miércoles, 24 de junio de 2020

UNA CAÓTICA DIVERSIÓN (1908)


Todavía seguimos recordando y reivindicando la figura del cineasta español Segundo de Chomón para que la historia del cine le coloque en el lugar que se merece. Su aportación nos permite disfrutar a día de hoy de más de 200 piezas de la etapa preclásica del séptimo arte, una amplia filmografía construida por una gran variedad de metrajes tanto de ficción como primeros documentales. En este sentido, recordemos los fragmentos en los que retrataba ciudades como Barcelona, Gerona, Zaragoza o Madrid o documentos históricos de un valor incalculable como la boda del rey Alfonso XIII o una de sus recepciones en Barcelona. Sus inicios parisinos le permitieron conocer de primera mano el funcionamiento del cinematógrafo de los hermanos Auguste y Louis Lumiére y, desde ese momento, Segundo de Chomón dedicó toda su vida al mundo cinematográfico a través de las compañías Pathé Frères e Itala Films.

De entre todos sus trabajos, la producción francesa “El Hotel Eléctrico” adquirió una gran popularidad. Un éxito en su carrera que llegaría en 1908 y que le permitiría que su obra pudiera tener una mejor salida comercial. Sin embargo, en la historia del cine queda inscrito por ser la primera película en la que se utilizó el sistema de paso de manivela, de invención propia, tal y como quedó señalado en el propio metraje. Su narración, que cuenta con la colaboración de su esposa, la vedette Julienne Mathieu, parte de una visión casi futurista que ellos mismos protagonizan. Un matrimonio llega a un hotel en donde el servicio está automatizado. Tan solo trabaja un conserje, puesto que el resto de funciones parecen realizarse solas, como el desempaque de las maletas, el afeitado del hombre, el peinado de la mujer, etc. Sin embargo, esta modernidad termina pasando factura cuando el mecánico que se encarga de su buen funcionamiento llega borracho a la sala de maquinas y genera un terrible caos en la habitación de los huéspedes.

Efectivamente, es inevitable pensar en el famoso ilusionista y cineasta francés Georges Méliès, considerado hasta hace no mucho el padre del cine narrativo. Claro está, los trucajes de Segundo de Chomón también formaron parte de su carrera. Incluso, “El Hotel Eléctrico” nos remite inevitablemente a la película “El Hotel Encantado” (1907), del productor y director estadounidense James Stuart Blackton. Sin embargo, dejando a un lado este tipo de comparaciones, lo cierto es que la obra de Segundo de Chomón es un trabajo sumamente cuidado. A pesar de haber sido incluido de forma más que evidente dentro de los principios del género fantástico, es importante destacar la labor de animación realizada, excepcional para su contexto cinematográfico. Esa revolución tecnológica supone una propuesta de lo más divertida, sumida en una especie de juego a caballo entre la ingeniería y la ilusión mágica, tan apropiado para la época. “El Hotel Eléctrico” es un prodigio del cine mudo, un reflejo de la tecnología más moderna de principios de siglo y, por tanto, una pieza indispensable para construir la historia del cine mundial.


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