martes, 1 de marzo de 2022

LAS VOCES QUE HAN SIDO SILENCIADAS (2020)

La directora y guionista Yukiko Sode inició su andadura con el cortometraje “Cosplayer” (2004), seleccionado por el Festival de PIA. Sin embargo, saltó al panorama internacional a través del Festival de Vancouver gracias a su premiado primer largometraje “Mime-Mime” (2008), un relato que nos introduce en el seno de una familia por medio de las vivencias de Makoto, una joven que necesita experimentar un cambio en su vida tras el segundo matrimonio de su madre, tener una fuerte discusión con su hermana y escuchar los sermones de su cuñado. Esta obra se ha convertido en una pieza clave en su autoría, puesto que, desde el primer momento, Sode comenzó a trabajar con retratos femeninos muy personales que, a su vez, presentan el contexto actual de la mujer japonesa contemporánea. Su segundo cortometraje, “Underwear Affair” (2010), nos puso en la piel de un ama de casa con un hijo de cinco años a cargo que trata de salir adelante tras separarse de su marido. La cineasta se ha volcado cada vez más en retratar ese ancla social con el que deben cargar las mujeres en una sociedad excesivamente conservadora.

Por su parte, su segundo largometraje, “Good Stripes” (2015), indagaba en el camino tomado por una pareja joven dominados por la inercia. En este sentido, es la primera vez que Sode experimenta con la maternidad, aunque, como excepción, no le llevara a recorrer el circuito de festivales. Pero, sin duda, es con “Aristocrats” con la que observamos una mirada más madura de la autora. Este tercer trabajo se divide en las vivencias de dos mujeres unidas por un hombre. Hanako (Mugi Kadowaki) se ha criado en el seno de una familia acomodada. Como mujer, debe casarse antes de perder su juventud, pero sus relaciones no han funcionado. Sus amigas ya celebran sus embarazos cuando tanto ella como su mejor amiga Itsuko (Shizuka Ishibashi) siguen siendo solteras. Por ello, su familia busca al mejor candidato, aquel que provenga de una familia con buena reputación. Sin embargo, Hanako no siente atracción por ninguno de ellos hasta que, por medio de su cuñado, conoce a Koichiro Aoki (Kengo Kôra), un joven que proviene de una larga saga de reputados políticos. Desde el primer momento, Hanako y Koichiro mantienen una buena relación hasta que ella descubre un mensaje de Miki Tokioka (Kiko Mizuhara) en el móvil de su futuro marido.

Sosegada, detallista, cuidadosa, inteligente. En casi 125 minutos de duración, la narración de “Aristocrats” respira profundamente para retratar, en clave dramática, un punto de inflexión en las vidas de Hanako y Miki porque, aquí, en realidad, quienes adquieren protagonismo son las mujeres jóvenes, aquellas que, bajo la mirada de Sode, nos muestran poco a poco sus deseos de cambio en la sociedad, lo necesitan. Dividida claramente en dos segmentos para presentarnos a ambos personajes, sus dos universos aparentemente opuestos por su posición social encuentran un punto en común a través de la figura de un hombre, Koichiro. A fuego lento, descubrimos las inquietudes de cada una, sus necesidades, deseos, ambiciones, errores, instantes de felicidad y, sobre todo, la presión que ejerce una encorsetada sociedad japonesa sobre la mujer. Es, precisamente en este aspecto, en donde la película adquiere aún más valor, puesto que la cineasta permite dar voz a quienes han sido tradicionalmente silenciadas por las convenciones.

La actriz Mugi Kadowaki sigue desarrollando su carrera entre el cine y la televisión. La joven, que comenzó su trayectoria en la ficción televisiva y la industria del cine independiente local trabajando, por entonces, con directores noveles como Yû Irie o Yoshiyuki Kishi; dio un gran salto fuera de las fronteras de Japón gracias al drama familiar “Le coeur régulier” (2015) bajo las órdenes de la cineasta belga Vanja d'Alcantara. Este proyecto captó la atención de autores más veteranos como Takashi Shimizu, con quien entró en el cine comercial de terror a través de “Kodomo tsukai” (2017); Ryuichi Hiroki, con el que repitió en dos ocasiones gracias al drama fantástico “Namiya Zakkaten no kiseki” (2017) y el drama romántico “Koko wa taikutsu mukae ni kite” (2018); o Nobuhiko Ôbayashi con el drama bélico “Hanagatami” (2017). A ellos se añaden títulos muy reconocidos como el drama “Chiwawa-chan” (Ken Ninomiya, 2019) o la coproducción británico-japonesa “Samurai Marathon” (Bernard Rose, 2019), que han disfrutado de una mayor circulación. Junto a ella, vemos al veterano actor Kengo Kôra que saltó a la fama gracias a la serie de televisión “Gokusen” (Tôya Satô, 2005) en su primera temporada y que, desde entonces, le ha llevado a trabajar también con Tetsuo Shinohara, SABU, Yoshihiro Nakamura, Yoshihiro Fukagawa, Banmei Takahashi, Sadao Nakajima y, en repetidas ocasiones, con Ryuichi Hiroki. Sin duda, destaca en su trayectoria los premiados largometrajes “Bandage” (Takeshi Kobayashi, 2010), “Watashi no otoko” (Kazuyoshi Kumakiri, 2014), “A Tale of Samurai Cooking: A True Love Story” (Yuzo Asahara, 2013), “Shin Godzilla” (Hideaki Anno y Shinji Higuchi, 2016) y “Katsuben!” (Masayuki Suô, 2019), aunque, sin duda, “Un asunto de familia” (Hirokazu Koreeda, 2018) nos puede llegar a eclipsar.

Sin embargo, la modelo Kiko Mizuhara es el rostro más popular de “Aristocrats”. Desde la adaptación cinematográfica “Tokio Blues” (Anh Hung Tran, 2010), la actriz no ha parado de cosechar éxitos en cine y televisión, desde películas independientes como la cinta de terror “Herutâ sukerutâ” (Mika Ninagawa, 2012) o la ciencia ficción de “Purachina dêta” (Keishi Ohtomo, 2013) hasta las obras de mayor circulación como la comedia “The Trick Movie: The Last Stage” (Yukihiko Tsutsumi, 2014), los blockbusters “Ataque a los titanes” y su secuela “Ataque a los titanes: El fin del mundo” (Shinji Higuchi, 2015), el drama “Malu” (Edmund Yeo, 2020), el trabajo del reconocido cineasta francés Leos Carax “Annette” (2021), el drama romántico “Contigo a muerte” (Ryuichi Hiroki, 2021) e, incluso, su participación en el videoclip “I Feel It Coming” (Warren Fu, 2017), de The Weeknd en colaboración con el dúo francés Daft Punk.

Con una fotografía atenuada, intimista y sin grandes alardes, fundida con el cuidadoso trato narrativo y acompañada por las melodías del compositor Takuma Watanabe, “Aristocrats” supone un punto de inflexión en la filmografía de Sode, una mirada que proyecta desde la madurez para retratar a la mujer contemporánea japonesa. La búsqueda de la felicidad, de un lugar que ocupar en esta nueva sociedad y más allá de las convenciones establecidas y las tradiciones arraigadas. Esa mujer que desea vivir su vida sin ataduras, sin verse atrapada en matrimonios concertados, en obligaciones dictadas por una clase social determinada, en fronteras, estereotipos o cadenas. Esa mujer libre.

Lo mejor: el relato y la crítica social que entraña.

Lo peor: la ruptura que se produce entre los universos de las dos protagonistas. Tras conocer las circunstancias que rodean a Hanako, se produce un punto y aparte para conocer a Miki que nos hace tomar distancia.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario