Tuvieron que pasar tres años para que “Sin Ley”, la obra del director australiano John Hillcoat, llegara a la gran pantalla en España desde su gran estreno en las salas estadounidenses en 2012. Por desgracia, la causa siempre es la misma: ninguna
distribuidora se decidía a dar el paso, quizá por el poco éxito que vino cosechando entre la crítica y es que es inevitable que este trabajo reciba tan
poca ovación tras las expectativas que se generaron posteriormente a “La Carretera” (“The Road”, 2009), tal vez, su cinta más aclamada, aunque las cifras en taquilla muestren lo contrario.
Estados
Unidos. Años 30. La controvertida Ley Seca no consigue controlar el tráfico del
licor clandestino que se cosecha en cualquier rincón del país. Tres hermanos
fabricantes se buscan la vida para seguir plantando cara a la autoridad,
repartiendo su whiskey destilado por las cercanías del pueblo. Una historia
basada en el libro de Matt Bondurant, el nieto de uno de los protagonistas, por
lo que estamos ante hechos verídicos y con el interesante juego de hacer algo
prohibido, aspecto por el que todos nosotros nos sentimos inevitablemente atraídos de alguna forma.
La cinta
es, sin duda, atractiva gracias a esta trama tan llamativa y al elenco actoral
que Hillcoat nos presenta. Un excelente Tom Hardy, en el papel de Forrest
Bondurant, es el cabeza de familia y la parte más racional del filme. Con una
visión más sensata y realista del negocio, es el más sensible y menos pasional
de los tres. La fuerza de su personaje prometía más intensidad de no ser por un
fallido guión que parece encadenar su actuación, al igual que la de sus
compañeros de reparto, Jason Clarke (Howard Bondurant), como el más violento; y
Shia LaBeouf (Jack Bondurant), el más pequeño y débil de la familia, que, a la
par, es el narrador del relato. Guy Pearce (Charlie Rakes), un hombre de
ley un tanto relamido (su peinado ya lo dice todo) y con aires de gángster, realiza una estupenda labor como villano principal de “Sin Ley” y completa la
parte primordial de la narración.
A su
lado, también destacan las interpretaciones de un fabuloso, como siempre, Gary
Oldman (Floyd Banner), un fugitivo hombre que negocios que comercia con alcohol.
Jessica Chastain (Maggie Beauford), a quien últimamente vemos muy asiduamente
en la gran pantalla; y Mia Wasikowska (Bertha), son las mujeres que aportan la
clave romántica como guinda del pastel.
La narración, a manos del popular cantante Nick Cave, que repite experiencia con el
autor tras el trabajo llevado a cabo en “La Propuesta” (2005), hace aguas en
varios puntos, entre los que destaca esa forma simplona y excesivamente fácil de
masticar con la que el artista nos guía por la historia. No obstante, resultan
más seductores el tratamiento áspero que el cineasta hace de la violencia, la
fabulosa y cuidada labor de fotografía del director francés Benoît Delhomme; y
una banda sonora potente que hace las delicias de quien sepa disfrutar del buen
bluegrass. Tres elementos de peso que dinamizan el ritmo de una trama que no va más allá del mero hecho de entretener.
“Sin Ley” nos trae sangre y acción con máximo detalle en una narración que rezuma
pequeñas pinceladas del buen western y del cine de gángsters. Un buen trabajo
del australiano, que queda ensombrecido por una narración de baja intensidad, a pesar de
que entre sus manos había un relato atractivo y con fuerza que podría haber
dado más de sí.
Lo
mejor: la facilidad con la que nos adentramos en la América profunda de los
años 30. Esta gran ambientación y los temas que le acompañan son una auténtica
gozada.
Lo
peor: el descarado intento de vender una película floja por momentos a través
de un elenco de peso.
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