Muchas
veces no nos damos cuenta del horror de otros, sobre todo si sucede fuera de
nuestras fronteras. Mientras que nuestra sociedad ha luchado mucho para
erradicar la homofobia, aunque a día de hoy todavía hay quienes son incapaces
de ver más allá de sí mismos, existen países en los que la situación es extrema,
donde no se respetan los derechos humanos y las personas son tratadas como
basura en función de su orientación sexual. Este es el caso de Rusia, que desde
2013 posee una de las leyes más retrógradas que se han visto en los últimos
tiempos, por la que los homosexuales son calificados de enfermos mentales y
simplemente pervertidos. Para colmo, quienes ayuden al colectivo LGBT
(Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) son repudiados en igualdad de
condiciones, con sanciones y penas de cárcel. El estado pretende que la
asistencia por parte de profesores, psicólogos y padres sea para inculcarles lo
anormal que es su comportamiento, haciéndoles ver que la culpa del odio que
padecen es suya y no de las mentes arcaicas que han conseguido el apoyo
gubernamental a tan primitivo pensamiento.
Frente
a esta aterradora situación, surge “Children 404”, un grupo que se
expone a través de la red y que ofrece apoyo a quienes sientan esta quema de
brujas, en su mayoría niños repudiados en institutos, donde padecen día tras
día el rechazo y abuso por parte de sus compañeros. Además, su nombre, que, por
cierto, hace referencia al mensaje de error que suele salir en las páginas no
encontradas en la red, queda registrado en el propio título del documental
dirigido por Askold
Kurov y Pavel Loparev, en el que se incluyen 45 testimonios y
reflexiones de adolescentes rusos en estas circunstancias, la mayor parte,
anónimos. Precisamente,
Elena Klimova
es una de las personas que aparecen con declaraciones cuidadosamente dosificadas
a lo largo de la cinta. Tuvo que dimitir de su empleo como periodista al
mostrar su afecto por otra trabajadora, pese a que era su pareja. La artífice
de esta comunidad online se plantea, incluso, abandonar su país para buscar un
lugar donde pueda ser ella misma, al igual que les ocurre a muchos otros.
También
es triste tener que escuchar los insultos que propinan a Pasha en su colegio gracias a unas
grabaciones clandestinas. El único activista de su pueblo, se manifiesta públicamente
de forma pacífica, mientras vemos cómo un joven le escupe en repetidas
ocasiones. No es un hecho aislado, sino que esto se repite constantemente, por
lo que el protagonista tiene planes de futuro muy lejos de su casa y, por
suerte, su familia le apoya a pesar de tener que apartarle de su lado. Más
desagradable es escuchar que algunos padres prefieren ver a sus hijos muertos
antes de que sean felices junto a alguien de su mismo sexo.
Es
curioso que, hasta hace poco, tuviéramos la imagen de que Rusia era un país
avanzado, de donde salió aquél popular e ilusorio dúo musical de chicas adolescente, T.A.T.U,
que propugnaban sobre el amor libre y que revolucionaron el panorama internacional
por besarse en público en cada aparición (aunque fuese fruto de una artificial
campaña de marketing). Creímos en una concienciación, en un cambio que, al parecer, no se produjo, sino que hizo retroceder a la población rusa por decisión propia y con el respaldo de las altas esferas.
Cuando
pensábamos que poco a poco se iban consiguiendo metas y más después de la
noticia de la legalización del matrimonio homosexual en Estados Unidos, resulta
que hay otros lugares del mundo en donde este tema da marcha atrás y regresa a
la época de las cavernas. “Children 404” es un documental
necesario y arriesgado que se presenta con un tono muy cercano a los más
jóvenes. 76 minutos en los que observamos desde fuera la situación que reina en
la nación de Putin.
Kurov
y Loparev
muestran una cruda realidad tal cual es, siguiendo un proyecto que a duras
penas se mantiene y que ha sido investigado, pretendiendo así ser clausurado
definitivamente. En pleno siglo XXI, aún se distingue entre lo que es normal o
tradicional y todo lo que queda fuera de ese círculo debe ser erradicado y así
es como pasan los años, entre quienes simplemente buscan la libertades y
quienes se creen con el derecho de maltratar a los que son diferentes. 7/10
Lo
mejor: escuchar episodios que no corresponden con nuestro tiempo y darnos
cuenta de la necesidad de seguir inculcando a las nuevas generaciones de la
igualdad en nuestra sociedad.
Lo
peor: el documental se queda corto para presentar toda la situación al
completo, por lo que nos hacemos una ligera idea de lo que ocurre, pero no nos
da tiempo a profundizar en ella.
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