viernes, 17 de julio de 2015

LOS MÁRTIRES DEL RADICALISMO (2012)


Desde Marruecos llega la cinta del director parisino Nabil Ayouch, “Los Caballos de Dios”, un trabajo enfocado en los atentados ocurridos en 2003 en Casablanca, cuando 45 personas fallecieron junto a los 12 terroristas que los provocaron. Su paso por festivales como el de Cannes y el de Valladolid, en el que recibió la Espiga de Oro en 2012, atrajo la atención del público con el relato de una historia que arranca en un poblado del extrarradio de esta misma ciudad llamado Sidi Moumen. Yachine (Achraf Afir) es un niño que aspira a ser futbolista profesional como su ídolo “Araña Negra”, mientras que su hermano mayor, Hamid (Said El-Alami) no sólo trata de protegerle, sino que además es quien se encarga de la familia, ganando dinero en ciertos trapicheos. Ambos se han criado en la pobreza, con una madre fanática de las telenovelas que se queda absorta mirando la televisión, un padre depresivo y un hermano deficiente. Su futuro ya está escrito, ya que pocos salen del barrio laureados por el éxito de su carrera. Con el paso de los años, Hamid (Abdelilah Rachid) se ha convertido en un delincuente jactancioso y agresivo, una actitud que le lleva a ser encarcelado durante dos años. A su regreso, las cosas han cambiado para él, pero sus amigos siguen en la misma situación. Gracias a los contactos en prisión, ha decidido dedicar su vida a la oración junto a sus nuevos amigos. Por su parte, Yachine (Abdelhakim Rachi) se siente desconcertado por el nuevo comportamiento de su hermano. Sin embargo, su destino está escrito y, debido a una serie de circunstancias, el joven se verá arrastrado a profesar el islamismo más radical.

Tres años han tenido que pasar para que llegue a la cartelera española esta fantástica cinta que aborda una cuestión que desgraciadamente sigue siendo noticia en todos los medios de comunicación. Estando aún recientes los atentados de Francia, Turquía y Túnez por parte del movimiento yihadista, el largometraje de Ayouch se convierte en todo un digno documento que todos deberíamos visualizar al menos una vez. Resulta verdaderamente conmovedor el tratamiento que se realiza en esta peliaguda trama en la que en ningún momento se justifican los hechos, sino que se desvela lo que hay detrás de los llamados “mártires”, muchos de ellos empujados al radicalismo como única razón de vida, que, como les ocurre a ambos protagonistas, viene provocada por el ambiente en el que crecen, por nacer rodeados de una condiciones que les llega a superar y que desata la desesperanza ante tanta falta de empleo y posibilidades. Es por eso que el cineasta rodea al argumento de temas que continúan siendo actualidad, como la prostitución, la homosexualidad, los abusos, el maltrato o el alcoholismo.

Las interpretaciones consiguen estremecernos e impactarnos gracias a la notable labor realizada por los dos actores principales, Abdelhakim Rachi y Abdelilah Rachid. Con cámara en mano, los planos nos encierran en la psicología de ambos dentro de cada situación a la que se enfrentan, al igual que las panorámicas del poblado, que presentan un lugar miserable, empobrecido, con tejados de uralita y pequeños callejones irregulares de los que se alimenta la corrupción. Como contrapunto queda el resto de la ciudad, con edificios lujosos que marcan una especie de franja invisible entre el mundo hermético de estos jóvenes y el de las oportunidades de quienes tienen mayor poder adquisitivo. Todos ansían poder cumplir sus sueños y, sin embargo, con la temprana adolescencia se percatan de la dificultad de llegar a éstos, de su triste realidad.

“Los Caballos de Dios” también recoge el hecho de dudar de ese destino y es que Ayouch recoge cualquier tipo de posibilidad. Tiene tiempo para exponer las consecuencias de negarse a ser un hombre bomba si has tenido el placer de ser seleccionado por unos líderes que ni siquiera son capaces de cumplir con el ejemplo, con una postura cómoda desde la que ven cómo estos jóvenes desesperados acaban poniendo punto y final a sus vidas para defender una interpretación del Corán que no tiene nada que ver con su verdadera esencia, sino que más bien obedece a intereses particulares y que pasan por encima de cada uno de estos “mártires”, a quienes motivan con las promesas de un paraíso inimaginable.

Lo mejor: es un trabajo impoluto en su dirección y delicado en cuanto a su historia.

Lo peor: su ritmo decae en ciertos momentos, provocando que la cinta resulte algo pesada.



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