La
amistad es uno de los aspectos que más se valoran en nuestra vida y en la que
pocos están a la altura. Desde que surgieron las redes sociales, el número de
conocidos que tenemos ha aumentado considerablemente, pero los incondicionales
son siempre los mismos. Con el paso del tiempo, uno cada vez tiene menos
personas a su alrededor, pero menos aún son quienes se mantienen a tu lado pase
lo que pase. Hay quien dice que los amigos que se consiguen durante la
infancia y la adolescencia son los verdaderos, quizá porque son los que más te
conocen, incluso más que a ti mismo.
“Sunny”,
del director y guionista surcoreano Kang Hyeong-Cheol, nos viene a explicar
precisamente esto. La estudiante Na-Mi (Shim Eun-Kyung) conoce a un grupo de
amigas muy peculiar allá por los años 80, que la defenderán de las burlas de
otras chicas de la clase. 25 años después, la protagonista (Yu Ho-Jeong) decide
reunirlas de nuevo por un motivo muy importante y es que la líder de su banda,
Choon-Hwa (Jin Hee-Kyung), se encuentra ingresada en el hospital por un cáncer
terminal. No todas han pasado por buenos momentos y la amistad trata de eso, de
ayudar y apoyarse unas a otras. Así es como se verán en una búsqueda a
contrarreloj para encontrar a Jang-Mi (Go Su-Hee), Geum-Ok (Lee Yeon-Kyeong),
Bok-Hee (Kim Sun-Kyung), Jin-Hee (Hong Jin-Hee) y Young Soo-Ji (Min Hyo-Rin).
La
película no nos descubre nada nuevo, pero en su sencillez radica su encanto, con
una historia emotiva y divertida a partes iguales y con escenas que despiertan
nuestra sonrisa y un irremediablemente aplauso ensordecedor. A través de
constantes flashbacks muy bien integrados, que nos sitúan en un contexto y nos
hacen ver lo unidas que estaban en su etapa adolescente, acompañamos a los
personajes por sus aventuras, primeros amores, fiestas y disputas. Todo lo
habitual que puede darse entre grupos de amigos, pero siempre haciéndonos
recordar lo dulces que fueron nuestros años de colegio e instituto. Un recuerdo
agridulce entre el drama y la comedia, que representa la vida misma y que en
ningún momento cae en el
recurso fácil ni nos despierta la sensación de inverosimilitud.
Los instantes que reflejan su juventud destacan con un simpático y vigoroso ritmo
entre peleas e insultos con otra banda de chicas llamada Girl’s Generation o,
incluso, con la policía, siendo éste uno de los mejores momentos de la cinta
con una puesta en escena espléndida y filmado con una gran exquisitez. Y es,
precisamente, en esta parte de la historia donde resaltan las actuaciones de
las jóvenes actrices, quienes desprenden todo el fulgor y la energía propia de sus
edades.
Es un gusto poder ver a Shim Eun-Kyung y So-Ra Kang (en el papel de la joven Choon-Hwa) en todo su esplendor, con unos papeles ocurrentes y tiernos, que se complementan, pero que, en realidad, son totalmente diferentes. La fuerza y el coraje de la líder frente a la inocencia y timidez de Na-Mi hacen las delicias de un largometraje que sabe en qué momento entretener, cuándo despertar sentimientos y cuándo invitar a la reflexión.
Es un gusto poder ver a Shim Eun-Kyung y So-Ra Kang (en el papel de la joven Choon-Hwa) en todo su esplendor, con unos papeles ocurrentes y tiernos, que se complementan, pero que, en realidad, son totalmente diferentes. La fuerza y el coraje de la líder frente a la inocencia y timidez de Na-Mi hacen las delicias de un largometraje que sabe en qué momento entretener, cuándo despertar sentimientos y cuándo invitar a la reflexión.
Lo
mejor: una banda sonora propia de la época y la sensación, al finalizar la
película, de que los coreanos saben muy bien cómo hacer no sólo un drama que
emocione, sino que además te haga saltar más de una lágrima con gusto.
Lo
peor: las historias de amistad siempre son parecidas y si, además, tenemos el
condicionante de la enfermedad de un personaje, inevitablemente nos empuja a
saber cómo se sucederán los hechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario