martes, 7 de abril de 2015

EL BENEFICIO PROPIO (2008)



Una de las críticas más habituales que solemos recibir es la alineación a la que nuestra sociedad se somete, una idea que queda fielmente reflejada a través de la mejor obra del director e ilustrador argentino Santiago Bou Grasso, “El Empleo”. Un cortometraje que recibió el Gran Premio del Jurado en el Festival ANIMA y el Premio FIPRESCI del Festival de Annecy hace seis años. Todo un orgullo para el cineasta, que, a pesar de contar con cuatro metrajes, tan sólo éste ha recibido atención.

El protagonista forma parte de un universo en el que las personas son utilizadas como objetos. Así es como podremos ver a hombres-lámpara, hombres-espejo, hombres-semáforo, etc. Un sinfín de elementos cotidianos que expresan una reflexión verdaderamente contundente y es que el ser humano utiliza a sus iguales con el objetivo de sacar provecho y prosperar; y como símbolo del propio sistema en el que convivimos. Una vida rutinaria en la que el trabajo es lo más importante.

La cinta está construída por el mismo autor, con dibujos animados artesanales, es decir, realizados sobre papel como aquellas clásicas animaciones de las que disfrutábamos de pequeños. Los toques de acuarela en los fondos ayudan a centrarse más en los personajes, mientras que la elección de colores neutros y suaves proporcionan un mayor énfasis en la trama, que es lo que realmente adquiere mayor interés.

Dentro de su imaginario, “El Empleo” nos presenta un mundo más real de lo que nos gustaría, a través de nuestras debilidades y nuestro lado más oscuro, desesperanzado y desolador. Una triste verdad que no solemos apreciar debido a la frenética y estresante vida en la que nos encontramos y que, tras esa máscara de abstracción de nuestros propios problemas, rebela una tétrica existencia que demuestra estar por encima de todo.



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