jueves, 27 de octubre de 2016

EL SABOR DE LA CATÁSTROFE (2009)



El cine no puede más que rendirse a esta época de híbridos que nadan entre diversos géneros y, precisamente, de esto entiende perfectamente la industria de Corea del Sur, aunque no siempre surte el efecto deseado fuera de sus fronteras. Tal es el caso, entre otros cuantos, de “Tsunami” (“Haeundae”), en donde la fusión del cine de catástrofes y la comedia no termina de involucrar al espectador como debiera ser necesario. No obstante, resulta curioso ver cómo en la taquilla nacional logró vender más de 11 millones de entradas, pero, en cambio, apenas ha tenido la presencia internacional esperada. La producción del director Yoon Je-Kyun (JK Youn) pasó totalmente desapercibida, luchando a duras penas gracias al boca a boca que en otras ocasiones tanto funciona.

“Tsunami” nos traslada a la segunda capital más importante del país, Busan. Una ciudad costera con gran potencia industrial, sobre todo, marítima y un punto clave en el turismo de la nación en donde el pescador Choi Man-Sik (Sol Kyung-Gu) sufrió la pérdida de uno de sus compañeros de trabajo por culpa de un tsunami. Cuatro años más tarde, es empleado de una pequeña tienda de sushi en el distrito de Haeundae, aunque no puede olvidar el incidente. A su vez, el experto en geología Kim Hwi (Park Joong-Hoon) detecta una actividad similar que se aproxima a las inmediaciones de la ciudad, pero, pese a sus advertencias, los agentes y la alcaldía no consideran que tenga demasiada importancia. Para cuando descubran la magnitud de tal desastre, ya será demasiado tarde.

La cinta de JK Youn posee una clara división entre la comedia, el drama y los efectos catastróficos que se avecinan. Así pues, su primera mitad se vuelca en la presentación de la gran variedad de personajes desde un punto de vista hilarante, que, a pesar de afectar enormemente a la posible empatía que se pudiera despertar en el espectador, favorece su estupendo dinamismo a un ritmo que transcurre con fortaleza y agilidad. Sin embargo, la trama sólo está cogiendo impulso para llegar a una segunda mitad mucho más impactante y sin respiro. La espectacularidad de las imágenes adquiere un mayor protagonismo por encima de la narración o de la emotividad a la que se apela y que no logra traspasar los muros en su visualización.

En este aspecto, la industria surcoreana poco tiene que envidiar a Hollywood, llegando a recordar en determinados instantes a todo un experto en producciones del estilo como es Rolan Emmerich y su trabajo en “El Día de Mañana” (2004) o “2012” (2009), que casualmente se estrenó pocos meses después del lanzamiento de “Tsunami”. Obviamente, y aunque las comparaciones son poco favorecedoras, es inevitable remitirse a “The Host” (2006), la película de su compatriota Bong Joon-Ho, que contaba con un presupuesto mucho más elevado, algo que fue realmente valorado en cartelera, en donde se convirtió en uno de los largometrajes más taquilleros de la historia del país. Sin embargo, y, aunque la obra de JK Youn pretenda seguir esta estela, no despierta la humanidad que las anteriores, en cambio, suelen tener presentes. Un fallo demasiado evidente, que, por desgracia, oscurece al resto de la producción y que, para colmo, viene aderezado por instantes de gran comicidad durante el desarrollo de la catástrofe climática. La escena del puente bien podría haber provocado un mayor impacto de no ser por la peculiar desenvoltura del personaje de Dong-Chun (Kim In-Kwon) por sobrevivir.

El reparto, sin embargo, es de lo más conocido, encabezado por el veterano Sol Kyung-Gu, que salva la producción fácilmente junto a su compañera Ha Ji-Won en una subtrama romántica. Dos actores bien posicionados que comparten protagonismo con la pareja formada por Park Joong-Hoon y Eom Jeong-Hwa, la cual suma una tragedia familiar al argumento. El joven actor Lee Min-Ki se une al elenco con una actuación realmente agradable, mientras que, por su parte, la comicidad del relato viene aportada por otro de los rostros populares, Kim In-Kwon, siendo el único personaje que no adquiere un matiz dramático. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de cada uno de ellos, ninguno destacaría “Tsunami” en sus respectivas carreras, que poseen títulos mucho más llamativos y destacables que éste.

En una cinta de tal envergadura, no podrían faltar los efectos especiales, realmente logrados y a los que se unen unas espectaculares panorámicas de la ciudad de Busan en plena catástrofe. Parte del equipo técnico proviene de las esferas hollywoodienses, como la directora artística Nanci Noblett, cuyo trabajo hemos podido apreciar en “Matrix Reloaded” (Andy y Lana Wachowski, 2003). El director de fotografía Kim Young-Ho, siempre enfocado a cuestiones fantásticas, realiza un trabajo muy notable, con una ambientación impecable en las escenas en las que el agua es el principal protagonista, mientras destruye todo a su paso. Es apreciable que el presupuesto con el que se contaba, se ha dedicado mayormente a proporcionar una significativa espectacularidad a la cinta, mostrando una gran originalidad a la hora de plasmar el desastre climático. Todo ello favorece que “Tsunami” sea una interesante propuesta enfocada al entretenimiento, aunque no tanto a esa vertiente más dramática que JK Youn intentó llevar a cabo y que, sin embargo, ha sido del todo fallida.

Lo mejor: se trata de una película que, a nivel técnico, resulta de lo más creativa y original.

Lo peor: la falta de protagonismo de sus personajes principales, restando la posible empatía que pudiera despertar en el espectador.

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