jueves, 27 de abril de 2017

LA FALLIDA IMPERFECCIÓN (2013)



Afirmar que existe el crimen perfecto prácticamente suena a una peligrosa utopía que sólo puede llevarnos por el camino de la locura y la obsesión, pero los hermanos y directores franceses Arnaud y Jean-Marie Larrieu, no contentos con este planteamiento, arriesgaron en dar un paso más allá con “El Amor es un Crimen Perfecto”. Ya de por sí, el título genera toda clase de expectativas, a las que se suma la fantástica trayectoria del film noir francés que tantos éxitos ha cosechado. Sin embargo, esta adaptación de la novela “Incidences” (2010) del escritor Philippe Djian pasó sin pena ni gloria entre la crítica, que la calificó, sobre todo, de una producción un tanto mediocre que apelaba a una morbosidad fallida y a un género al que apenas se acercaba.

Presentada en el Festival de Toronto de 2013, la cinta nos traslada a una región montañosa entre Suiza y Francia, en donde Marc (Mathieu Amalric), un carismático hombre de mediana edad, trabaja dando clases como profesor de Literatura en la Universidad de Lausana, mientras convive con su posesiva hermana Marianne (Karin Viard). Con una vida aparentemente tranquila, esconde un seductor lado oscuro que le lleva a mantener relaciones sexuales con varias de sus alumnas. Con el fin del invierno, una de sus estudiantes, Bárbara, desaparece de repente, por lo que su madrastra Anna (Maïwenn) decide hablar con Marc al mismo tiempo que la policía inicia las investigaciones para esclarecer lo sucedido y poder encontrarla. En esta situación de tensión, el protagonista también debe hacer frente a Annie (Sara Forestier), otra de sus pupilas que despliega su obsesivo deseo por el profesor en forma de acoso, poniendo en peligro su propio empleo. 

El principal encanto de la película, sin duda, es la presencia del veterano Mathieu Amalric. El actor posee una trayectoria más que envidiable y, sobre todo, trasnacional, en la que ha colaborado con directores de la talla de Arnaud Desplechin, Alain Resnais, Luc Besson, François Ozon, Raoul Ruiz, Tsai Ming-liang, Wes Anderson, Steven Spielberg, David Cronenberg o Roman Polanski, entre otros muchos; al igual que también se ha colocado tras la cámara en más de una quincena de proyectos, en su mayoría cortometrajes. La experiencia le avala y, en este caso, no es una excepción. Con una muy notable actuación, la cual supone el punto fuerte de la producción, saca el máximo partido a un personaje realmente complicado, con una gran carga de matices que nadan en las ambigüedades y una profundidad psicológica que evidencia cómo él mismo es su principal enemigo pese a las adversidades. Un hombre inmerso en plena crisis identitaria, embargado por la rutinaria seducción que le ofrecen las jóvenes más cercanas, que marcha a la deriva arrastrado ciertos problemas para socializar con su alrededor y que posee una imposibilidad por exteriorizar sus emociones. 

jueves, 20 de abril de 2017

UN PUNTO DE INFLEXIÓN (2012)



“Tú y Yo” es una de esas obras que pasa desapercibida, aunque su autor sea uno de los mejores directores italianos nacidos, a nivel profesional, en plena modernidad europea. Recordado más por éxitos como “El Último Tango en París” (1972) o “Soñadores” (2003), entre otros muchos, Bernardo Bertolucci es todo un maestro en llevar a sus personajes directamente a la catarsis en forma de viajes exploratorios hacia sus propios límites. En esta ocasión, se sumerge una vez más en el papel de la juventud, de una etapa de nuestra vida que tiende a la experimentación, a la búsqueda de una identidad. Una pequeña narración de gran fondo que no cuenta con un gran despliegue ni mucho menos altas expectativas, pero que fluye con gran sinceridad sobre esas vivencias inesperadas que marcan un antes y un después en la trayectoria de uno mismo.

Como adaptación un tanto libre a la novela del escritor Niccolo Ammaniti, la historia presenta a Lorenzo (Jacopo Olmo Antinori), un adolescente de 14 años que comienza a adentrarse en una fase de autoexploración y cuestionamiento. La mala relación con su madre (Sonia Bergamasco), que bien podría ser típica de su edad, y la ausencia de su padre le han marcado tan profundamente hasta el punto de sentirse oprimido. Esa necesidad de libertad le lleva a escapar de casa aprovechando que el colegio realiza una excursión a los Alpes. Cualquiera pensaría que, con tal oportunidad, Lorenzo correría lejos de su ciudad para vivir sus primeras aventuras, pero, lo cierto es que simplemente quiere aislarse una semana de todo lo que le rodea. Para ello, se refugia en el sótano del edificio en donde reside, un lugar en el que la familia acumula viejos trastos y que mínimamente adecúa para sobrevivir esos días. Sin embargo, su tranquilidad queda reducida a cenizas con la llegada de ella, su hermanastra Olivia (Tea Falco).

jueves, 6 de abril de 2017

EL CUERPO COMO FETICHE (2011)



Tras dedicar nada menos que los primeros 15 años de trayectoria profesional a un sinfín de cortometrajes que delataban cierto gusto por el cine experimental, el director británico Steve McQueen se estrenó en el mundo del largometraje con “Hunger” (2008), una coproducción irlandesa que retrata una cuestión que a nadie dejó indiferente. La huelga de hambre protagonizada por el IRA en la cárcel de máxima seguridad Maze Prison muestra el cuerpo como instrumento de protesta en el sentido más directo de la palabra, en un contexto de encarcelamiento, de castigo físico y como mecanismo de libertad. La cinta no hacía más que presagiar la presencia de un cineasta arriesgado que daría mucho que hablar. Así fue. Un BAFTA, otro más en los European Film Awards, en el Festival de Cine de Toronto, de Venecia, tres en los British Independent Film Awards, diversos premios más de la crítica británica, canadiense y estadounidense y dos galardones en el Festival de Cannes, entre otros muchos que cayeron del cielo. El realizador se erigía como toda una promesa de la cinematografía británica. 

Aunque sigue manteniendo ciertos coqueteos con el cortometraje, McQueen tocó el cielo con su tercera película, “12 Años de Esclavitud”, todo un fenómeno popular del 2013 que se alzaría con 6 Oscar, entre ellos, a la mejor película del año. Pero antes de llegar a la cima, nos detenemos en su segunda obra, “Shame” (2011), que da un paso más allá en otro terreno muy diferente. En esta ocasión, encontramos una aproximación erótica al cuerpo como tema central. Brandon (Michael Fassbender) se encuentra en la treintena, en esa edad bisagra entre la juventud y la madurez. Vive en Nueva York como un ciudadano más, pero en su interior se esconde un lado obsesivo que le impide controlar su apetito sexual. El consumo de porno, las relaciones sexuales con prostitutas y otras solteras rigen una vida apática que se ve interrumpida por la visita inesperada de su hermana pequeña, Sissy (Carey Mulligan), que pretende quedarse en su piso durante unos días.