lunes, 20 de julio de 2015

EL PODER DEL FÜHRER (1989)

El director y guionista ruso Aleksandr Sokurov realizó “Sonata para Hitler” en 1989, un estupendo trabajo totalmente infravalorado en el que Adolf Hitler es el principal protagonista en la gran pantalla. El autor nos sitúa dentro de un cine para ver este cortometraje de poco más de 10 minutos de duración, que comienza alertándonos con unos sonidos oscuros mientras la imagen parece caer en una especie de espiral. Se trata de un aviso, un mensaje que veremos a lo largo del metraje sobre cómo la política desemboca en las ansias de poder y la ambición hasta límites insospechados.

De repente, el ruido da paso a las primeras notas del famoso compositor alemán Johann Sebastian Bach. Tanto en la esquina superior derecha como inferior izquierda aparecen dos cifras, 0089 y 0079, que, simulando una especie de contador sin sentido, llegarán a cruzar cuatro momentos importantes en la historia contemporánea: las fechas de nacimiento y muerte de Hitler y, más cercano al cineasta, Stalin, aunque éste no aparecerá en ningún momento. Este ínfimo detalle le costaría a Sokurov la censura en su país durante casi una década.

La documentación utilizada nos lleva a una primera referencia poco común del dictador germano, ya que aparece sentado, junto a varios trabajadores, con las manos cruzadas, reflexivo y cabizbajo, para posteriormente surgir con un perfil que conocemos hasta la extenuación, ensalzando uno de sus tantos discursos ante una multitud entusiasmada e ilusionada. El director nos hace partícipes de su pieza al intentar hacernos comprender esta especie de retroalimentación entre el Führer y su pueblo. Las imágenes nos corroboran esta sensación y es que su poder, fuerza y razón de ser se nutre de las masas que le ensalzan casi como un dios. Su máximo esplendor tras la firma de la rendición de Francia, le lleva a ser lapidado por un desastre inminente con la invasión de terreno soviético gracias a su codiciosa política expansionista. Es por eso que una calavera humana cobra protagonismo en su parte final, dejando atrás todo lo que hemos visto, como los combates, los oficiales de las SS o la felicidad de la población alemana. Bach otorga su espacio al compositor polaco Krzysztof Penderecki para sentir esa oscuridad que se cierne sobre el país. Una auténtica pesadilla que se trasladaría a las calles en forma de hambre, pobreza y destrucción. Los planos ahogan la visión y se suceden con un ritmo frenético para zanjar este histórico episodio en ese retrato de Hitler nuevamente pensativo.

“Sonata para Hitler” es una cinta indispensable que, aún a día de hoy, continúa impactándonos con uno de los capítulos más tristes y perturbadores de nuestra historia. Una compilación de imágenes de archivo que nos obligan a ser partícipes de la reflexión que se desprende, puesto que, por suerte, el cine no sólo sirve para entretener, sino también para hacer recapacitar con este tipo de acontecimientos que, pese a su lejanía en nuestro pasado, deben seguir estando presentes para evitar volver a caer en ellos en un futuro.



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