miércoles, 12 de agosto de 2020

EL ESTALLIDO DEL HORROR (2019)


Sabemos que una supernova es una explosión estelar y que genera una gran onda capaz de arrastrar materia. Siguiendo esta idea, el director y guionista polaco Bartosz Kruhlik ha construido un primer largometraje que traslada dicha explosión a la Tierra. Tras varios cortometrajes con los que inició su trayectoria cinematográfica, ofrece una tragedia que, por desgracia, es más normal de lo que nos gustaría. Pero, aunque a simple vista parezca una historia convencional, lo cierto es que cada uno de sus personajes prepara el terreno para formar, poco a poco, una bomba imparable que provoca un estallido atronador en un escenario que es testigo de tal destrucción. Así es, la ópera prima de Kruhlik deja el camino allanado para una carrera que posiblemente le coseche más de un triunfo. De hecho, su circulación en el circuito de festivales internacionales no pasço en absoluto desapercibida. Aparte de los galardones nacionales que tanto la crítica como el Festival de Polonia le concedieron, el cineasta se llevó un premio extra en Dublín.

Esa explosión estelar de la que hablamos pone título a su cinta, “Supernova”, cuyo cartel deja entrever, ya de por sí, que estamos ante una historia muy agitada. En una carretera de segunda de un lugar y un día indeterminado, Michal Matys (Marcin Zarzeczny), en estado de embriaguez, persigue a su mujer Iwona (Agnieszka Skibicka) y sus dos hijos, que huyen de él. Un coche se acerca a Michal para solicitar indicaciones, pero este se encuentra muy perjudicado, apenas puede hablar, por lo que vomita dentro del lujoso automóvil. El joven político Adam Nowak (Marcin Hycnar), asqueado por la situación dentro del vehículo, decide arrancar y acelerar para dejar atrás tal situación. Mientras observamos la mirada perdida de Michal, escuchamos un terrible estruendo: Nowak ha atropellado a Iwona y sus hijos. Sin pensarlo, el agresor decide escapar a pie y adentrarse en el bosque más próximo, pero en la carretera ya hay testigos. No tardará en llegar a la escena del crimen el policía Slawek Makowski (Marek Braun), en donde quedará totalmente en shock por tal macabra escena. 

Kruhlik no podía haber rodado un inicio tan rompedor. En tan solo unos pocos minutos, cuando aún nos adentrábamos en conocer las causas por las que Iwona huía a toda prisa, se produce una explosión de caos, pero no será la única, puesto que el cineasta se guarda algunos ases en la manga. Así es, la narración transcurre entre el escepticismo, el dolor, la ansiedad y el temor hasta que, de repente, surge el primer giro sorpresivo de la cinta, que llega en el preciso instante en el que el ritmo y el suspense comienzan a desgastarse por momentos. Kruhlik no permite que nos cansemos de interrogar a los personajes para saber quiénes son y cuál es su historia, puesto que, aunque en un principio parece un simple accidente, en realidad el caso se convierte en algo mucho más personal, provocando que todos los asistentes se vean involucrados de una u otra manera.

“Supernova” sufre de cierto mal, de altos y bajos de los que parece bastante complicado librarse y, pese a que su historia inevitablemente nos intriga, es imposible mantener el mismo nivel de atención cuando se dilatan excesivamente los pequeños interrogantes. Y pese a ello, seguimos ahí, esperando para ver por qué se ve tan afectado Slawek, qué es lo que va a suceder con las víctimas o buscando el morbo a la espera de observar analíticamente la reacción de Michal. Pero si hay un personaje fascinante en esta historia es Adam, un hombre influyente que no solo le ha cundido el pánico y ha decidido huir, sino que, además, prefiere resolver este asunto pidiendo ayuda a sus conocidos. Tan solo por él esperamos casi 80 minutos para simplemente saber si al final triunfa la corrupción o la justicia. Precisamente, esta es la clave de la obra de Kruhlik, en la que se ofrece un detonante para una balanza que continuamente está presente en estos días. 

Una vez adentrados en la segunda mitad de la cinta, ya sabemos que no vamos a poder salir de ese tramo de carretera, al igual que sus personajes. Estamos todos encadenados a un terrible suceso que ha desatado la revelación de más de un secreto, la desdicha en muchos, la ansiedad en otros tantos y, sobre todo, los deseos de venganza en la mayoría de ellos. Esa explosión estelar de la que hablábamos pareciera estar más cerca que nunca entre dos pequeñas localidades de un paraje cada vez más familiar. En ese instante, Michal, Slawek y Adam son llevados a un límite extremo a la espera de cualquier tipo de reacción que termine en un terrible estallido. Los tres, protagonistas absolutos de los mejores momentos de la cinta, saltan a la primera línea tras una carrera de papeles secundarios, especialmente en el mundo de la ficción televisiva, trayectorias similares entre las que destaca Marcin Zarzeczny, que despuntó con su participación en la miniserie “I'm Not Afraid of Shia LaBeouf” (2015).

Tras la imagen de “Supernova” se esconde el director de fotografía Michal Dymek, de cuyo trabajo hemos podido disfrutar en el drama “Un Atardecer en la Toscana” (Jacek Borcuch, 2019). En esta ocasión, tampoco pasa desapercibida su labor, en la que la crudeza se hace más palpable, violenta y visceral. La sensación de calor y de ambiente extremo se acentúa con el transcurso de los minutos hasta desembocar en ese estallido agitado que sobrepasa los límites y cuyo caos Dymek explota. Así es, Kruhlik ofrece una ópera prima más que digna, tomando riesgos que no siempre obtienen el resultado deseado, pero presentando un primer largometraje de lo más atractivo que nos arrastra hacia un terrible torbellino de emociones.

Lo mejor: el triángulo protagonista, Zarzeczny, Hycnar y Makowski.

Lo peor: la dilatación de pequeños interrogantes que provocan cierto resentimiento en el suspense.


2 comentarios:

  1. A mi me encantó la película y por desgracia, no se puede ver en ningún sitio.

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    1. Esperemos que Filmin vuelva a rescatarla en un futuro. Merecería mucho la pena.

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