La directora, productora, guionista y actriz iraní-estadounidense Desiree Akhavan es toda una activista LGBTIQ+ dentro de la industria cinematográfica independiente, destacando especialmente su trabajo en “The Miseducation of Cameron Post” (2018), que recibió toda la atención en el Festival de Sundance de 2018 hasta el punto de llegar a alzarse con el Gran Premio del Jurado a la mejor película. En España, también hemos recibido la que supone su obra más popular y reconocida dentro su filmografía, que nos permitió ver a la actriz Chloë Grace Moretz en el papel de una adolescente sometida a ideas conservadoras y religiosas sobre su propia sexualidad. Este drama tan personal se pudo disfrutar a través de la programación del Festival de Valladolid, el cual también premió su mérito con la Espiga de Plata. Sin embargo, a pesar de tal caluroso recibimiento, la cinta tuvo problemas para encontrar un distribuidor en Estados Unidos, pese a que los tiempos están cambiando. Es el momento de impulsar las historias femeninas y la sexualidad, pero parece que no todos están preparados para ello, al menos, dentro de la industria.
Hemos podido ver que, para Akhavan, no existen límites en su carrera y que puede saltar del cine a la televisión y a internet con una facilidad pasmosa, sorprendiéndonos a cada paso, pero, sin duda, el año 2018 se convirtió en una fecha importante tanto para ella como para cinéfilos y activistas. La cineasta se embarcó en un proyecto encargado por Channel 4 en clave de comedia dramática. Hablamos de “The Bisexual”, una miniserie de tan solo 6 episodios, que conquistó por completo a la crítica y al público. Su historia nos lleva a conocer a Leila (Desiree Akhavan) y Sadie (Maxine Peake), una pareja joven que llevan prácticamente una década de relación. Ambas han creado una empresa virtual que visibiliza blogs de jóvenes prometedores. Sin embargo, Leila plantea a su novia tomar un descanso para explorar su propia sexualidad, puesto que se encuentra en un momento importante de su vida. Ni siquiera ha podido confesar a sus mejores amigos que Leila es, en realidad, su pareja, la cual, gracias al apoyo de su amiga Deniz (Saskia Chana), encuentra alojamiento junto a Gabe (Brian Gleeson), un escritor que vive del único éxito que ha logrado y que trata de encajar en el mundo femenino que le rodea.
Akhavan inició su andadura en 2010 con el cortometraje “Nose Job”, pero no captó la atención del público general hasta su primer largometraje, “Appropriate Behavior” (2014), una comedia romántica en el seno de una familia persa en donde se explora la liberación sexual. Dicha liberación superó los límites de la ficción con su salida del anonimato para entrar directamente en el circuito internacional de festivales. Desde entonces, la cineasta reluce con cada uno de sus proyectos y “The Bisexual” es un ejemplo más de ello. Presentada con la primera edición del Festival Temporada Queer de Sevilla, la serie complace por su naturalidad y honestidad, prescindiendo de cualquier tipo de tabú y confluyendo en una construcción de una identidad perdida entre las diferentes orientaciones sexuales que conforman el universo de sus protagonistas.
La narración, construida por Akhavan en colaboración con la directora Rowan Riley, que le ha permitido compaginar su labor con la interpretación, y la guionista Cecilia Frugiuele; entraña un experimento de lo más actual al visibilizar la bisexualidad, mientras se ponen de manifiesto todos aquellos clichés que invaden a la sociedad y que resultan tan avergonzantes frente a la ignorancia que impera aún a día de hoy. Esas terribles ideas que se han propagado entre nosotros y que conciben la bisexualidad como el placer de poder acostarse con cualquiera, sin filtros, sin capacidad de decisión, se evidencian a través de su trama, que parte del duro trance de una ruptura tras una relación de larga duración. Sadie, en su nueva vida en soledad, descubrirá la posibilidad de no tener que pertenecer a una sociedad cada vez más polarizada ni seguir sus enclaustrados dictámenes.
Los detalles sobre los que se sustenta “The Bisexual” se convierten en su mayor encanto, especialmente al permitir disfrutar del punto de inicio de cada uno de sus personajes. Todos ellos entran en una etapa de renovación y aprendizaje, no solo con respecto a lo que les rodea, sino también hacia ellos mismos. Por un lado, la evolución de Leila despega cuando destapa su bisexualidad. Sadie, mientras tanto, comienza a notar el paso del tiempo, encauzando su vida al deseo de experimentar con la maternidad. Deniz se ve en una terrible encrucijada entre su familia y su liberación sexual. Y, por su parte, Gabe toma consciencia de su llegada a la madurez con la búsqueda de una estabilidad. Todos ellos emprenden un nuevo camino en el que se les presenta otro horizonte que les hará crecer, conocerse a sí mismos y cambiar su, hasta entonces, realidad. En apenas 40 minutos de duración de cada capítulo, el desarrollo psicológico de cada uno resulta inesperado y, más que nunca, necesario.
Sin duda, destaca obviamente Akhavan en el papel protagonista que lleva totalmente a su terreno. La sensación de estar más cerca de ella y de percibir su ser como nunca antes entre una espiral de caos y de experiencias vitales supone un trabajo más que loable. Asimismo, se aprecia el apoyo que recibe de la actriz británica Maxine Peake, gran profesional del medio que representa a una mujer frágil a punto de cumplir los 40. Tal vez sea la famosa crisis de media edad, pero lo cierto es que su personaje solo busca una nueva oportunidad. Finalmente, Brian Gleeson pone la voz cómica con unos comentarios que evidencian su ignorancia, mientras que Saskia Chana nos revela a un personaje con una tremenda seguridad en sí misma que combina a la perfección con Gleeson.
“The Bisexual” es una propuesta crucial en la actualidad, una miniserie reveladora, que educa al mismo tiempo que permite continuar con el activismo de Akhavan. Esa desmitificación de una orientación sexual aporta un brillo diferente a la producción, que, además, resalta por sus diálogos frescos y originales, por personajes entrañables y, en definitiva, por una narración fluida, consistente y entretenida, en donde tiene cabida tanto el drama como la comedia. Un pequeño bocado lleno de emoción, naturalidad, sinceridad y, sobre todo, que nos invita a reflexionar.
Lo mejor: la calidez y cercanía de sus personajes.
Lo peor: que siga pasando desapercibida entre la oferta existente.
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