MUERTOS, RICOS Y POBRES (1987)


Cinco premios Goya a mejor película, actor, guion, música y diseño de vestuario, además de un galardón en Fantasporto y una mención especial en el Festival de San Sebastián, sin contar con las nominaciones en los Premios de Cine Europeo. “El Bosque Animado” se convirtió en unas de las películas españolas más importantes de la década de los 80, pero la historia del cine se portó de diferente manera y permitió que, para gran parte de la audiencia actual, quedara prácticamente en el olvido. Tras varias películas para televisión, algún que otro coqueteo con las series y una ópera prima, “Pares y Nones” (1982), bastante fría sobre las relaciones entre parejas de hecho; el segundo largometraje del cineasta español José Luis Cuerda se detiene en los toques fantásticos de las famosas supersticiones gallegas bajo la frescura de la tragedia y la comedia, ambas potenciadas por el guionista y escritor español Rafael Azcona.

Basada en la publicación del novelista gallego Wenceslao Fernández Flórez, la cinta compone una historia coral con Malvís (Alfredo Landa), un hombre que desea ganar dinero rápido y se convierte en el desventurado bandido Fendetestas, a pesar de los intentos de Geraldo (Tito Valverde) por hacerle ver que trabajar de pocero tampoco es tan terrible. Poco tarda en desistir, especialmente, porque ahora su mente y corazón pertenecen a Hermelinda (Alejandra Grepi), una muchacha de la aldea que vive con su amargada y severa tía Juanita Arruallo (Encarna Paso), la cual no duda en maltratar a su sobrina, mientras realiza los quehaceres del hogar. Todo cambia cuando Hermelinda se harta de las vejaciones y decide marcharse a la ciudad, dejando su vacante a la pequeña Pilara (Laura Cisneros), una imprudente niña cuyas hazañas marcaran para siempre las vidas de los habitantes de la fraga de Cecebre.

martes, 13 de noviembre de 2018

LA IMAGEN EN EL ESPEJO (1993)


“Madama Butterfly” es, para muchos, una de las mejores óperas de todos los tiempos. El célebre compositor Giacomo Puccini trasladaba a la ciudad de Nagasaki de principios del siglo XX una historia en la que el amor y el sacrificio iban de la mano sobre un terreno que siempre llamaría la atención por su exquisito exotismo. Inspirado por el dramatismo romántico de Asia, el siempre atrevido cineasta David Cronenberg rompió con su dinámica surrealista, fantástica, intrigante, visceral y, por supuesto, única, para dar rienda suelta a los deseos, la sensualidad y la tragedia a través de “M Butterfly”, obra con la que logró alzarse con al menos un galardón al mejor actor extranjero en los premios Sant Jordi de Cinematografía de 1994 gracias a la inolvidable interpretación de Jeremy Irons, del que también se recordaría su intachable labor en “Herida” (Louis Malle, 1992) y “El País del Agua” (Stephen Gyllenhaal, 1992), sus dos anteriores trabajos.

En plena década de los 60, el diplomático René Gallimard (Jeremy Irons) se traslada a la embajada francesa de Pekín. Allí, en sus ratos de ocio, comienza a aficionarse a la ópera china, en donde queda totalmente eclipsado por la presencia de la protagonista de una de las obras. Sin embargo, en China aún está prohibido que las mujeres se suban al escenario, por lo que, tras esa imagen femenina, se esconde Song Liling (John Lone), un popular actor que siempre interpreta este tipo de papeles. Ambos se conocen y, de inmediato, surge una conexión que termina creando una tela de arañas repleta de nudos que se convierten en oscuros secretos tejidos por la diva. Un drama romántico basado en hechos reales e inspirada en la obra de teatro del dramaturgo estadounidense David Henry Hwang, quien, además, es el guionista de esta adaptación de Cronenberg.

martes, 6 de noviembre de 2018

EL MANIPULADOR MANIPULADO (2012)


Actualmente, François Ozon es uno de los directores y guionistas franceses que goza de mayor popularidad en Europa. Su grandes esfuerzos por abrirse camino en un mundo en el que es difícil resaltar ya se apreciaban desde sus primeros cortometrajes, la mayoría seleccionados en los festivales internacionales más importantes. Por eso, no fue descabellado encontrar su segundo largometraje, “Sitcom”, entre la programación del Festival de Cannes de 1998. Tan sólo cuatro años después, con la presentación de la comedia musical “8 Mujeres” (2002), se alzaría con 11 galardones de nada menos que 30 nominaciones en el circuito de festivales internacionales y premios cinematográficos. Todo un logro que, obviamente, parte de su espectacular elenco, con nombres como Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart o Isabelle Huppert, entre otras.

Diez años después, repetiría un éxito muy similar con “En la Casa”, un drama psicológico basado en la obra de teatro “El Chico de la Última Fila”, del dramaturgo madrileño Juan Mayorga. Una historia truculenta e hipnótica protagonizada por Germain Germain (Fabrice Luchini), un profesor de literatura francesa con muchos años de experiencia. Sin embargo, las clases en el instituto son cada vez más desalentadoras, puesto que sus alumnos no terminan de implicarse. Ninguno es capaz de sorprenderle con sus redacciones hasta que descubre al joven Claude Garcia (Ernst Umhauer), una mente creativa con gran potencial. Tal es así que Germain no duda en alentarle para que escriba una novela que, por supuesto, espera leer. Claude comienza a seguir sus consejos, creando un relato sobre su familia y conocidos, pero el profesor, totalmente enganchado a sus palabras, no consigue distinguir entre lo que verdaderamente es real y lo que es ficción.

martes, 23 de octubre de 2018

AMOR, JUVENTUD Y MUERTE (1922)


El cineasta norteamericano Dudley Murphy es más recordado por su colaboración con el artista francés Fernand Léger en el metraje dadaísta “Ballet Mécanique” (1924), que por sus propias obras. Es cierto que el incontable número de aportaciones que alimentan la historia del cine es inabarcable, pero no por ello su labor ha sido inferior a los grandes nombres que la forjan. Simplemente, hay que buscar más allá de lo ampliamente conocido. A pesar de que Murphy comenzara su carrera en el mundo de la comunicación como periodista, no tardaría en coquetear con las interesantes posibilidades que le ofrecía el séptimo arte. 

Su primera pieza, “Soul of the Cypress” (1921), venía inspirada por el mito de Orfeo, demostrando los primeros pasos del talento creativo y artístico que poseía. Sin embargo, antes de adentrarse en las vanguardias europeas que tanto estaban de moda durante la época y de estrechar lazos y ser influido por los importantes artistas del dadaísmo como Léger o Man Ray, Murphy experimentó con el montaje a través de “Danse Macabre”, su quinto trabajo, una obra inusual que navega entre los géneros de terror, fantástico y, curiosamente, musical. Aunque estemos ante un metraje mudo, la composición original, que pertenecía al director de orquesta parisino Camille Saint-Saens, es, sin duda, indispensable. Sin ella, la obra perdería todo su significado.

martes, 9 de octubre de 2018

UN HOMENAJE AL CELULOIDE (1985)


Pocas veces es tan divertido que una proyección deje de funcionar correctamente como sucede en “Una Película Estropeada” (“Onboro Filmu” / “Broken Down Film”). El director y guionista japonés Osamu Tezuka era considerado el “Dios del Manga” y precisamente esta pieza es una más de sus tantas obras que demuestran el precoz talento que poseía para la animación. En esta ocasión, el autor realiza un claro homenaje a las primeras etapas del séptimo arte. Un cortometraje mudo, en blanco y negro (salvo unos pocos segundos de ensoñación, en donde regresa el color), con granulado y suciedad que, además, se centra por completo en el género del western desde un punto de vista paródico y paradójico cuanto menos, puesto que no deja de ser un escenario occidental bajo la mano de un oriental, creando así una fusión de influencias recíprocas.

Esta coproducción japonesa y canadiense fue presentada en la primera edición del Festival Internacional de Hiroshima de 1985, alzándose con el gran premio, y no es para menos. La simpatía que despierta no es interrumpida por ese matiz experimental que posee. Al contrario, son los extraños cortes, los reencuadres, interrumpciones y efectos creados por la proyección del rollo los que aportan la diversión ante la loable pretensión de un vaquero por rescatar a la típica damisela en apuros, que se encuentra atada a las vías del tren. Nuestro héroe descubre que, a parte de tener que salvarla, también debe plantar cara al bandido y sortear los obstáculos que crea la dichosa película estropeada con todos los curiosos recursos que tiene a mano.

martes, 25 de septiembre de 2018

EL TRUCAJE COMO MEDIO (1901)

El director, productor, actor y guionista francés Ferdinand Zecca logró convertirse en uno de los protagonistas de la etapa pre-clásica del séptimo arte. Su visión del trucaje, que por aquellos entonces no sólo se había puesto de moda en el cine, sino que también había logrado desbancar los aires documentales de los hermanos Lumière, se distanciaba totalmente de lo que predominaba en la época. Mientras que nombres populares como Georges Mèliés apostaban por potenciar sus dotes de ilusionismo a través del cinematógrafo, Zecca dedicaba sus esfuerzos a contar historias en las que aquella extraña magia que podía provocar la desaparición de la gente en pantalla se ponía al servicio de la narrativa. 

Además de ello, el cineasta formaba parte del imperio creado por Charles Pathé en colaboración con sus hermanos, la Pathé Frères, dedicada exclusivamente al cine y los discos fonográficos y que el propio fundador levantó desde cero. La obra “El Melómano Mudo” (1899) le valió muy merecidamente formar parte de la empresa, llegando a ser, incluso, su principal cineasta a principios del siglo XX. Sin embargo, “Historia de un Crimen” es, precisamente, el claro ejemplo de su pensamiento. Una pieza de 110 metros y seis cuadros que fue un rotundo éxito y que el propio Pathé acabaría otorgándole la cualidad de ser el primer drama de la historia del cine, mientras que, con el paso de los años, se especificó que, en realidad, era la primera obra del género policíaco. 

martes, 18 de septiembre de 2018

LA FRIVOLIDAD ARISTOCRÁTICA (1936)


Dos son las películas que terminaron de encumbrar la carrera de un animador que decidió experimentar con la dirección de cine desde la primera década del siglo XX, pero que, en cambio, no recibió el merecido reconocimiento por sus compañeros de profesión. El mítico cineasta Gregory La Cava grabó su nombre en la historia del séptimo arte gracias a las nominaciones a los Óscar que obtuvieron sus obras “Al Servicio de las Damas” (1936) y “Damas del Teatro” (1937), permitiendo, así, que se popularizaran sus restantes metrajes y el star system del momento se pusiera a sus órdenes. Aunque Claudette Colbert ya formaba parte de sus trabajos, a ella se sumaron estrellas como Katharine Hepburn, Ginger Rogers o Gene Kelly para encumbrar aún más una extensa filmografía que se detendría con “Vivir a lo Grande (La Gran Vida)” en 1947, el último largometraje en el que figuraría como director, puesto que en “Venus era Mujer” (1948), de William A. Seiter, ni siquiera aparecería en los créditos.

“Al Servicio de las Damas” es considerada hoy como una de las obras maestras que conforman el patrimonio cinematográfico de Hollywood. Una elegante cinta en la que se evidencia la gran distancia que fluía entre las clases sociales de la época. Mientras el país hace frente a los devastadores efectos que ha causado la Gran Depresión de 1929, Irene Bullock (Carole Lombard), una alocada e infantil chica de la alta sociedad, participa en un trepidante concurso a modo de gymkana en el lujoso Hotel Waldorf Ritz junto a su adinerada familia y amigos. Las pruebas consisten en recoger toda clase desechos entre risas, conversaciones e importantes apuestas. En una de las búsquedas de Irene y su hermana Cornelia (Gail Patrick), encuentran a Godfrey (William Powell) en las orillas del East River, un culto e inteligente vagabundo que ha sufrido las consecuencias económicas de la época. Es perfecto para tal juego de caza, por lo que deciden invitarle al hotel y presentárselo a sus amigos. De esta forma, Godfrey consigue obtener un empleo como mayordomo en la impresionante mansión de la familia, en la quinta avenida de la cosmopolita ciudad de Nueva York. Allí, observará detenidamente la frivolidad hilarante de la clase pudiente, mientras trata de esconder por todos los medios un importante secreto.

martes, 11 de septiembre de 2018

LA PÉRDIDA DEL SENTIDO COMÚN (1999)


Hay cineastas que son mundialmente conocidos por una obra en concreto, a partir de la cual despega su carrera de forma extraordinaria. Sin embargo, en otros casos no existe un consenso claro desde un punto de vista geográfico, crítico, académico, etc. Un ejemplo de ello bien podría ser el director surcoreano Park Chan-Wook, quien logró alcanzar una gran popularidad entre sus conciudadanos con “Joint Security Area (J.S.A.)” (“Gongdong gyeongbi guyeok”, 2000), uno de los primeros blockbusters que surgirían al amparo de la nueva ola. Sin duda, a nivel nacional, se trató de un punto de partida, una “segunda parte” en su trayectoria profesional que esta vez sí le conduciría directamente al éxito. Por otro lado, desde la mirada occidental, somos más proclives a recordarle gracias a su “Trilogía de la Venganza”, especialmente “Oldboy (Oldeuboi”, 2003), convertida a día de hoy en toda una película de culto por varias generaciones que, en cambio, a su vez, entran en conflicto con los cinéfilos más jóvenes, familiarizados con la faceta más universal del realizador a través de “Stoker” (2013) o “La Doncella” (“Ah-ga-ssi”, 2016). 

Sea como fuere e independientemente de su magnífica carrera llena de arriesgados títulos con los que ha navegado entre géneros, desde el thriller, pasando por la comedia dramática, los toques de surrealismo, las historias de vampiros, el cine experimental o el drama de época; existe un Park Chan-Wook totalmente desconocido para la mayoría de nosotros. Tanto su ópera prima, “Moon Is the Sun's Dream” (“Daleun... haega kkuneun kkum”, 1992), como su segundo largometraje, “Threesome” (“Saminjo”, 1997), se esfumaron en manos de un cineasta muy poco satisfecho con sus inicios. Tal es así que en 1999 decidió empezar desde cero, marcando un distanciamiento con estas dos primeras películas a través de un cortometraje que, con el paso del tiempo, adquiere un enorme valor. 

martes, 4 de septiembre de 2018

UN EJERCICIO DE DECONSTRUCCIÓN (1926)


El artista francés Marcel Duchamp se convirtió en uno de los pilares fundamentales del movimiento dada. Con la adquisición de una máquina óptica, comenzó a interesarse por las artes cinematográficas, expandiendo, así, su talento y creatividad más allá del arte moderno y sucumbiendo, como no podría ser de otra manera, a las nuevas tecnologías que empezaban a estar al alcance de unos pocos a principios del siglo XX. Así es como dio vida a “Anémic Cinéma”, aunque nunca la firmó con su nombre, sino con su alter ego Rrose Sélavy. No fue su primer coqueteo con el séptimo arte, puesto que, con anterioridad, filmó a la baronesa von Freytag-Loringhoven y su depilación de pubis, a pesar de que tal metraje acabara estropeándose y sólo pudiese salvarse una pequeña parte de él; y también tuvo tiempo para formar parte de la filmación de “Entreacto”, una de las obras más célebres de su amigo, el cineasta francés René Clair, en donde participa activamente con una partida de ajedrez junto a su compañero artista Man Ray.

Tanto él, que puso a disposición su estudio, como el director de fotografía suizo Marc Allégret ayudaron a Duchamp con la producción de “Anémic Cinéma”, en donde vuelve a rezumar ese erotismo de sus inicios cinematográficos, pero, esta vez, desde un prisma algo diferente. La cinta combina diversos objetos, de los cuales, es destacable la inserción de Rotoreliefs. Una mágica palabra inventada que venía a referirse a los dibujos animados que aparecían en la obra y que se unen tanto a los juegos de palabras que surgen desde el mismo título como a los escenarios que supuran ese atisbo de sensualidad. La dualidad que transpira su alter ego también se traslada a sus imágenes, entre sonidos y frases, que nunca surgen de forma caprichosa, sino como parte del subconsciente del autor. Versos que proceden de diversas fuentes, como de Adon Lacroix, la esposa de Man Ray, y que suponen un elemento más del propio movimiento surrealista.

martes, 14 de agosto de 2018

EN EL CUARTO OSCURO DE LA MENTE (1976)


Independientemente de la perenne controversia que lleva consigo el célebre director y guionista francés Roman Polanski, lo cierto es que es indudable la fascinante filmografía que ha aportado a la historia del cine, compuesta por títulos que siempre permanecerán en nuestra memoria, como “La Semilla del Diablo” (1968) o “Lunas de Hiel” (1992), convertidas en películas de culto con el paso del tiempo. Sin embargo, su vida privada siempre ha ensombrecido su trabajo, ya sea por su reconocido escándalo por violación como por el asesinato de su mujer, la actriz y modelo estadounidense Sharon Tate, y su hijo nonato. Una trayectoria repleta de situaciones extrañas y trágicas, de claroscuros que, en cierta manera, acabó trasladando a su cine, aunque no de forma explícita. Su mirada hacia el exterior se transformó en dramas, comedias satíricas, thrillers que juegan con los sinsabores del terror, erotismo literario, recuerdos históricos o, incluso, aventuras inesperadas. A día de hoy, podría decirse que el cineasta ya se ha enfrentado a todo aquello que siempre ha querido hacer a nivel cinematográfico.

Sea cual sea el género que trate, el universo que construye siempre es diferente a los demás. Prueba de ello es una de sus obras maestras, “El Quimérico Inquilino”, un thriller psicológico basado en la novela “Le Locataire Chimérique”, del escritor y también cineasta francés Roland Topor, que acabó siendo una cinta de culto, a pesar de la frialdad con la que fue recibida por la crítica del momento. Con esta historia participó en el Festival de Cannes de 1976 y obtuvo una nominación a los Premios César un año después, aunque tristemente no obtuvo mayor reconocimiento. Curiosamente, es todo un placer ver cómo el propio Polanski se pone en la piel del protagonista, aunque ésta no es la primera vez que juega a ser un actor más en sus metrajes. Trelkovsky (Roman Polanski) es un hombre tranquilo que acaba de alquilar un apartamento para él sólo en París. Nada más entrar a vivir, la conserje (Shelley Winters) le informa de que la anterior inquilina trató de suicidarse tirándose por la ventana del piso y que, mientras está hospitalizada, sus pertenencias siguen en el interior. Trelkovsky poco a poco le da más importancia a los hechos. Observa sus objetos personales, entrando cada vez más en una espiral que le consume hasta la locura. 

martes, 7 de agosto de 2018

10 CLÁSICOS INDISPENSABLES DEL CINE ESPAÑOL


La historia del cine español está compuesta por un gran número de títulos inolvidables. Cintas que, por mucho que pasen los años, siguen siendo recordadas con el cariño que se merece cualquier obra maestra que se precie. La lista podría ser interminable con la riqueza de este cine clásico, pilar fundamental del que disfrutamos hoy en día y que, por supuesto, engrandece una cinematografía que sigue reinventándose y adaptándose a los nuevos tiempos. Creadores de una marca nacional con la popular “españolada”, surgida de aquella comedia costumbrista y que arrastramos después de tanto tiempo, lo cierto es que seguimos redescubriendo un cine clásico español de gran valor, aunque, por desgracia, una gran parte de él se perdiera durante la Guerra Civil.



1. “EL MISTERIO DE LA PUERTA DEL SOL”, de Francisco Elías (1930)

No es sencillo disfrutar del cine español de las primeras décadas, puesto que, como ya hemos indicado, parte del material se perdió con la Guerra Civil. Sin embargo, el caso de “El Misterio de la Puerta del Sol” es algo realmente relevante. Estamos ante la primera película sonora española y, tan sólo por este hecho, merece la pena su visionado, aunque lo cierto es que su estreno en la época fue todo un fracaso por falta de medios. El productor y director catalán Francisco Elías comenzó su andadura laboral bajo la protección de un Paris puntero a nivel cinematográfico. Aprovechando tales conocimientos, no tardó en crear su primer largometraje, “Los Oficios de Rafael Arcos” (1914) y unas cuantas piezas más de cine mudo de incalculable valor. En este caso, la historia, curiosamente a cargo del empresario Feliciano M. Vitóres, nos presenta a Pompeyo Pimpollo (Juan de Orduña) y Rodolfo Bambolino (Antonio Barber), dos jóvenes linotipistas empleados por el periódico El Heraldo de Madrid. Su sueño siempre ha sido convertirse en grandes estrellas del cine, así que, en cuanto se enteran de que el cineasta norteamericano Edward S. Carawa (Jack Castello) está haciendo pruebas para su próxima película, no dudan ni un momento en presentarse al casting. Sin embargo, nada sale como ellos creían, por lo que, desesperados por participar en su filme a toda costa, deciden planificar un falso asesinato que se complica demasiado. Un drama con toques de humor absurdo que obviamente resulta de gran simpleza narrativa, pero que, en cambio, y siempre desde nuestra propia perspectiva, nos atrapa en los años 30 de una capital en plena ebullición entre fragmentos mudos y otros sonoros. Un archivo histórico digno de admirar que pudo rescatarse, por suerte, en 1995 y que supuso todo un experimento cinematográfico para comprender las grandes posibilidades que podía ofrecer el sonido.

lunes, 23 de julio de 2018

LA NEGACIÓN DEL PASADO (2018)


Kurt Waldheim fue un diplomático austríaco que llegó a la Secretaría de las Naciones Unidas entre 1972 y 1981 y a la Presidencia de Austria entre 1986 y 1992. Un hombre de éxito entregado por completo a la política y al Partido Popular Austríaco que supo ganarse al pueblo a través de sus carismáticos discursos. Sin embargo, y pese a los logros que obtuvo durante su madurez, su juventud estuvo ligada al partido nazi, un controvertido pasado que trató no sólo de negar, sino también de tergiversar. La polémica siempre le persiguió a lo largo de su carrera y, pese a que un comité internacional de historiadores se prestó a investigar la vida de Waldheim entre 1938 y 1945, lo cierto es que no se encontraron evidencias suficientes que permitieran juzgarle por crímenes de guerra. 

Los medios de comunicación internacionales se hicieron eco de este hecho durante años, pero el político nunca estuvo dispuesto a admitir nada de su participación en el nazismo, explicando que su servicio como oficial en el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial era un deber que, durante la época, le obligaba a obedecer a la Austria Alemana. Tal conflicto no hizo sino arrastrar la memoria histórica de su país durante décadas, en las que periodistas e investigadores esperaban cualquier pequeño error en sus discursos para certificar lo que ya era conocido por toda la sociedad. El seguimiento de toda una polémica vida queda recogido en “El caso Kurt Waldheim”, el documental realizado por la directora y guionista austríaca Ruth Beckermann, que ha sido premiado en el DocAviv Film Festival y en el Atlántida Film Fest 2018 con el premio del público.

Con gran experiencia en el cine documental, la autora ha sido reconocida en múltiples ocasiones por sus simbólicos trabajos, desde “Jenseits des Krieges” (1996), sobre los crímenes de guerra de la Wehrmacht; o “Those Who Go Those Who Stay” (2013), sobre las huellas de la inmigración. En sus obras siempre quedan presentes las heridas del pasado, recurriendo a la memoria histórica independientemente del espacio y tiempo que trate. Tras el éxito en festivales de su segundo largometraje de ficción, “The Dreamed Ones” (2016), un título creado bajo su propia productora, Ruth Beckermann Filmproduktion, la cineasta regresó a su zona de confort para retratar la carrera de Waldheim en forma de recordatorio. Una narración sumamente inteligente que rescata un magnífico material de archivo para contextualizar con gran astucia la ambigüedad, la misteriosa sombra del político. 

viernes, 20 de julio de 2018

LA CONMOCIÓN DEL PASADO (2017)


La historia contemporánea de Europa registra una gran cantidad de acontecimientos importantes a lo largo del siglo XX, desde las guerras mundiales, las tensiones diplomáticas, la falta de seguridad internacional, la restructuración constante del mapa continental, etc. Sin embargo, las ambiciones que respaldaban la revolución de Mayo del 68 eran diferentes. Un suceso que trataba de marcar un antes y un después en las vidas del pueblo y que comenzó a través de la movilización de varios movimientos estudiantiles en París. En tan solo dos meses, lograron el apoyo de una gran parte de la población, llegando a producirse la mayor huelga general en la historia de Francia. Sin embargo, estos hechos eclipsaron por completo otros de similares características en diversos puntos candentes del mapa mundial. Todos ellos reunían características comunes, motivaciones similares, protagonistas idénticos y gobiernos que no estaban preparados para hacer frente a la fuerza conjunta de la ciudadanía. 

Por eso mismo, “No Intenso Agora”, el documental del guionista y director brasileño João Moreira Salles, se vuelca por completo en presentar diferentes perspectivas a través de un metraje de 127 minutos, por el que recibió premios por parte de la Asociación de Críticos de São Paulo, el Festival de Cine de Santiago y Cinéma du Réel, sumándose también el premio de la crítica en el Atlántida Film Fest de 2018. No es para menos. El autor reúne un extenso material de archivo que parte de las grabaciones caseras de su madre en su viaje a China durante los años 60. Un inicio personal y muy cercano que le lleva a explicar la atracción que ella sintió ante el exotismo de una tierra tan lejana, por aquellos entonces bajo la batuta del líder de la República Popular China, Mao Tse-Tung. Intercalando tales experiencias de una mujer que surge en pantalla totalmente fascinada por la cultura y sus gentes, el cineasta nos traslada de golpe a Europa para describir los primeros brotes del Mayo francés.

miércoles, 18 de julio de 2018

EL GERMEN DE LA MALDAD (2017)


El director y guionista turco Onur Saylak es más conocido por su faceta de actor en series de televisión que disfrutan de gran popularidad en Turquía. Tras el cortometraje “The Jungle” (2012), que codirigía junto al cineasta Dogu Yasar Akal y con el que logró dos premios, uno en el Festival de Cine Independiente de Berlín y otro en el International Filmmaker Festival of World Cinema de Londres en 2016, se lanzó de lleno a su primer largometraje, “Daha”, un drama basado en la novela del escritor griego Hakan Günday, que trata en profundidad cuestiones como el tráfico de personas y las consecuencias psicológicas que atañe. Tras habiéndose alzado con galardones del East End Film Festival de Reino Unido, del Festival de Cine de Valladolid e, incluso, del Festival Karlovy Vary, la cinta desarrolla una compleja historia que resulta apasionante y perturbadora a partes iguales.

Gaza (Hayat Van Eck) es un joven de 14 años que vive con su padre, Ahad (Ahmet Mümtaz Taylan), en una vieja casa cercana al mar Egeo. Pese a que le gustaría salir de la zona y poder ir a Estambul para continuar sus estudios con el apoyo de los propios profesores, Gaza está sometido a la presión de su padre, quien cree que no necesita seguir en el colegio y que debería unirse a él para formar una empresa. Pero, ¿qué tipo de empresa? Ahad se dedica a recoger a inmigrantes con su furgoneta en plena madrugada, ubicarlos durante varios días en el frío sótano de su casa y guiarlos nuevamente para que entren sin problemas en el país. Gaza se encuentra en una gran encrucijada, forzado a decidir cuanto antes qué futuro desea tener, distanciarse de todo lo que le rodea o convertirse en una víctima más de las circunstancias que han determinado una parte de él.

lunes, 16 de julio de 2018

SOBRE LAS RUINAS DEL ORIGEN (2016)


Si hay algo que caracteriza al ser humano es la facilidad con la que es capaz de odiar a los demás con cualquier excusa. La historia está escrita a base de capítulos manchados de sangre por el simple desconocimiento, inseguridad, extrañeza o rivalidad. Pueblos enteros arrasados por la sencilla razón de tener rasgos diferentes, enfrentamientos por la posesión de tierras, objetos valiosos, etc. Cualquier temor se expandía como la pólvora como parte de un siniestro plan con fines destructivos y, de no ser así, se trataba de experimentar, mostrar la superioridad de unos sobre otros para trazar una pirámide de supervivencia de la que aún quedan rastros.

Ciertos tramos de nuestro pasado siguen quedando en el olvido, otros han sido tergiversados y algunos más nos son prácticamente desconocidos, como es la historia de “Sami Blood”, el primer largometraje de la guionista y directora sueca Amanda Kernell. Con varios cortometrajes a sus espaldas por los que ya recibió atención en reconocidos certámenes internacionales, su ópera prima no podía ser menos. Ha logrado alzarse con una gran variedad de premios en festivales de Göteborg, Luxemburgo, Seattle, Santa Bárbara, Tokio o, de forma destacada, Venecia, en donde Kernell obtuvo el premio Fedeora al mejor director novel y el Label Europa Cinema. 

Elle Marja (Maj-Doris Rimpi) regresa a su Laponia natal para acudir al funeral de su hermana Njenna. El tiempo ha transcurrido demasiado rápido, pero aquella tierra sigue siendo parte de ella, aunque reniegue. A su llegada, su familia trata de arroparla para que se sienta cómoda entre ellos, pero Elle Marja prefiere aislarse y pedir una habitación en otro hotel distinto. Necesita estar sola, regresar en su mente a un pasado ya lejano. Así es como nos trasladamos a la Laponia sueca de los años 30, en donde el pueblo sami no sólo es sometido por Suecia, sino que, además, es repudiado por la sociedad de la época. Elle Marja (Lene Cecilia Sparrok) y Njenna (Mia Erika Sparrok) acuden a un internado femenino, pese a que la pequeña no es capaz de adaptarse aún a las normas. La profesora Lärarinnan (Hanna Alström) les ayuda a asimilar la identidad sueca para la que Elle Marja posee una gran facilidad. Por eso mismo, será la encargada de recibir una misteriosa visita. La felicidad de la joven se trastoca cuando debe desnudarse ante un fotógrafo, encargado de tomar medidas de los rasgos de su cabeza y rostro. Elle Marja dejará atrás su actitud sumisa para plantearse seriamente la posibilidad de marcharse al sur del país y continuar, así, con su educación.

viernes, 13 de julio de 2018

EXPERIMENTOS CON LA IDENTIDAD (2017)


El director francés Bertrand Mandico es más conocido por su extensa aportación de cortometrajes en los que se juega con la experimentación artística, un elemento que ha querido plasmar igualmente en su primer largometraje, “The Wild Boys”. Esta ópera prima rezuma claras influencias de las vanguardias, especialmente del surrealismo, para radicalizar la identidad de género. Sin duda alguna, es imposible que su debut pase desapercibido entre la audiencia gracias a la originalidad, picardía y descaro con la que se desarrolla su trama. La ambivalencia juega un papel muy importante en los personajes de Romuald (Pauline Lorillard), Jean-Louis (Vimala Pons), Hubert (Diane Rouxel), Tanguy (Anaël Snoek), Sloane (Mathilde Warnier), cinco jóvenes rebeldes que llevan sus travesuras al extremo. Tras cometer un crimen y ser sometidos a un juicio del que trataron de salir airosos a base de mentiras, sus familiares deciden entregarles al Capitán (Sam Louwyck) con el fin de que les haga cambiar de actitud. Este les arrastrará a su viejo barco, en el tendrán que trabajar en equipo y vivir en condiciones adversas. Sin embargo, tras un intento de motín, acabarán desembarcando en una extraña y placentera isla en la que los cinco protagonistas se verán totalmente transformados.

La violencia inicial que se nos presenta queda desmerecida, en parte, por la evidente influencia de la mítica “La Naranja Mecánica” (1971), de Stanley Kubrick. Sin embargo, poco a poco se difumina entre el onirismo, la sensación pesadillesca que envuelve tal historia y la cada vez más presencia de connotaciones que van más allá del aparente ámbito sexual. Su trazo experimental se extiende con buen pulso a lo largo de los 110 minutos de metraje, forjando un retrato transgénero en forma de crítica social. La femineidad termina campando a sus anchas hasta encumbrar un clímax de diferentes colores. Las emociones extremas se adueñan de los jóvenes, explotando en la diversidad, en la resignación del cambio, en la aceptación de nuevas circunstancias, de nuevos seres que renacen. Encontramos una fuerte negación de quien se termina escondiendo, siendo abandonado a su suerte.

miércoles, 11 de julio de 2018

LA TRANSFORMACIÓN DE MIA (2017)


La adolescencia. Maldita adolescencia. Pocos pueden decir que ha sido la mejor etapa de sus vidas. Los cambios de actitud. Querer ser mayor, dejar la infancia atrás, pero sin adquirir las responsabilidades de adulto. Sentir cómo tu cuerpo se transforma en un ser extraño, repleto de hormonas que dominan tu existencia, con más pelo, más granos. Ver que tus padres son una auténtica molestia en tu día a día, que si las notas, que si las amistades, que si no haces los deberes, que si sales demasiado. Eso te lleva a no soportar a absolutamente nadie, excepto a tus amigos, lo que más valoras. Ellos están por encima de todo, incluso, de ti mismo. El sentido de pertenencia te dirige, buscando siempre ser aceptado por otros, tomando excesiva importancia las opiniones de los demás, que parecen finalmente definirte. 

La actriz, directora y guionista suiza Lisa Brühlmann utiliza esta inseguridad para crear su primer largometraje, “Blue My Mind”, el retrato de una nueva generación que en lo más profundo no dista de otras tantas. Con varios premios obtenidos en el Zurich Film Festival y los Premios de Cine de Suiza, la cinta explora esta etapa en la vida de Mia (Luna Wedler), una adolescente de 15 años que se traslada con sus padres a las afueras de Zurich. La distancia con sus progenitores es cada vez más grande y ahora, además, debe afrontar el primer día en su nuevo instituto. Allí conoce a Gianna (Zoë Pastelle Holthuizen), una compañera de clase bastante rebelde. Mia necesita ser menos tímida, por lo que se acerca a ella y a su grupo de amigos para pedirles un cigarro. Poco a poco acaba integrada en el grupo, convirtiéndose en una persona que no quiere ser, guardando secretos inconfesables, llevando a cabo acciones para sentirse integrada, teniendo comportamientos fuera de lo común y todo ello bajo la amenazante sombra de la transformación de su propio cuerpo.

lunes, 9 de julio de 2018

LA HERENCIA DE UN OSCURO PASADO (2016)


Durante 6 años, entre 1964 y 1970, el vampiro Zagłębie campó a sus anchas por las ciudades polacas de Będzin, Zagłębie Dąbrowskie y Alta Silesia, en la zona sur del país. Nada menos que catorce mujeres cayeron entre sus garras, aunque posteriormente también fue acusado de seis intentos más de asesinato. Sin embargo, no existían pruebas al respecto. Su caso fue uno de los más controvertidos y mediáticos de la historia de Polonia, especialmente por haber matado a la sobrina de Edward Gierek, por aquel entonces líder del partido comunista de Alta Silesia. Finalmente, fue sentenciado a muerte en 1975 y se cumplió su ejecución dos años después en la ciudad de Katowice. El tiempo transcurrió, encumbrando a los héroes que consiguieron detener a tal monstruo, pero aquella loable hazaña acabó convirtiéndose en un pesado lastre en la memoria histórica de Polonia.

El director y guionista de cine y televisión polaco Maciej Pieprzyca retrata uno de los capítulos más bochornosos de su país en “I’m a Killer”, un atractivo thriller que ha obtenido importantes reconocimientos, tanto nacionales, en los certámenes y Premios de Cine de Polonia; como internacionales, alzándose con el galardón al mejor director en el Festival de Shanghái. El policía Janusz Jasinski (Miroslaw Haniszewski) pasa de ser un "don nadie" a encargarse totalmente del caso del vampiro Zagłębie. La presión de lograr cazar al asesino se hace cada vez más pesada, transformando irremediablemente a un hombre convencional en pura desesperación. Una marioneta demasiado consciente de la situación que torna en héroe cuando no es más que un diablo, ahogándose en el infierno de un presente que pronto se convertira en la bochornosa vergüenza de su pasado.

martes, 3 de julio de 2018

SOLEDAD, SUFRIMIENTO, LOCURA (2017)


27 de febrero de 2009. El joven Benjamin Feller, de 18 años, decide acabar con todo, con la vida que conocía, para cometer un atroz crimen y emprender, así, un destino oscuro y siniestro. Sin embargo, antes de llevar a cabo su plan, escribe detalladamente cómo asesina a sangre fría a sus padres para entregarle el diario a su profesor de francés. Una terrible noticia en la que se basa la directora y guionista franco-suiza Ursula Meier para crear “Diario de mi Mente”, la obra que forma parte del proyecto “Ondes de Choc”, inspirado en impactantes noticias acontecidas en Suiza que son plasmadas en imágenes por cuatro cineastas nacionales. En esta ocasión, Benjamin (Kacey Mottet Klein) retrató cada uno de sus pensamientos a lo largo de un año, un ejercicio que su profesora Esther Fontanel (Fanny Ardant) creía que sería una gran experiencia para sus alumnos al darles la oportunidad de expresar sus emociones a través de un papel. Sin embargo, cinco días antes de disparar a sus progenitores, el adolescente llegó a plantearse seriamente la posibilidad de cambiar su futuro. 

Tras llamar a la policía, Benjamin ingresa en la cárcel, iniciando un eterno proceso hasta su juicio, también interminable para la maestra, interrogada sucesivamente para sembrar la duda en su labor profesional. ¿Acaso no conocía las intenciones del joven si le entregaba periódicamente sus escritos?, ¿no podía haber hecho absolutamente nada ante tal catástrofe?, ¿es posible que, después de tantos años de carrera, no sirva para guiar a sus alumnos?, ¿tal vez ella le impulsó a cometer el crimen? El juez Mathieu considera fuertemente estos interrogantes, pero Fontanel se ve en la inmensidad de un mar de dudas que ni siquiera tienen una contestación fiable.

viernes, 29 de junio de 2018

EXPERIENCIAS ENTRE BASTIDORES (2016)


Viaje nocturno en autobús, intentar dormir en una pequeña cama con el cuerpo bien orientado para evitar grandes percances en caso de que hubiera un accidente, llegar a una nueva ciudad, realizar varias entrevistas, montar todo el equipo, tocar dos horas de concierto, desmontar otra vez todo el equipo, acudir a una post-party, subir otra vez al autobús y, una vez más, poner rumbo a la siguiente ciudad para repetir todo el proceso. Así parece ser el día a día de la popular banda británica de rock alternativo Wolf Alice durante una intensa gira por las principales ciudades de Reino Unido. Una extenuante experiencia que el famoso director y guionista Michael Winterbottom retrata en su película “On the Road”.

Con una nominación en el Festival de Berlín de 2017 y, curiosamente, considerada la mejor obra del cineasta por una parte de la crítica, lo cierto es que la cinta recuerda excesivamente a otras anteriores de su filmografía, como bien pudiera ser “9 Songs” (2004), galardonada con el premio a la mejor fotografía en el Festival de San Sebastián. Su parecido es más que evidente. Por un lado, su antecesora tomaba como escenario la música para trabajar con una relación amorosa entre dos jóvenes, mientras que, en esta ocasión, ambas tramas se combinan de forma más equilibrada. Tal vez, podría decirse que todo aquello que fallaba en la primera, se ha pulido en la segunda. Sin embargo, esto también juega en su contra, puesto que la originalidad y frescura que se respiraba en “9 Songs”, de repente ya no la encontramos en “On the Road”

Precisamente por ello, no nos engañemos. Es complicado afirmar lo que otros dicen cuando existe una evidente conexión entre ambos largometrajes. Por tanto, una vez más, ésta tampoco pertenece a esa exquisita selección de obras maestras del realizador, como es el caso de “24 Hour Party People” (2002), que casi roza el culto. Por supuesto, ésto no significa que estemos ante un pésimo trabajo. Al contrario, transmite más de lo que a simple vista parece, aunque muy posiblemente los amantes de Wolf Alice se sientan más eclipsados por esta experiencia, mucho más disfrutable para ellos que para quienes desconocen o no sienten mucho agrado por la música de este grupo. Por supuesto, este es el riesgo que corre “On the Road”, al tratarse de ese tipo de producciones que suelen acotar el interés del público, por lo que resulta loable el riesgo con el que el autor encara tal proyecto.

miércoles, 27 de junio de 2018

LA VIOLENCIA DEL LUJO (2018)


Controvertida, sin duda, fue la presentación en Sundance de la obra de la directora sueca Isabella Eklöf, “Holiday”, una coproducción entre Dinamarca, Holanda y Suecia que, para muchos, rebasaba los límites de una ficción. Sea una opinión exagerada o no, lo cierto es que la cinta no pasa desapercibida, dejando una fuerte impresión en quien se adentra en el paradisíaco ambiente de Bodrum, en Turquía, lugar en el que se produce un cambio en la vida de Sascha (Victoria Carmen Sonne). Con guion a cargo de Johanne Algren y la propia cineasta, la historia se sumerge en la violencia y abusos entre personajes que sirven para marcar bien el poder de quien somete, bien la pasividad de quien funciona como una especie de trofeo.

La joven Sascha se siente feliz por llegar por fin a su destino vacacional, en donde se reunirá con su novio, Michael (Lay Yde), el jefe de toda una red de tráfico de drogas que pretende disfrutar de las playas turcas junto a algunos de sus trabajadores. Sascha queda sometida ante su presencia, cumpliendo con los deseos de su pareja en todo momento hasta la llegada de Thomas (Thijs Römer), un empresario holandés que se acerca con gran simpatía a la chica. La vida de los tres cambia totalmente, desatando nuevas afinidades, celos, agresividad, accidentes, palabras dolientes y silencios incómodos para desembocar en un final inesperado que acaba normalizando la tensa situación.

Eklöf presenta un trabajo en el que la violencia campa a sus anchas desde el primer instante. Desarrollada a fuego lento y con un pulso narrativo de lo más acertado, la trama parece transmitir una sensación de pasividad extrema en su primera mitad. Sin embargo, pareciera toda una preparación psicológica para lo que nos espera en los restantes minutos del metraje. Sasha se deja engañar por el lujo con el que cubre su frustración, una vida sucumbida a la desgracia abocada al más absoluto fracaso. Pero ¿por qué debería salir algo bien? Precisamente, su rutina se rompe con la presencia de Thomas. ¿Es, acaso, él su única oportunidad de salir del oscuro pozo en el que permanece encerrada? Sasha es más consciente que nunca de que un nuevo horizonte podría presentarse gracias a la afable personalidad de Thomas, pero no todo es tan fácil como debería ser.

lunes, 25 de junio de 2018

RUMORES Y FANTASÍAS DE UN PRÍNCIPE (2017)


Hay quienes nacen con estrella, con un destino que asciende directamente a los cielos de la fama, pero, tras ello, se esconden grandes historias, horas de metrajes que van más allá de los clásicos biopics y que tratan de destapar la vida real de quienes se escondían tras nombres poderosos, nombres que, ya de por sí, eran una marca de éxito. Pocos conocen la realidad de Michał Waszyński, un director, productor y guionista polaco que creía en la auténtica magia del cine por encima de todo, pero cuya realidad estaba construída a base de rumores creados a su alrededor y fantasías asimiladas por él mismo. Un profesional del séptimo arte que aglutinó casi 40 largometrajes en su filmografía y que se hacía llamar el Príncipe Waszyński. Sin embargo, más allá de esta faceta popular, se encontraba el verdadero Moshe Waks, de origen judío, que comenzó su aventura en Varsovia tras ser expulsado de la comunidad en la que creció por su ferviente inquietud por la existencia de demonios. 

Durante sus años en la capital polaca, Waks pudo cumplir uno de sus sueños, debutar en la dirección con la película “The Dybbuk” (1937), que, aunque no cosechó buenos resultados, acabó desvelando más de sí mismo de lo que le hubiera gustado. Es más, su ópera prima causó un gran revuelo en el gobierno nazi, sembrando una gran controversia y, por supuesto, siendo perseguida para su prohibición. A pesar de que tan sólo se trataba de una adaptación de una famosa ópera, la pieza trataba cuestiones sobre el judaísmo y la brujería, todo un delicioso manjar para el apetito voraz de la censura. Obra y director dan título al documental de los cineastas polacos Elwira Niewiera y Piotr Rosolowski, “El Príncipe y el Dybbuk”, una coproducción polaco-alemana de poco más de 80 minutos que concentra los años más importantes de esta personalidad y que logró alzarse con un galardón en el Festival de Venecia de 2017.

martes, 12 de junio de 2018

ADÁN, EVA, DIOS Y OTRAS COSAS DEL MONTÓN (2015)



Existen muchos títulos centrados en el constante deseo del hombre por jugar a ser Dios, una cuestión cada vez más actual. El género de ciencia ficción recoge asombrosas construcciones de androides, que, con el tiempo, son más cercanas a nuestra imagen o, incluso, llegan a superarla. Más allá de la apariencia física, el género nos trae una inteligencia casi sobrenatural con personajes humanos que ansían poder, dotar de independencia emocional a sus pequeñas creaciones. Apenas existen diferencias entre nosotros y las nuevas máquinas que se nos presentan, revolucionando un género que necesitaba una fuerte inyección para volver a la vida. Por supuesto, todo este avance no puede evitar calmar ciertos miedos que el cine nos ha inyectado desde hace décadas, como el hecho de que posiblemente este tipo de tecnología no sólo nos supere, sino que, además, pueda provocar nuestra autodestrucción.

Jugar a ser Dios puede facilitarnos nuestro día a día, pero el séptimo arte nunca olvida que también puede ser algo arriesgado. Esto nos lleva a revisar el largometraje "Ex Machina", la ópera prima del director británico Alex Garland, un inicio en la dirección casi por todo lo alto y recompensado como tal, puesto que la obra se alzó con múltiples premios, desde el Oscar a mejores efectos visuales en 2015 hasta el gran reconocimiento de la crítica a través de galardones de diversas asociaciones. Precisamente, a pesar de su gran debut, Garland era más conocido por su faceta de guionista, respaldando títulos indispensables como la adaptación cinematográfica de "Nunca Me Abandones" (Mark Romanek, 2010), la novela del escritor Kazuo Ishiguro; o "28 Días Después" (Danny Boyle, 2002), en cuya secuela dejó atrás la escritura para convertirse por primera vez en productor. Sin duda, el autor acierta totalmente en sus proyectos, demostrando una gran debilidad por el género de ciencia ficción, como se demuestra en su segunda cinta, "Aniquilación" (2018), una coproducción británico-estadounidense más para la que volvió a rodearse de un reparto sobradamente reconocido como Natalie Portman, Oscar Isaac o Jennifer Jason Leigh.

martes, 5 de junio de 2018

LA ESPADA DE 9MM (1999)



"Ghost Dog: el Camino del Samurái" es otra de las siempre peculiares producciones del cineasta independiente Jim Jarmusch, uno de los autores contemporáneos más importantes en cuanto a cine de autor se refiere. Sin embargo, está claro que el inigualable director estadounidense nos ha permitido grabar en nuestras retinas obras mucho más señaladas, como los encuentros de "Coffee and Cigarettes" (2003), el vampirismo de "Sólo los Amantes Sobreviven" (2013), la irreverente biografía documental de Iggy Pop "Gimme Danger" (2016) o, incluso, el arte de la poesía en "Paterson" (2016).

Al igual que había hecho en “Dead Man” (1995), Jarmusch retoca un género clásico en su película, aunque en este caso, da un paso más allá y se arriesga con dos: el cine de samuráis y el de mafiosos. Sin embargo, es bien cierto que el largometraje carga más su peso sobre uno de ellos, pues el mundo ficticio de los samuráis está mas presente de una manera implícita a través del personaje central y de las numerosas referencias indirectas que a él se hacen, mientras que los tópicos del cine de mafias son los que más o menos hacen que la historia se desarrolle y tome fuerza. La misma es la siguiente: un asesino afroamericano y firme creyente del código y la filosofía samurái (hagakure), llamado Ghost Dog (Forest Whitaker), es el encargado de “sacar la basura” de Louie (John Tormey), un mafioso de segunda atrapado en la red de lealtades que supone el código de la familia, con la que no necesariamente coincide en algunas de sus decisiones. A raíz de uno de estos asesinatos con los que él está en desacuerdo, Ghost Dog expone su cara a la hija del jefe de Louie, lo que acaba provocando que ahora el asesino sea el objetivo.

martes, 29 de mayo de 2018

LOS INDIES TAMBIÉN QUIEREN SU CIENCIA FICCIÓN (2014)



El cineasta estadounidense William Eubank apenas posee un par de largometrajes bajo su batuta, ya que su carrera profesional parte más de su faceta como director de fotografía. Al respecto, por sus manos han pasado películas de acción, thrillers e, incluso, alguna un poco más siniestra y terrorífica, como "Wreckage" (John Asher, 2010). Son embargo, no fue hasta 2011 cuando Eubank se lanzó de lleno a construir su propia filmografía, partiendo de un drama en clave de ciencia ficción llamado "Love", sobre la solitaria supervivencia de un austronauta. Al igual que en este caso, su segundo trabajo,  "La Señal", se mantiene en su zona de confort, jugando con las claves del mismo género.

Nic (Brenton Thwaites), su novia Haley (Olivia Cooke) y su mejor amigo Jonah (Beau Knapp) son tres estudiantes que investigan el rastro de un hacker. Mientras viajan por carretera, tratan de localizar a un genio informático que, en el pasado, logró acceder a los sistemas del MIT, evidenciando, así, los problemas de seguridad que tenía la organización. Sin embargo, tras conocerse, todo cambia. Nic no es capaz de localizar a sus compañeros, pero, además, se encuentra siendo interrogado por el Dr. Wallace Damon (Laurence Fishburne). Entre ellos surge una batalla de ingenio, mientras el protagonista trata de dilucidar qué es lo que ocurre, dónde están sus amigos y cómo puede liberarse.

Tanto en "Love" como en "La Señal", Eubank demuestra tener mucho talento para crear climas y mantener el suspenso. Sin embargo, y pese a los esfuerzos por crear una obra más redonda que su ópera prima, lo cierto es que su trama de fondo guarda grandes similitudes, que se hacen cada vez más evidentes a medida que avanza el metraje. Tras 95 minutos de diálogos brillantes y una tensión que aumenta lentamente, pero con buen pulso, nos damos cuenta de que uno de los problemas que esta segunda cinta posee es su clímax. Así es, no termina siendo tan satisfactorio como cabía esperar, simplemente porque no contesta todas las preguntas planteadas en su argumento. Aún con ello, la película es lo suficientemente intensa, inteligente e interesante como para ganarse una recomendación en esta época en donde abundan las mediocridades y las ideas refritadas.

martes, 22 de mayo de 2018

LA ERA DEL VAPOR (2004)


Katsuhiro Ôtomo es uno de los dibujantes de manga y directores y guionistas de anime más célebres que tenemos. Pudimos disfrutar de su talento gracias a una de las obras de animación más importantes y toda una cinta de culto, "Akira" (1988), con una historia futurista de lo más apocalíptica. Tras la presentación de ésta, la que fuera su tercera película, el cineasta quiso experimentar con el cine de ficción "de carne y hueso", creando "World Apartment Horror" (1991), en la que fusionaba la presencia de la yakuza con el terror sobrenatural e, incluso, ciertos toques de comicidad. Sin embargo, tras esta experiencia, regresó a su zona de confort para ofrecernos más animación a través de pequeños cortometrajes de gran esencia, como "Carne de Cañón" (1995), incluido en "Memories" (1995), una colaboración en la que también participaban los directores Koji Morimoto y Tensai Okamura.

Algunos cortometrajes más engrosaron una filmografía por la que el tiempo transcurría a la espera de uno de sus célebres largometrajes. Es entonces cuando, en 2004, vería la luz "Steamboy" a modo de desfile visual de hipnótica belleza. Dando lo máximo de sí mismo, Ôtomo se lanzaba de lleno en un proyecto del que resultaría una labor técnica tan apabullante y magnífica que su narración quedaría en un segundo plano. Tanto es así que cada minucioso detalle queda plasmado de forma asombrosa en la que supone, todavía a día de hoy, una cinta indispensable para todo amante del género que se precie. De pasmosa complejidad, el imaginario que el autor concibe es cada vez más infinito, con una perfección pocas veces vista para un espectador que, a ciencia cierta, se asombrará del impactante trabajo de todo un artesano de la animación.

Contextualizada en plena Inglaterra victoriana, la historia nos presenta a un joven inventor, Ray. Su abuelo, Lloyd, un gran científico, le entrega una misteriosa bola metálica que conducirá a Ray a emprender la aventura más excitante de su vida. El valor del regalo que le ha dado su abuelo esconde profundos secretos que despertarán la codicia de ciertas organizaciones que poseen un gran poder, tanto para bien como para mal, por lo que el protagonista debe discernir quiénes son de fiar en una extensa batalla que se desarrollará en todos los ámbitos, tierra, mar y aire, convirtiéndose finalmente en un arriesgado camino a la madurez y al descubrimiento de uno mismo.

miércoles, 16 de mayo de 2018

EL ARTE DE LO HÚMEDO (2001)

Dirigida por el veterano director y guionista japonés Shôei Imamura, el argumento nos traslada a una situación actual en la que podemos creer que nos están llevando a un drama más que masticado y deglutido una y otra vez, pero nada más lejos de la realidad. Su autor ya nos trajo hace bastante tiempo la maravillosa “Dr. Akagi” (1998), cinta con la que guarda alguna que otra similitud. “Agua Tibia Bajo Un Puente Rojo” apenas obtuvo la atención del circuito de festivales internacionales. De hecho, aunque logró formar parte de la sección oficial del Festival de Cannes, se alzó con un único premio en el Festival de Chicago gracias a la labor interpretativa del popular actor Kôji Yakusho, que encarna a uno de los dos intensos personajes que protagonizan esta obra.

Yosuke Sasano (Kôji Yakusho) tiene 40 años. Es un hombre humilde cuyo destino cambia al perder su trabajo y ser abandonado por su esposa. Toda su seguridad y su vida caen en lo más profundo de un pozo. Un día, un vagabundo le cuenta una vieja historia en la que revela que mantiene escondido un Buda de oro que robó de un templo situado en Kioto. Sin pensarlo demasiado, Yosuke marcha en busca de ese valioso objeto hasta llegar a una lejana casa al lado de un puente rojo. En su aventura, no encuentra rastro alguno de ese Buda, pero si aparece ante él Saeko Aizawa (Misa Shimizu), una atractiva y enigmática mujer que posee la habilidad de hacer crecer a las flores. Por su cuerpo es capaz de correr el agua, pero también inyecta esperanza en la vida de Yosuke.

Una historia de amor única, lírica, diferente, intensa, sexual, atrevida. Siguiendo la esencia de este tipo de cinematografías, Imamura se centra en explorar su propia narración con la máxima profundidad posible a través de metáforas, creando, en definitiva, pura poesía convertida en imágenes hipnóticas. Con cierto aire semidocumental, el metraje, de dos horas de duración, se transforma en un auténtico sueño de gran belleza marítima en forma de un cálido letargo casi invernal. Por supuesto, los espacios naturales adornan con gran acierto una narración colmada de sentimientos, emociones que, en alguna ocasión, se transforman en violencia e intensa sexualidad entre sus misteriosos personajes.

lunes, 7 de mayo de 2018

TECNOLOGÍA PARA EL BIENESTAR (1991)

No solo "Los Simpsons" predicen el futuro. Llegada a nuestro país gracias a Manga Video, esta cinta nos muestra una situación que nunca ha podido ser más veraz, sincera y humana. "Roujin-Z" la obra del director Hiroyuki Kitakubo, no es el clásico telefilm dramático-social de la hora del café ni pretende sacarle la lágrima fácil a nadie. Es una excelente mezcla de drama y comedia, con mucha acción y un ritmo trepidante a medida que arranca la trama. El guionista japonés Katsuhiro Ôtomo realiza una mordiente crítica a la sociedad, centrada en dos aspectos. Por un lado, la dejadez de las familias y el gobierno hacia la tercera edad, siendo los abuelos vistos como un estorbo, sin apreciar todo aquello que la cultura tradicional (en este caso, la nipona) veneraba en las personas mayores; por otro, la escalada tecnológica que, con el pretexto de facilitar la vida de sus ciudadanos mediante la tecnología y la robótica, no hace sino alejar a las personas, obligándolas cada vez más a necesitar de un medio tecnológico para comunicarse con otra gente o simplemente dejándolas a merced de máquinas.

Durante sus escasos 80 minutos de metraje, asistimos a una historia protagonizada por el señor Takazawa, un anciano que desconoce totalmente que ha sido reclutado por el Ministerio de Sanidad. La finalidad de esta acción es la de formar parte de un experimento que, supuestamente, busca el bienestar de la tercera edad y mejores en su asistencia. Para ello, se crea el proyecto Z-001, una cama mecánica que viene equipada por una supercomputadora gubernamental y que debe conectarse al cerebro del paciente para conocer cuáles son sus necesidades. De tal forma que, con esta información, pueda proporcionarle todo lo que requiera al momento. Todo un revolucionario sistema que ha terminado por conquistar a la sociedad, pero del que, en cambio, desconfía Haruko, la enfermera del señor Takazawa.

martes, 24 de abril de 2018

TU AMIGO, EL CARNICERO (1998)

Cuesta mucho comenzar a hablar del director argentino Gaspar Noé sin caer en una sola palabra: dureza. Su filmografía invita a vivir experiencias únicas, inolvidables, pero también trata de dejar una hiriente huella en nuestra mente, incapaz de ser borrada ni siquiera con el paso de los años. Las desgarradoras historias que el cineasta relata en sus obras no sólo han despertado controversia a su paso, sino que, además, han servido para mostrar nuestro lado más perverso, inhumano y aterrador, ese otro "yo" que permanece en la oscuridad. Por eso mismo, su cine nunca ha sido plato de buen gusto, convirtiéndose en un autor del "horror" más crítico, de la "hiperviolencia" más espeluznante, de imágenes y hechos que cosiguen abrirnos en canal de la manera más dolorosa y de personajes perturbadores que viven torturados en un contexto excesivamente real. El inconfundible retrato de la sociedad en la que vivimos siempre es extremo. Recordemos la envolvente destrucción de "Irreversible" (2002), los excesos en la nocturnidad de un exótico Tokio en "Enter The Void" (2009) o la irremediable deriva de "Love" (2015).

El Carnicero (Philippe Nahon) es el gran protagonista de "Sólo Contra Todos", ambientada en plena década de los 80. Debe hacerse cargo de su hija (Blandine Lenoir) tras ser abandonado por su mujer. Con la llegada de la primera menstruación de la niña, él malentiende la situación, pensando que, en realidad, ha sido violada. Desde ese momento, comienza una búsqueda violenta por el culpble de tal fechoría. Ésto provoca que su visión de la sociedad sea totalmente negativa, ya que considera que todos los que le rodean se han vuelto en su contra. Podría parecer exagerado o tergiversado, pero lo cierto es que ésta es la cruda realidad. La mente perturbada del Carnicero se vuelve cada vez más inestable, hasta el punto de extrapolar su desesperación y llegar a creerse que, incluso, los inmigrantes y homosexuales están destruyendo su país.