viernes, 6 de marzo de 2015

ALCOHOL, BALAS Y BLUEGRASS (2012)


Tuvieron que pasar tres años para que “Sin Ley”, la obra del director australiano John Hillcoat, llegara a la gran pantalla en España desde su gran estreno en las salas estadounidenses en 2012. Por desgracia, la causa siempre es la misma: ninguna distribuidora se decidía a dar el paso, quizá por el poco éxito que vino cosechando entre la crítica y es que es inevitable que este trabajo reciba tan poca ovación tras las expectativas que se generaron posteriormente a “La Carretera” (The Road, 2009), tal vez, su cinta más aclamada, aunque las cifras en taquilla muestren lo contrario.

Estados Unidos. Años 30. La controvertida Ley Seca no consigue controlar el tráfico del licor clandestino que se cosecha en cualquier rincón del país. Tres hermanos fabricantes se buscan la vida para seguir plantando cara a la autoridad, repartiendo su whiskey destilado por las cercanías del pueblo. Una historia basada en el libro de Matt Bondurant, el nieto de uno de los protagonistas, por lo que estamos ante hechos verídicos y con el interesante juego de hacer algo prohibido, aspecto por el que todos nosotros nos sentimos inevitablemente atraídos de alguna forma.

La cinta es, sin duda, atractiva gracias a esta trama tan llamativa y al elenco actoral que Hillcoat nos presenta. Un excelente Tom Hardy, en el papel de Forrest Bondurant, es el cabeza de familia y la parte más racional del filme. Con una visión más sensata y realista del negocio, es el más sensible y menos pasional de los tres. La fuerza de su personaje prometía más intensidad de no ser por un fallido guión que parece encadenar su actuación, al igual que la de sus compañeros de reparto, Jason Clarke (Howard Bondurant), como el más violento; y Shia LaBeouf (Jack Bondurant), el más pequeño y débil de la familia, que, a la par, es el narrador del relato. Guy Pearce (Charlie Rakes), un hombre de ley un tanto relamido (su peinado ya lo dice todo) y con aires de gángster, realiza una estupenda labor como villano principal de “Sin Ley” y completa la parte primordial de la narración.

A su lado, también destacan las interpretaciones de un fabuloso, como siempre, Gary Oldman (Floyd Banner), un fugitivo hombre que negocios que comercia con alcohol. Jessica Chastain (Maggie Beauford), a quien últimamente vemos muy asiduamente en la gran pantalla; y Mia Wasikowska (Bertha), son las mujeres que aportan la clave romántica como guinda del pastel.

La narración, a manos del popular cantante Nick Cave, que repite experiencia con el autor tras el trabajo llevado a cabo en “La Propuesta” (2005), hace aguas en varios puntos, entre los que destaca esa forma simplona y excesivamente fácil de masticar con la que el artista nos guía por la historia. No obstante, resultan más seductores el tratamiento áspero que el cineasta hace de la violencia, la fabulosa y cuidada labor de fotografía del director francés Benoît Delhomme; y una banda sonora potente que hace las delicias de quien sepa disfrutar del buen bluegrass. Tres elementos de peso que dinamizan el ritmo de una trama que no va más allá del mero hecho de entretener.

“Sin Ley” nos trae sangre y acción con máximo detalle en una narración que rezuma pequeñas pinceladas del buen western y del cine de gángsters. Un buen trabajo del australiano, que queda ensombrecido por una narración de baja intensidad, a pesar de que entre sus manos había un relato atractivo y con fuerza que podría haber dado más de sí.

Lo mejor: la facilidad con la que nos adentramos en la América profunda de los años 30. Esta gran ambientación y los temas que le acompañan son una auténtica gozada.

Lo peor: el descarado intento de vender una película floja por momentos a través de un elenco de peso.



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