La historia contemporánea de Europa registra una gran
cantidad de acontecimientos importantes a lo largo del siglo XX, desde las
guerras mundiales, las tensiones diplomáticas, la falta de seguridad
internacional, la restructuración constante del mapa continental, etc. Sin
embargo, las ambiciones que respaldaban la revolución de Mayo del 68 eran
diferentes. Un suceso que trataba de marcar un antes y un después en
las vidas del pueblo y que comenzó a través de la movilización de varios
movimientos estudiantiles en París. En tan solo dos meses, lograron el apoyo de
una gran parte de la población, llegando a producirse la mayor huelga general
en la historia de Francia. Sin embargo, estos hechos eclipsaron por completo
otros de similares características en diversos puntos candentes del mapa
mundial. Todos ellos reunían características comunes, motivaciones similares,
protagonistas idénticos y gobiernos que no estaban preparados para hacer frente
a la fuerza conjunta de la ciudadanía.
Por eso mismo, “No Intenso Agora”, el documental del
guionista y director brasileño João Moreira Salles, se vuelca por completo en
presentar diferentes perspectivas a través de un metraje de 127 minutos, por el
que recibió premios por parte de la Asociación de Críticos de São Paulo, el
Festival de Cine de Santiago y Cinéma du Réel, sumándose también el premio de la crítica en el
Atlántida Film Fest de 2018. No es para menos. El autor reúne un extenso material de
archivo que parte de las grabaciones caseras de su madre en su viaje a China
durante los años 60. Un inicio personal y muy cercano que le lleva a explicar
la atracción que ella sintió ante el exotismo de una tierra tan lejana, por
aquellos entonces bajo la batuta del líder de la República Popular China, Mao Tse-Tung.
Intercalando tales experiencias de una mujer que surge en pantalla totalmente
fascinada por la cultura y sus gentes, el cineasta nos traslada de golpe a Europa para
describir los primeros brotes del Mayo francés.
Los estudiantes salen a la calle con pancartas y vítores
para encabezar las primeras protestas. El joven Cohn-Bendit lidera a sus
compañeros hasta convertirse en una de las figuras mediáticas más importantes,
prácticamente un emblema del acontecimiento. Quién hubiera pensado que sus
reivindicaciones por las normativas internas de la Universidad de Nanterre, en
la que permanecieron encerrados varios días, acabarían llenando París de
vecinos que también proclamaban la necesidad de un cambio en la sociedad
moderna. Cada marcha aglutinaba más medios de comunicación y policías, pero
también más alegría y miedo. Por un lado, ellos mismos sentían el apoyo común,
la fuerza y capacidad de que todos juntos podrían elegir un futuro mejor. Por
otro lado, el miedo de la clase dirigente al ver cómo unos simples chavales
desbordaban cada vez más la situación política, económica y social del país.
Ante tan intensas imágenes, volcadas en el ímpetu de la
movilización, se funde una voz en off que procura no adquirir protagonismo.
Tanto es así que, en lugar de favorecer ese fulgor que trata de narrarnos, en
realidad parece arrullarnos, ralentizando una obra que, sin esa monótona
entonación, podría haber logrado mucho más ritmo y dinamismo del que termina
adquiriendo. Pese a tal error, “No Intenso Agora” continúa su ensayo en forma
de poesía, directo e imparable a presentarnos una visión obviamente subjetiva y
parcial que sirve como homenaje a parte de los protagonistas de tal suceso,
olvidando contextos y otros actores que también se vieron involucrados y que
podrían haber enriquecido el metraje. Sin embargo, y aunque el collage de
Moreira Salles sea uno de los más completos sobre estas revueltas, no deja de
ser una obra limitada, que, como suele ocurrir, viene determinada por factores
como el tiempo, el consumo y el acceso a documentos históricos.
Primero China, después Francia, cuando, de repente, el autor
nos envía a Praga, otra de las zonas que también se vio involucrada en su
propia revuelta. El retrato del período de liberalización política en
Checoslovaquia viene marcado por tanques que invaden las calles de la capital,
vecinos asustados asistiendo a tal catástrofe desde sus casas y algún
aventurero que, por suerte, decide grabar su vivencia. La Primavera de Praga se
extendió durante 8 largos meses de 1968, terminando con la invasión emprendida
por la URSS junto a sus aliados del Pacto de Varsovia. La cinta recoge los
deseos por acabar con el totalitarismo hasta que el estudiante Jan Palach
protagonizó un escalofriante acto de protesta. El dolor del pueblo se transmitió
cuando el joven se quemó a lo bonzo en mitad de la Plaza Wenceslao, ahogando
los gritos en el asfixiante silencio de su multitudinario entierro. Inundados
por la tristeza, tal episodio evidenció la necesidad de luchar, al igual que
también ocurriría en Río de Janeiro.
Moreira Salles culmina su obra con un último capítulo: la
Marcha de los Cien Mil. El pueblo brasileño, aunado contra la dictadura militar
en junio de 1968, se enfrentó a la dura represión de las fuerzas policiales. En
su esfuerzo quedó grabado el asesinato del estudiante Edson Luis Souto Lima, un
joven de 17 años que falleció por un disparo en el pecho. Durante su entierro,
no hubo silencio, sino gritos y llantos de impotencia por un reciente
totalitarismo que supuestamente iba a ser temporal. Es indudable la magnífica
labor del cineasta para recopilar tal cantidad de grabaciones anónimas que
alzan la voz de 1968 nuevamente. El paso del tiempo las había olvidado y, en
ciertas épocas, incluso, se habían ahogado. “No Intenso Agora” rescata la
memoria histórica de Europa, con gran melancolía y conmoción, en un fragmento que
bien pudiera haber incluido similares imágenes de Suiza, Argentina, México o Italia,
algunos de tantos lugares que protagonizaron estas oleadas de protestas y que
vuelven a ser recordados.
Lo mejor: la fantástica labor documental del cineasta, que
extiende una gran variedad de metrajes de la época en las más de 2 horas de
metraje.
Lo peor: la poco acertada voz en off, que inspira
precisamente lo contrario a lo que vemos en las imágenes.
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