La famosa leyenda de
Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, nunca pasará de
moda, es más, se sigue reinventando para generar nuevos éxitos en pantalla.
Éste es el caso de “Kundo: Age of the Rampant”, la producción del
director surcoreano Yun Jong-Bin, que vio despegar su carrera con la conocida “Nameless Gangster” (2012) gracias al circuito de festivales cinematográficos más importantes.
Cuando la dinastía
Joseon está llegando a su fin, allá por 1862, Corea queda sumida en la
pobreza y se deja llevar por la corrupción y por el dominio de unas clases
privilegiadas que se aprovechan de la situación. Mientras tanto, el Clan
Chusul, un grupo de bandidos, intentarán luchar para devolver a las clases más
bajas lo que les pertenece y protegerles de los abusos. A causa de estas injusticias, cobra importancia el personaje de Dol Moo Chi (Ha Jung-Woo), un carnicero (profesión de muy
baja casta) que cuida de su madre y su hermana y que se enfrentará a Jo-Yoon
(Kang Dong-Won), el maltratado hijo bastardo de un noble que ansía poder y, para colmo, es
experto en artes marciales.
A lo largo de la
película, cada miembro de la banda tendrá su momento de protagonismo, pero, ante
todo, destaca la participación de dos grandes actores como Ma Dong-Seok y Cho
Jin-Woong, cuya interpretación siempre resulta impecable y, en esta ocasión, no
iba a ser una excepción. Ambos ponen un estupendo toque de humor que agiliza el
ritmo de la trama.
Mientras que Ha
Jung-Woo realiza el papel principal, su actuación queda ensombrecida por la
figura de Kang Dong-Won, aunque no por ello es menos significativa. No obstante,
éste último como villano destaca gracias a su brillante gestualidad y la
limpieza de sus maniobras en las escenas de acción más intensas. Es un placer
poder disfrutar de un antihéroe redondo en su desarrollo y que seduce a la
cámara en cada intervención.
Hay quienes comparan
este largometraje de Yun Jong-Bin con el estilo de algunos directores
hollywoodienses, como el propio Tarantino, tal vez sea por la historia o,
quizás, el montaje final, muy cercano a la posible influencia del cineasta, pero lo que sí es cierto es que el autor de “Kundo:
Age of the Rampant” ha conseguido presentarnos un trabajo fantástico en cuanto a ritmo y
una eficaz narración que logra cautivarnos durante poca más de dos horas durante las que transcurre la trama y que para nada resulta eterna. Una
continua danza de sables orientales otorga ese toque enérgico a la cinta,
mientras que su puesta en escena es más bien propia del auténtico western.
Lo mejor: las
actuaciones del villano encarnado por Kang Dong-Won y los carismáticos Ma Dong-Seok y Cho Jin-Woong.
Lo peor: como
entretenimiento es magnífica, pero no arriesga ni innova. La historia de pobres contra ricos es ampliamente conocida, por lo que no hay que hacerse más expectativas de las necesarias.
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