lunes, 6 de abril de 2015

UNA ILUSIÓN DELIRANTE (1928)



El nazismo se encargó de destruir muchas obras artísticas antes de su caída y, entre ellas, se encuentra “Fantasmas Antes del Desayuno” (“Vormittagsspuk”), un cortometraje cuya versión sonora original, por desgracia, también desapareció. No obstante, en estos últimos años se ha intentado recrear esa esencia a través de nuevos audios por parte de los músicos Ian Gardiner y Jean Hasse.

Unas imágenes verdaderamente entretenidas en las que los personajes interactúan con objetos que cobran vida, alzándose y rebelándose contra ellos. Sombreros, corbatas, mangueras, piezas cotidianas en movimiento, una cuestión que, por entonces, era bastante recurrente en los primeros coqueteos con el cine de ciencia ficción. Elementos inanimados que tienen actividad, lo que nos lleva a la fantástica cinta del austríaco Fritz Lang, “Metrópolis”, que un año antes daba muestras de ello de una forma más extensa.

Como ejemplo del movimiento dadaísta, resulta toda una provocación para el séptimo arte visto hasta aquel momento. El propio autor, Hans Richter, comparte protagonismo con el compositor francés Darius Milhaud, la esposa de éste y actriz, Madeleine; y el violinista alemán Paul Hindemith, que además contribuyó con la composición de la banda sonora.

Con ausencia de una narrativa de cierto sentido, trabajo del artista Werner Graeff, se suceden las escenas una tras otra sin un orden establecido, mientras que la fotografía viene a cargo del cineasta Reimar Kuntze, que lograría atesorar una carrera verdaderamente extensa en cuanto a metrajes, pero no en cuanto a años de vida.

Su visionado es totalmente recomedable, aunque no podamos disfrutar del cortometraje original en toda su esencia. No obstante, y pese a que la música no es la que una vez Hindemith creó por expreso encargo, no pierde un ápice de su esquisitez en cuanto a entretenimiento, reivindicación y experimentación con ese nuevo arte llamado cine.


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