lunes, 3 de agosto de 2015

AQUELLOS PASTELOSOS OCHENTAS (1986)



La generación de los 80 tuvo el placer de criarse prácticamente con un cine dedicado a ellos en exclusiva. Hablamos de aquellas comedias románticas que captaban la atención de todo adolescente y que solía catapultar a jóvenes promesas que hoy en día ya son actores y actrices consagrados, aunque muchos de ellos se quedaran por el camino y acabaran haciendo carrera en televisión ganando una popularidad bastante reducida. No obstante y, mirándolo por el lado bueno, pocos pueden decir que su trayectoria se acabó en aquella década.

El director estadounidense John Hughes fue uno de los cineastas más sonados de aquellos años y es que sabía perfectamente cómo enganchar a sus espectadores con historias divertidas, pero que, a su vez, reflejaran los problemas de una franja de edad que hasta entonces era la gran incomprendida. El clásico “Dieciséis Velas” (1984), con una interesante pelirroja de nombre Molly Ringwald, que acabaría siendo la reina del subgénero, daría paso a la conocida “La Mujer Explosiva” (1985), “El Club de los Cinco” (1985), que acabaría siendo su obra más aclamada por la juventud, o “Todo en un Día” (1986), protagonizada por un pícaro Matthew Broderick. A ellas les seguirían muchas otras cintas que, aún hoy, siguen siendo carne de cañón para la caja tonta y es que Hughes fue y sigue siendo un artista indispensable en nuestro ocio.

Para “La Chica de Rosa” volvió a contar con Ringwald, pero, en esta ocasión, cedió su sitio tras las cámaras al neoyorquino Howard Deutch. Sin embargo, siguió en las sombras como guionista del proyecto, al que consiguió darle su propia autoria mientras se encontraba inmerso también en el rodaje de “Todo en un Día”. De nuevo, su inteligente y sencilla fórmula de conquista funcionó a través de la historia de Andie (Molly Ringwald), una creativa estudiante de clase humilde que ha sido abandonada por su madre y cuyo padre continúa desempleado. Cada día sufre el acoso de sus compañeros de clase, mientras que dedica sus sueños a Blame (Andrew McCarthy), el típico chico popular y de buena familia que resulta ser bastante tímido. Su mejor amigo desde la infancia, Duckie (Jon Cryer), esta enamorado de ella a pesar de conocer sus sentimientos, por lo que no duda en intentar quitarle de la cabeza la idea de salir con Blame.

En aquellos momentos, Ringwald era uno de los rostros más famosos del cine adolescente. Sofisticada, extravagante, de gran personalidad y prácticamente única, unos encantos que nunca pasaban desapercibidos, pero que no supo aprovechar, rechazando proyectos que podrían haberla ensalzado y que, sin embargo, provocó que se mantuviera en un segundo plano en su trayectoria artística. La química entre la pelirroja y McCarthy es fantástica con unos personajes que son totalmente opuestos y es que, mientras que Andie es arrolladora y no le importa ser ella misma, Blame es todo un cobarde, preocupado por la imagen que proyecta y con pocos encantos, aunque la protagonista parece no importarle ese detalle. Por su parte, los momentos más alocados y emocionales vienen encabezados por Duckie, el eterno amigo que acompaña a Andie como si fuera su sombra, dejándose llevar por un amor no correspondido. El actor, a quien conocemos, sobre todo, por su papel en la mítica serie “Dos Hombres y Medio” junto a Charlie Sheen, se encarga de dos de las mejores escenas de la cinta: su entregado playback de “Try a Little Tenderness”, de Ottis Redding, y su momento de soledad sobre un triste colchón, enmarcado por “Please, Please, Let Me Get What I Want”, de The Smiths, un instante que ha pasado a la historia junto al clásico tema de los británicos.

Precisamente, éste es otro punto clave en las comedias románticas de Hughes. El cineasta siempre procura incluir en su banda sonora las mejores canciones del momento. Por eso, “La Chica de Rosa” hace un brillante repaso al panorama pop de la época con The Psychedelic Furs, INXS, OMD, Echo and the Bunnymen, Suzanna Vega y New Order, entre otros. Todo un lujo para una edulcorada producción que es considerada como uno de los mejores largometrajes para adolescentes.

Lo mejor: la excepcional banda sonora y el interesante elenco actoral con el que cuenta, algunos más reconocidos que otros.

Lo peor: es la típica historia cuyo final ya conocemos en exceso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario