miércoles, 19 de mayo de 2021

ENTRE LAS CENIZAS DEL FUEGO (1912)

Segundo de Chomón pasó a la historia del cine como la primera figura internacional de la cinematografía española y, al mismo tiempo, el precursor de las bases de la industria del cine en Barcelona. Natural de Teruel, el reconocido cineasta está a la altura de los padres del cine narrativo como Georges Méliès o Alice Guy gracias a su talento técnico, que desplegó en todos los sentidos a través del gran número de piezas que nos ha dejado como herencia. Tras descubrir en París el invento que cambió por completo su vida, el cinematógrafo; y crear una patente con el “Pathécolor” para precisar mejor el coloreado de los fotogramas, Chomón se lanzó a trabajar tras las cámaras con obras documentales como “Bajada de Monserrat” (1901) o el retrato de una inolvidable cineasta en “Loie Fuller” (1902), pero no tardaría en realizar una inmersión también en la ficción con los célebres primeros metrajes como “El hada primavera” (1902), “Gulliver en el país de los gigantes” (1904) o su especialmente reconocido “El hotel eléctrico” (1908)

A su vez, Chomón combinó inteligentemente las tendencias cinematográficas parisinas con los avances narrativos de la brillante Escuela de Brighton, adoptando toda novedad, mientras seguía ejerciendo como operador de cámara para Pathé. Entre los trabajos que recordamos hoy, podemos encontrar “Metamorfosis” (1912). No se trata de una de sus obras maestras ni tampoco una de sus piezas menores, pero estamos ante un metraje que facilita acercarse a la figura de Chomón. Esa magia creada a partir de los trucajes, nos revela la destrucción de varios objetos que, al mismo tiempo, vuelven a formarse, forjando un escenario fantástico e inesperado, que tan solo es presentado por una especie bruja o maestra de ceremonias, encarnada por la actriz France Mathieu, a la que pocas veces hemos tenido la oportunidad de ver, salvo muy escasas piezas del cineasta, como “Transformations amusantes” (1909), “Jeux de fées” (1909) y “El iris fantástico” (1912).

jueves, 6 de mayo de 2021

LA NOSTALGIA DEL BRITPOP (2016)

Por todos es sabido que los británicos se enorgullecen de la gran aportación que han hecho y siguen haciendo a la historia de la música. Pasear por las calles de Londres y mirar los escaparates de muchas tiendas es el claro reflejo de este sentimiento y es que el merchandising de bandas como The Beatles, The Who, Queen, Pink Floyd, Led Zeppelin o The Rolling Stones abunda por todas partes, convertidos en símbolos de gran valía que marcaron a varias generaciones y aglutinaron a miles de seguidores por todo el mundo. Sus canciones son himnos, forman parte de nuestros recuerdos y así seguirá siendo por mucho tiempo que transcurra. Son talentos únicos, surgidos siempre en complicados contextos culturales, que han expandido su influencia por toda Europa, creando, incluso, nuevos estilos musicales.

La década de los 90 nos descubrió el grunge desde Estados Unidos, pero en Europa llegó enseguida el britpop entre el oleaje de música electrónica y los hits momentáneos del eurodance. Desde los primeros años, el movimiento de la “Cool Britannia”, como solían denominar a este fenómeno los medios de comunicación ingleses, se nutrió de grupos como Suede, Elastica, The Verve, Pulp o Supergrass, entre otros muchos. De hecho, tanta popularidad y oferta no podía traer más que rivalidad entre legiones de fans. Los recuerdos nos conducen inmediatamente a la conexión entre Blur y Oasis, ampliamente recogida por el sensacionalismo de la época. Las dos formaciones lideraron el panorama musical durante los últimos coletazos del siglo XX. Es, precisamente, esta nostalgia la que lleva al director, editor y guionista inglés Mat Whitecross a dedicar su trayectoria al mundo del videoclip y el documental musical, mientras permanecía como aprendiz del popular cineasta británico Michael Winterbottom, con el que ha compartido obras como “Camino a Guantánamo” (2006) o “La doctrina del shock” (2009).