sábado, 7 de marzo de 2015

UN AVISPERO QUE GOLPEAR (2011)

"The Raid" ("Redada Asesina"), del director galés Gareth Evans, pasó arrasando por todo aquel festival al que se presentaba. ¿La razón?, ¿motivo?, ¿excusa? Quizás, la crítica, el público o quien fuese esperaba como agua de mayo una auténtica oda a la violencia y minutos y minutos en los que las balas, los cuchillos, los puños y las patadas tomaran el control.
  
Desde hace un tiempo, muchos dicen que ésta ha sido el máximo referente en lo que a acción se refiere y que seguirá siéndolo durante los próximos cinco años. Me resulta extremadamente dificil ser objetivo con una cinta que ha marcado un antes y un después en el género de las artes marciales y que sigue siendo tendencia en sus fanáticos más acérrimos. 

Pues bien, he aquí una historia lineal, simple, zafia (para algunos) y con final abierto que muchos han denominado como una mezcla entre "Jungla de Cristal" (de John McTiernan) y "Nido de Avispas" (de Florent-Emilio Siri). La trama, básicamente, trata de un grupo de élite de la policía de Yakarta que ha de entrar en un edificio perteneciente a un jefe de la mafia local, reducirlo y detenerlo a cualquier precio. A partir de este punto, todo bien, ¿no? Pues definitivamente no, puesto que hay unos cuantos vecinos matones que están dispuestos a hacer frente al invasor, como si de un cómic del francés Albert Uderzo se tratase. Para darle ese punto de drama y alargar la película (y ya de paso, sacar a relucir el arte marcial malayo del Pencak Silat), la historia toma tintes de videojuego en el que cada nivel es una fase a pasar y cada combate un "final boss" al que hacer frente. Cierto es que hasta bien entrada en la narración, "The Raid" no hace gala de sus mejores virtudes, presentando una "operación" policial algo inusual en la que todo sale mal. Pero una vez empezado el baile... ¡menuda sinfonía, amigos!

Curiosamente, Iko Uwais (Rama), el protagonista de la cinta, fue descubierto por el mismo Gareth Evans durante el rodaje de un documental sobre Silat. Junto a Mad Dog (Yayan Ruhian) y Tama Riyadi (Ray Sahetapy) conforman un trío explosivo con el que la acción parece despegar de forma trepidante. Su gran potencial provoca que el resto del reparto se vea totalmente ensombrecido y hasta invisible. Tanto Uwais como Ruhian se encargan de cada una de las coreografías, un aspecto que se aprecia notablemente por el gran nivel que desprenden. Sin duda, el trabajo ha sido cuidado con gran esmero, puesto que, a lo largo de sus 100 minutos de metraje, no existen peleas innecesarias, ni excusas insípidas para que los contrincantes se enfrenten. Un auténtico placer para todo amante del género que se precie y que no quiera perder la oportunidad de disfrutar con impactantes "cara a cara", que dejan sin aliento tanto a los personajes como al propio espectador.

La producción de Evans no posee una trama inigualable ni un final contundente, pero nada de ésto importa cuando se está ante un largometraje en el que la acción se dispara en un abrir y cerrar de ojos. Pura adrenalina en la que apenas existe el descanso y en la que casi es una tontería incluir una historia de gran potencial, de giros argumentales y de un clímax insuperable. Las escenas de lucha se agolpan una tras otra sin darnos cuenta, creando instantes míticos que se mantienen en nuestras retinas y que exigen más visionados, puesto que es imposible seguir la brutal violencia que se sucede, sobre todo, en espacios tan claustrofóbicos.

La tensión se dispara desde los primeros minutos y se mantiene con absoluta maestría, convirtiéndo a la cinta en un producto fácilmente disfrutable y, sobre todo, invitando a revisionarlo las veces que se deseen. Su total equilibrio a la hora de desarrollar el caótico descontrol del que Evans hace gala, resulta una maniobra tan absolutamente inteligente de la que sólo cabría esperar una segunda parte que lograra completar la satisfacción de estar ante una de las mejores películas de acción de los últimos tiempos. Tres años han tenido que pasar para que el cineasta se animara a continuar con la espectacular historia de Rama y a satisfacer a las legiones de fans que quedaron prendados a primera vista de "The Raid".

Es prácticamente imposible olvidar un trabajo que logra sorprender a cada instante, que posee un original estilo como pocos en el género y que despliega una creativa espectacularidad a través de cada escena. En este ámbito, cabe destacar la excelente labor técnica de Matt Flannery, Dimas Imam Subhono y los suyos, encargados de dar vida a una atmósfera tétrica y opresiva perfecta para la enmarcar la clase de corrupción a la que deben hacer frente el protagonista y sus compañeros. Es importante destacar que la banda sonora original, a cargo de los compositores indonesios Aria Prayogi y Fajar Yuskemal, pasa a ser de Joseph Trapanese y Mike Shinoda, integrante de la famosa banda estadounidense Linkin Park, en su versión inglesa.

Lo mejor: lo "sucio" y mimado de cada golpe, cada coreografía. Se hace tan corta como un suspiro una vez comienza la acción. Y sí, es posiblemente lo mejor que se verá en mucho tiempo en cuanto a cine de este género.

Lo peor: cuesta encontrarle puntos flacos a una cinta que sólo pretende vender lo justo y necesario. No engaña a nadie. Lo que ves, es lo que hay. Algunos se quejaran de la simpleza y linealidad de la narración.



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