martes, 11 de agosto de 2015

EL PLACER DEL CAOS (2012)



El baño de intensos colores que nos ofrece el cineasta estadounidense Andrew Thomas Huang a través de “Solipsist” resulta una experiencia asombrosa. Tras la exhibición de su primer cortometraje, “Doll Face”, en 2007, el director se abrió paso en varios festivales y en el mundo de la publicidad y del videoclip, con proyectos junto a los islandeses Sigur Ros y Björk, para la que realizó una pieza de realidad virtual en 360º con la presentación de “Stonemilker”, tema extraído de su último álbum “Vulnicura”.

Con el Premio del Jurado del Festival de Slamdance de 2012 entre sus manos, este trabajo de corte experimental no viene a expresar nada a partir de su guion, ya que la labor estética y visual es la que cobra máxima importancia. Construido a partir de la idea del “solipsismo”, es decir, de la creencia metafísica en la mente de uno mismo, del yo propio, Huang crea tres espacios totalmente distinguidos. El metraje comienza con dos mujeres situadas espalda contra espalda. Con un suave balanceo en aumento, las ramas las rodean poco a poco hasta que la vegetación las absorbe. En su segunda parte, el espacio se disuelve para mostrar a una serie de criaturas acuáticas que interactúan hasta multiplicarse e invadir todo el mundo submarino que iluminan con sus destellos chispeantes. Finalmente, el autor cierra su título con dos hombres que, aparentemente, surgen confrontados como si fueran a iniciar un clásico duelo. Con el cuerpo pintado, de su unión se desprende arena de color extraída de su interior hasta generar un placentero caos explosivo.

El hipnotismo de la psicodelia nos envuelve de la intensidad armónica de este performance repleto de arte moderno entre encuentros, texturas, colisiones y representaciones de una naturaleza que navega en las profundidades de nuestro yo. La conjunción entre el trabajo visual realizado, la cuidada vestimenta, escogida con suma delicadeza; y los pequeños títeres de los que Huang se sirve, originan una odisea cautivadora y atractiva que combina técnicas digitales y artesanales por igual.

El talento que despliega “Solipsist” resulta impresionante y abrumador. Su gran riqueza cromática, que baña los 10 minutos que dura esta pieza, forma parte esencial de un entramado que fusiona el ámbito natural con la tecnología. Sin duda alguna, la gran experiencia que nos ofrece no pasa desapercibida gracias al magnetismo visual que deleita nuestros sentidos.



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