viernes, 10 de junio de 2016

LOS CAPRICHOS DEL DESTINO (2015)



Algunos cineastas dedican parte de su carrera a cuestiones más cercanas, a todas aquellas preocupaciones e inquietudes que el futuro provoca a su paso. Su enfoque se construye a partir de sus propias vivencias e, incluso, se adentran en un mundo de pronósticos para despertar una enriquecedora reflexión en el espectador. Sin duda, en este aspecto, uno de los que más destaca en los últimos tiempos es el aclamado director y guionista chino Jia Zhang Ke, que emplea parte de su filmografía para plasmar la transformación económica y social en la que su país se está viendo envuelta. Si en “Un Toque de Violencia” (2013) plasmaba esta problemática a través de cuatro episodios que reflejan las consecuencias de este tipo de cambios sin control, con “Más Allá de las Montañas” se adentra en las calamidades individuales desprendidas de la actual desigualdad de su pueblo.

A las puertas del siglo XXI, Shen Tao (Tao Zhao) es una vivaz joven que ayuda a la comunidad de la ciudad de Fenyang junto a sus dos pretendientes, el tímido y trabajador Liangzi (Jing Dong Liang) y el fanfarrón Yi Zhang (Zhang Jinsheng). La enemistad entre los dos crece a medida que intentan ganarse el corazón de la protagonista, pero sólo uno de ellos será el elegido para formar un matrimonio que sufrirá de grandes altibajos. Fruto de esa unión nace Dollar (Zijian Dong), que acabará siendo la víctima de los constantes dificultades de la pareja. Durante los 130 minutos de metraje, se resumen 25 años de la vida de Tao, sus instantes más felices y las épocas de mayor amargura que generan traumas, desgaste y soledad como metáfora del monstruoso desarrollo con el que China recibe su peculiar idea del capitalismo.

La narración transcurre a fuego lento, confluyendo diversas historias que, en ciertos momentos, pueden llegar a crear confusión, pero que, sin embargo, desprende una gran madurez a la hora de plasmar los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad actual como la riqueza, las ansias de poder, el conformismo, los celos, la rendición ante el materialismo o la precariedad. Sus aires joviales se palpan desde la primera escena, dando paso a un fuerte realismo implícito en la ambigua libertad con la que son tratados sus protagonistas, que, al fin y al cabo, son simples marionetas de su propio destino. Tal y como sucede en la vida real, Tao recuerda los pasajes más importantes, como las celebraciones, la diversión y el disfrute de aquellos días y las emociones más profundas que se desprenden de ellos, pero también resulta inevitable volver a sentir el dolor, la presencia de la enfermedad o las decepciones que no pueden ser previstas.

La inteligente y sentida mirada que Zhang Ke presenta, pone de manifiesto la nostalgia por sus raíces, pero también el peligro que acecha a su país, que se precipita irremediablemente a un neoliberalismo exacerbado y sin control alguno. Se hace evidente e irremediable el fuerte contraste con occidente en todos los aspectos. Con una simple moraleja sobre el daño que puede provocar la codicia en estos tiempos, el autor olvida esa tónica contemplativa imperante en sus primeras obras para adentrarse en los conflictos de la injusticia y la corrupción, llevando al límite a sus personajes. Su delicioso y poético clímax nos transporta a la agradable sensación que transmiten las vivencias de Tao, de sus sentimientos románticos y maternales y de las esperanzas que sigue manteniendo gracias a un casi fugaz flashback que cierra el largometraje de forma cíclica.

Tao Zhao destaca con una gran interpretación, ensalzada por una narración que la otorga toda la atención y mimo posible, mientras que sus compañeros, Dong Liang y Jinsheng se mantienen en un segundo plano, completando el relato de la protagonista. Sigue siendo indudable que la actriz es la verdadera musa del cineasta por su excelente profesionalidad independientemente del papel que tenga que enfrentar. Si en “Un Toque de Violencia” debía soportar el acoso de los hombres hasta el hartazgo más sangriento, en esta ocasión disfrutamos de una versión más amable de ella con un personaje que posee una complicada y extensa evolución. Junto a ellos, y a mitad de metraje, aparece el actor Zijian Dong, proporcionando a la cinta una nueva subtrama enfocada en la juventud de Dollar, que intensifica aún más la profundidad dramática de la narración. Precisamente, su inmersión en la historia llega en el momento más oportuno para conseguir de nuevo atrapar la atención del espectador.

El autor se encarga de diferenciar las distintas partes de la vida de Tao con algunos cambios en el formato, haciendo evidente el transcurso del tiempo, incluso, a través de la tecnología. Un detalle que se apoya en la labor realizada por el director hongkonés Nelson Yu Lik-Wai, que aporta unos cautivadores toques experimentales a la fotografía, proyectando un hipnótico juego de luces y colores en la primera mitad de la cinta. Una visión más futurista recoge ciertos aires de ciencia ficción para la segunda parte, creando una imagen mucho más intimista y fría en general. Zhang Ke sigue mostrando su propio sello con sus elegantes movimientos de cámara y los planos generales tan majestuosos de los que siempre ha hecho gala en su filmografía. Puro lirismo que viene complementado por una banda sonora realmente llamativa a cargo del popular artista japonés Yoshihiro Hanno y por el tema principal de la película, “Go West”, del mítico dúo británico Pet Shop Boys, que contribuye a esa narración circular tan delicada.

La sociedad china actual queda retratada en “Más Allá de las Montañas”, una producción con la que Zhang Ke no sólo sigue puliendo su propio estilo, sino que además vuelve a dar rienda suelta a sus más sinceras reflexiones en torno a los cambios que se están produciendo en un país que se precipita al caos de forma irremediable. Una mirada sincera que esta vez apuesta por el lado más humano y emocional para expresar las consecuencias del desorbitado crecimiento que está experimentando China en los últimos tiempos y del que parecen haberse obviado sus peores consecuencias.

Lo mejor: las importantes reflexiones que se extraen de una trama que, en general, resulta de lo más agradable y atractiva.

Lo peor: ciertos altibajos en la narración que únicamente son solventados con la introducción de un nuevo personaje.


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