viernes, 28 de julio de 2017

LA ERA DE LA INCOMUNICACIÓN (2016)



La imagen de las nuevas generaciones mantiene la misma esencia independientemente del autor que lleve a cabo tal retrato. Sin embargo, los grandes cambios se producen entre décadas. Está claro que los jóvenes del 2000 no son iguales a los de estos tiempos, envueltos cada vez más en una burbuja tecnológica que parece secuestrarles, aislarles de lo que sucede a su alrededor. Pero, ¿qué ocurre cuando salen de ella? La directora, productora, guionista y actriz israelí Hadas Ben Aroya destierra de su ópera prima “People That Are Not Me” todo artilugio alienante para encarar con madurez los problemas que se siguen arrastrando a ciertas edades y otros muchos que se acentúan por el contexto que les ha tocado vivir. Un proyecto que, según ella misma, está basado en las propias experiencias de quienes le rodean.

La falta de comunicación campa a sus anchas en la vida de Joy (Hadas Ben Aroya) y uno de sus amigos. Ambos mantienen relaciones sexuales con el único compromiso de no enamorarse el uno del otro, pero no todo resulta tan simple. Ella trata de refugiarse en él porque no puede olvidar a su exnovio, a pesar de que le dejó hace tiempo. También siente la necesidad de tener a alguien a su lado, lo que provoca que no sólo busque consuelo en su amigo, sino con otros chicos que llegan a su vida. El caos sentimental en el que se encuentra arruina sus arrebatos pasionales, siempre buscando algo más entre las inseguridades. Paseos, salidas a la disco y unos límites amorosos que cada vez se vuelven más abstractos, líquidos. Asimismo, la incapacidad por comprometerse hace que Joy deba regresar a su pasado para romper con lo que le impide seguir adelante.

De corte minimalista, la cinta mantiene un ritmo de lo más dinámico en sus escasos 80 minutos de metraje, en los que la vida de Joy cada vez es más oscura y laberíntica, iluminada únicamente por luces destellantes y la claridad de un sol que deja en evidencia su inestabilidad emocional. En un mundo en el que las amistades se construyen a partir de una red y las relaciones amorosas con aplicaciones en las que se descarta a las personas a través de sus fotos, no resulta tan descabellado ver cómo toda una generación se ha olvidado de profundizar en el otro, en estabilizar su vida social o, lo que es peor, trabajar en conocerse ellos mismos por encima de todo. Joy ya no se acuerda de respirar, sentir, ser libre, sino que ahora es dominada por el egoísmo, los impulsos y la soledad, tal y como la sociedad enseñó a esta generación desde el principio. 

martes, 25 de julio de 2017

VÍCTIMAS DE LA TRAGEDIA (2016)



Con el transcurso de los años, la mente tiende a desprenderse de ciertos detalles que tarde o temprano acabamos por echar de menos. Sin embargo, siempre permanece en nuestra retina imágenes que nos llegaron a impactar de tal forma que jamás se podrán olvidar. Para muchos de nosotros, el desastre de Chernobyl es imborrable independientemente de la edad que tengamos. Un hecho que marcaría un antes y un después desde 1986, especialmente, por las tremendas consecuencias que acarreó y cuya población sigue arrastrando con el tiempo. Más de 30 años después de aquella histórica catástrofe en la central nuclear de Vladimír llich Lenin, la ciudad de Pripyat, en Ucrania, sigue siendo un paraje fantasmal del que escaparon sus ciudadanos dejando atrás todas sus pertenencias. Considerado como uno de los sucesos más graves de finales del siglo XX, todavía continúan llevándose a cabo medidas de aislamiento de una zona en la que la radiación campa a sus anchas.

El director, productor y guionista Pol Cruchten, natural de Luxemburgo, retrata a las víctimas de tan terrible desgracia en el documental “Voces de Chernobyl”, una producción de apenas 90 minutos basada en el libro homónimo de la Nobel de Literatura del año 2015, Svetlana Alexievich. Familias devastadas que vieron rotas sus vidas quedan plasmadas en boca de actores como Dinara Drukarova, a la que se suman los testimonios de científicos, educadores y periodistas, que colaboran en la narración de una especie de viaje a los infiernos en el que silencio está presente en cada rincón y la muerte prematura se adueña de quienes fueron testigos de tal calamidad. Una crítica mordaz que evidencia más si cabe la gran negligencia del gobierno soviético y la despreocupación que ha mostrado siempre ante los que sufren las consecuencias más espeluznantes.

jueves, 20 de julio de 2017

EN LOS LÍMITES DEL ABISMO (2016)



Posiblemente, cuando el director estadounidense Larry Clark estrenó su largometraje “Kids” en 1995, no se imaginó la gran huella que dejaría en un gran número de cinéfilos y amantes del cine independiente. El retrato de jóvenes generaciones quedaría plasmado en tan controvertida polémica, hasta el punto de seguir investigando y profundizando en esta temática en obras posteriores, como “Bully” (2001), “Ken Park” (2002) o la más reciente “The Smell of Us” (2014). Sus influencias llegan hasta nuestros días de una forma indudable y en diversas variantes. Sin ir más lejos, la directora y guionista belga Fien Troch plasma esta misma esencia en su trabajo “Home”, una cinta que ha desfilado por el circuito de festivales internacionales como el de Estambul, Múnich, Toronto y Venecia, entre otros, cosechando buenas críticas y despertando un gran interés.

La historia de “Home” es una auténtica radiografía de las jóvenes generaciones de nuestros días. Kevin (Sebastian Van Dun) es un chico que acaba de salir de un centro de detención. Debido al rechazo de sus padres por su pasado turbulento, es acogido por sus tíos. Al empezar su nueva vida, entabla amistad con su primo Sammy (Loïc Bellemans) y su novia Lina (Lena Suijkerbuijk), con quien mantiene una relación con extraños altibajos. Kevin tiene la oportunidad de aprender un nuevo oficio, al igual que disfrutar del ocio con sus nuevos amigos, entre los que también se encuentra, John (Mistral Guidotti), que sufre terriblemente el violento desequilibrio de su madre. Sin embargo, y pese al empeño de Kevin por construir un futuro muy diferente, su rutina se tambalea con arrebatos de agresividad que trata de controlar, pero que, sin darse cuenta, influyen en las vidas de cada uno de sus colegas hasta marcar un antes y un después.

lunes, 17 de julio de 2017

VIOLENCIA EN LA NOCHE (2016)



Primero fue “La Colorina” (2008), un documental biográfico sobre la poetisa Stella Díaz Varín, pero el director y guionista chileno Fernando Guzzoni no tardó en rendirse a los encantos de la ficción. Su primer largometraje, “Carne de Perro” (2012), entró directamente en el circuito de festivales internacionales como el de La Habana, en donde se alzó con el tercer premio Coral a la mejor ópera prima; o el de San Sebastián, en el que obtuvo el galardón como Nuevo Director. Cuatro años transcurrieron hasta presentar su segundo trabajo, “Jesús”, que repitió estancia en estos mismos certámenes, aunque no con tan buena suerte en lo que a reconocimiento se refiere. No obstante, y pese a ello, es imposible permanecer indiferente ante una historia que refleja lo más oscuro de las jóvenes generaciones de su país.

Basada en el trágico suceso acontecido en 2012, en el que un joven homosexual de 24 años fue asesinado a manos de un grupo de neonazis; la trama presenta a Jesús (Nicolás Durán), un adolescente que disfruta bailando música pop coreana con su grupo de amigos. El alcohol, las drogas, el sexo descontrolado y la propia violencia mostrada a través de los medios de comunicación hacen estragos en un chico incapaz de dominar la situación que le rodea. Con un padre, Héctor (Alejandro Goic), prácticamente ausente, Jesús se deja dominar por las noches de excesos, por las risas crueles, las peleas incomprensibles y, en definitiva, por una libertad mal jugada e interpretada hasta que tanto abuso provoca que se encuentre entre la espada y la pared con el único apoyo de su progenitor.

Cualquier tipo de moralidad queda olvidada en lo más oscuro y bajo llave ante una serie de desgracias encadenadas en las que ya no sirve el arrepentimiento. No existen los valores ni hay cabida a la esperanza en un contexto perdido en el que Jesús sólo puede ver cómo se derrumban los castillos de diversión que había construido. En un presente agonizante para el que no existe pasado ni futuro, la narración comienza un tanto débil, pero se mantiene a paso lento y erguido hasta alcanzar un clímax inesperado que transcurre en la lejanía, en pleno bosque y sobre una carretera solitaria. Jesús es un ejemplo más de esos jóvenes despreocupados con su entorno, con sus iguales, ajenos a la memoria histórica, a la desgarradora realidad y especialmente abandonados de sí mismos. La constante incomunicación entre padre e hijo, entre amigos, posibilita un contexto aún más depravado de lo esperado, pero el vacío es más poderoso y dominante en cada uno de los personajes.

miércoles, 12 de julio de 2017

EN EL CORAZÓN DEL NAZISMO (2016)



Parece que nunca son suficientes los documentales que muestran el calvario vivido durante la Segunda Guerra Mundial, los testimonios de aquéllos que lograron salir del verdadero inferno, las imágenes que describen una mínima parte de lo que aconteció durante aquellos años. Los directores y guionistas alemanes Christian Krönes, Olaf S. Müller, Roland Schrotthofer y Florian Weigensamer no son los primeros ni serán los últimos que intentan crear un humilde retrato de lo que se padeció durante del conflicto, pero sí tratan de aportar un trabajo que se distinga de los restantes a través de “A German Life”, un documental que fue presentado en el Festival de Múnich y que formó parte de la selección oficial de los European Film Awards de 2016 para profundizar en el nazismo desde su oscuro interior.

Estamos ante una recopilación de 30 horas de conversación con Brunhilde Pomsel, secretaria, taquígrafa y mecanógrafa del inconfundible ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels; que quedan resumidas en apenas 107 minutos de metraje. El deseo de tener un trabajo estable fue lo que realmente determinó el resto de su existencia. Con 31 años y gracias a soportar la extensa cola para ser miembro del partido nazi, logró entrar en la emisora estatal como secretaria, pero una recomendación como recompensa por ser la que más rápido manejaba la máquina, cambió su vida y la encumbró a un puesto mejor remunerado y más estable. Ahora, con 105 años de edad y con ceguera desde hace poco tiempo, sus vivencias quedan retratadas bajo una simple idea: su total desinterés por la política, aun habiendo dedicado algunos años de su juventud a permanecer cerca de uno de los mayores criminales de la historia. En un extenso monólogo, surgen recuerdos de su mejor amiga, la risueña pelirroja Eva Löwenthal, que precisamente era judía; de su antiguo jefe y de la elegancia y porte que poseía; de sus educados hijos, que solían visitar a su padre en el trabajo; de la antigua sala con mobiliario barroco de un despacho que compartía con otras cinco compañeras y que pertenecía a un pequeño palacio cercano a la Puerta de Brandenburgo.

viernes, 7 de julio de 2017

UN PLAN ENTRE FRONTERAS (2016)



La realidad norcoreana nos sigue sorprendiendo y el cine nunca falla a esta clase de citas. Cada historia que se nos muestra resulta aún más sobrecogedora, pero, a pesar de ello, nada parece cambiar en el horizonte de la realidad. “Mrs. B, Una Mujer Norcoreana” es uno más de la gran lista de relatos espeluznantes que desdibujan cualquier atisbo de felicidad en familias que sufren cada día un gran peso a sus espaldas. La pobreza, las fronteras y la distancia quedan plasmadas en la obra del director surcoreano Jero Yun en un documental de producción francesa que ha viajado por las pantallas de algunos festivales mundiales como el de Cannes, Moscú o Zúrich, alzándose, en estos dos últimos, con el premio al mejor documental. 

El retrato que formula el cineasta en apenas 70 minutos de metraje se transforma en anónimo, no porque su protagonista no quiera darse a conocer, sino porque sus vivencias son las mismas que para otras tantas personas que han tratado de escapar del régimen norcoreano en busca de una nueva vida para sus familias. La Sra. B así lo hizo. Hace tiempo que tomó la decisión de dejar atrás el país que la vio nacer, Corea del Norte, y, con ello, a su marido y dos hijos, que lograron partir a Corea del Sur. Refugiada en China junto a su segundo marido, realiza contrabando entre las dos Coreas y su nueva tierra, pero este dinero no es para subsistir, sino para ahorrar y poder reunirse con sus dos hijos después de varios años sin poder verlos. 

Para ello, la Sra. B ha tenido que sufrir grandes calamidades. Unida a su trágica separación familiar, fue vendida en el mercado chino como esposa. Sin embargo, su nueva pareja es más que comprensivo, permitiendo que intente marcharse para, posteriormente, tratar de reunirse con ella en Seúl. Un plan que, a simple vista, parece sencillo, pero que, en realidad, se presenta desesperante y siniestro. Con la cámara en mano, el autor vela noche y día por la protagonista de su trabajo, a la que acompaña en su andadura desde China hasta Vietnam, en donde el trayecto parece precipitarse a la infernal oscuridad. Junto a ella, otras víctimas de un sistema que olvida a su pueblo, en su mayoría mujeres que, incluso, cargan con niños pequeños campo a través. 

martes, 4 de julio de 2017

VIAJE A LA ADOLESCENCIA (2015)



Algunas generaciones hemos crecido con el cine familiar de los 80, con adolescentes que protagonizaban historias inimaginables, que acunaban nuestra propia creatividad y nos hacían creer que existía un mundo de fantasía a la vuelta de la esquina. Por nuestra mente pasan una infinidad de títulos con los que hemos crecido y que nos han llegado a influir hasta el día de hoy, un aspecto que también es fácil de observar en el propio cine con autores que vuelven a sacar a la luz el “niño interior” para mostrarnos ese imaginario tan aventurero que a veces queda en lo más profundo del olvido en nuestra etapa más adulta. Este es el caso del director y guionista francés Michel Gondry y de su obra “Microbe et Gasoil”, un título que describe a la perfección a los dos jóvenes personajes que encabezan toda una osada experiencia de vida.

Daniel (Ange Dargent) es un adolescente criado en el seno de una familia progresista. Su madre, Marie-Thérèse (Audrey Tautou) intenta comprender y apoyar a sus tres hijos por encima de cualquier castigo inservible. Sin embargo, desconoce que Daniel es apodado “el microbio” en el colegio debido a su corta estatura y que, a pesar de que le gusta una de sus compañeras de clase, Laura (Diane Besnier), poco puede hacer sin dar un estirón y dejar, por fin, de ser comparado con una chica. Théo (Théophile Baquet) llega nuevo al instituto entre gracias y desparpajo. Su vida es muy diferente con una madre casi siempre enferma y un padre que colecciona todo lo que ve. Su afición por la mecánica, de ahí su mote “el gasolina”, le lleva a ofrecer a Daniel una amistad muy diferente y un horizonte de posibilidades que nunca hubiera imaginado. Así es como, tras acabar el curso, deciden fabricar una casa sobre ruedas y ponerse en marcha por las carreteras de Francia ellos dos solos.