Si
te gustó “Crows Zero”, en esta segunda parte, “Crows II”, también del director
Takashi Miike, podrás encontrar exactamente lo mismo. Más peleas, más golpes y
más sangre, una nueva cinta que no innova, sino que simplemente continúa con la
historia de Genji Takaya (Shun Oguri), el hijo de un yakuza que sigue intentando alzarse con el poder absoluto del instituto Suzuran. No obstante, el
riesgo traspasa las fronteras del centro, cuando los alumnos del instituto
Hosen pretenden llevar a cabo un plan de venganza que llevan urdiendo desde el
momento en que Noboru Kawanashi, líder de Suzuran, asesinó a Makio Bito, líder
de Hosen.
La
larga tradición de este tipo de películas en el país nipón hizo que el
primer trabajo fuese todo un éxito, no sólo entre el público japonés, sino también en
varios festivales de talla internacional. Obviamente, tras la acogida tan
positiva del primer largometraje, Miike no parecía querer arriesgar y repite con
la misma fórmula, incluso, incluyendo una secuencia final muy similar, con el
mismo nivel de tensión. Por lo que sí, se mantiene esa sensación placentera que
proporciona un trabajo bien hecho, pero sentimos que nos falta más.
Sin embargo, uno de los cambios que se han hecho es la desaparición de los
yakuzas, centrándose totalmente en los jóvenes y sus luchas de poder. La
policía brillará por su ausencia y, de lo que más nos alegramos es de que los
toques de romanticismo se han visto reducidos a la mínima expresión. La
comicidad adquiere mayor peso con la cuestión del sexo y la torpeza de Takashi
Makise (Tsutomu Takahashi) para ligar con las chicas.
Por
fortuna, el elenco actoral se mantiene, un aspecto que siempre se agradece en
las secuelas. Shun Oguri y Takayuki Yamada siguen mostrando su rivalidad,
mientras que se suman al reparto un despiadado e inexpresivo Gô Ayano, como Ryo Urushibara; y
Nobuaki Kaneko como el líder de Hosen, que serán unos contrincantes duros de pelar.
Haruma Miura, el hermano pequeño del fallecido Makio Bito, apenas interviene en
la disputa y es que no deja de ser el personaje más débil de esta ficción.
Se
mantienen los mismos valores a ensalzar, como la lealtad, la amistad, el honor
y la fortaleza, pero sumamos la venganza como hilo motor de esta segunda parte.
Aunque la fotografía es idéntica, su dirección pasa a manos de Nobuyasu Kita,
de quien ya sabemos que su trabajo es impoluto con otros largometrajes de
Takashi Miike, como “13 Asesinos” (2010) o “Hara-Kiri: Muerte de un Samurai”
(2011). The Street Beats también pasan a ser un elemento clave
habitual de la saga, al igual que continúan siendo el grupo principal de la banda sonora.
“Crows II” es un producto para el
entretenimiento de quienes gustan de la acción y la violencia en todo su
esplendor. Se echa de menos poder disfrutar de algo diferente, de una película
que nos divierta más y no de una continuación de la historia de Genji y
el instituto Suzuran. Eso sí, el autor, de nuevo, consigue mostrarnos la lucha
a través de fantásticos planos y de escenas que se deleitan en cada golpe y
gota de sangre.
Lo mejor: de nuevo, la escena de lucha final,
es todo un placer para nuestros sentidos, con unos rivales tan despiadados que
parecen imposibles de parar.
Lo peor: es exactamente igual a su
antecesora, “Crows Zero”.
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