lunes, 25 de febrero de 2019

LA VIVEZA DEL COLOR (1965)


Gracias a la labor que llevó a cabo el New American Cinema Group (NACG), la distribución de los metrajes de aquellas vanguardias modernas estadounidenses fueron un hecho. Precisamente por esto, hoy en día podemos tener acceso a muchas piezas indispensables para comprender una época de la historia del cine de lo más creativa. El 14 de julio de 1961, en Nueva York, 22 artistas, entre los que destacan Jonas Mekas, Shirley Clarke, Ken y Flo Jacobs, Andy Warhol o Jack Smith, se reunieron para formar esta cooperativa que aún sigue en activo. Entre aquellos grandes visionarios se encontraba la poeta y cineasta Storm de Hirsch, una mujer que ha sido totalmente ignorada por los historiadores a pesar de su enorme contribución al cine underground y experimental.

Sus palabras se transformaron en imágenes durante los años 60, tal vez empujada por sus propias inquietudes y su ánimo de trabajar con otras artes o por su círculo más cercano, activos en la producción de películas fuera del circuito comercial. Sin una cámara propia, De Hirsch se centró en la improvisación en sus primeros años de trayectoria cinematográfica hasta que, en 1965, creó una de sus obras más emblemáticas, “Peyote Queen”. Influida claramente por esa base poética sobre la que tenía una mayor experiencia y que nunca abandonó, el color se promulga como un claro protagonista de la que supone una segunda parte de la trilogía compuesta también por “Divinations” (1964) y “Shaman” (1966).

Imágenes abstractas y animación quedan fusionadas en una pieza totalmente artesanal, ya que la directora trabajó sobre el propio celuloide formulando un efecto psicodélico entre la división de la pantalla en cuatro pequeñas partes y las lentes caleidoscópicas. Un inquietante metraje de 9 minutos que viene acompañado por tambores y cantos africanos en perfecta consonancia e intercalados con música pop de la época. Su acelerado ritmo es el principal culpable de que este experimento transmita una sensación hipnótica y trepidante, colmada de movimiento, colores vibrantes, riesgo sin tapujos, pinturas con vida y luces con alma.

“Peyote Queen” es una de las obras favoritas del célebre cineasta estadounidense de origen lituano Jonas Mekas, que se unía a las críticas tan positivas que han quedado documentadas, pero que no sirvieron para alzarlo. Al igual que hizo la historia con ella, Storm de Hirsch sufrió de alzheimer en sus últimos años de vida, en los que sus recuerdos y, entre ellos, sus trabajos, quedaron en un pasado confuso y sin sentido. Sin embargo, el olvido ha quedado reflejado como un grave error. En estos años se ha tratado de despertar conciencias, reivindicando la labor de la mujer en el séptimo arte, como, en este caso, la de una de las fundadoras del cine vanguardista norteamericano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario