jueves, 8 de octubre de 2015

LA SENSUALIDAD DEL PLÁTANO (1964)

Andy Warhol, uno de los artistas más polémicos del siglo XX, que posee multitud de fanáticos como detractores. Sus coqueteos con el cine son bien sabidos, pero más que un cineasta al uso, sus piezas se centraban más en el ámbito experimental, en extractos que realizaba junto a sus más allegados, aquellos bohemios con ansias de fama que se acercaban cegados por el brillo de la estrella del momento, uno de los iconos del pop-art de los años 60. Su cámara era una especie de espectador teatral que, ante sus ojos, observaba desfilar a personas que seguían las directrices del propio Warhol

“Mario Banana” es un metraje dividido en dos partes de aproximadamente 3 minutos cada una. No es su primer trabajo, pero, a lo largo de sus poco más de 6 minutos de duración, veremos uno de los elementos más famosos utilizados por el artista: un plátano. Tan sólo tres años después, el autor crearía, gracias a esta fruta, una de las portadas de discos más simbólicas desde el punto de vista artístico, la de “The Velvet Underground & Nico”, el primer álbum de la mítica banda estadounidense The Velvet Underground

Para esta ocasión, el artista retrató a Mario Montez, uno de sus actores fetiche que adquirió popularidad en la escena underground del Nueva York de los años 60 y 70. La cinta, rodada en 16mm, no puede llegar a ser más sencilla, puesto que simplemente vemos al actor comerse, poco a poco, un plátano de forma seductora. La cámara encierra, en primer plano, el rostro del protagonista, que se muestra sugerente, cómodo, al tiempo que su mirada nos va adentrando en la complicidad de un acto que va más allá de degustar la comida. Ataviado con una peluca algo alborotada, un brillante tocado y un llamativo collar, se crea un aura dramático y teatral para acabar representando una burda metáfora de una felación. 

Mientras que la primera parte permite ver a Montez a color, la segunda se concentra en el blanco y negro con una fuerte exposición de la imagen. El personaje pela la fruta, la muerde, mastica y chupa una y otra vez para su disfrute, siempre mirando a la cámara, haciéndonos testigos y partícipes de su acción. “Mario Banana” es una especie de prueba que experimenta con la pornografía, pero nunca va más allá, nunca profundiza, quedando relegada a un mero ejercicio más de Warhol y sus amigos, aunque, eso sí, posea un mayor interés, por su contexto y la posible reacción del espectador de entonces, en comparación con otros de sus trabajos en los que únicamente vemos cotidianidad hasta la extenuación, como sucede en "Sleep" un año antes, en el que el cineasta realizaba una toma de John Giorno durmiendo durante 5 horas y 20 extenuantes minutos.



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