Bien es sabido que el mítico realizador y guionista
neoyorquino Woody Allen se autoimpuso la nada desdeñable meta de realizar, al
menos, una producción por año. Esto supone que, de tres trabajos, uno saldrá
decente. “Irrational Man” no comienza con los tradicionales
créditos de apertura a ritmo de jazz, como en sus anteriores trabajos, sino que
presenciamos el sonido ambiente como preámbulo a la versión instrumental de
“The 'In' Crowd”, de Ramsey Lewis Trío. La intensidad de la trama comienza a
fuego lento y lo que parece ser su clásica comedia romántica acaba aportando
inesperadamente tintes de puro thriller.
Como cabía esperar, el personaje principal se encuentra en
plena crisis existencial. Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un profesor
universitario de filosofía, siente que ha perdido el rumbo de su vida, posee un
bloqueo absoluto para continuar con su libro sobre el filósofo alemán Martin
Heidegger y el fascismo, y ve imposible encontrar el placer de continuar días
tras día con la monotonía de su mundo. No desea mantener ningún tipo de
relación sentimental, pese a que su fama de mujeriego le precede, y, su caótico
existencialismo le ha llevado a refugiarse constantemente en el alcohol. Con la
llegada a un nuevo pueblo, entran dos mujeres especiales en su vida: Rita
Richards (Parker Posey), compañera de profesión que desea tener una excusa para
poder abandonar a su marido; y Jill Pollard (Emma Stone), una estudiante
aplicada que acaba convirtiéndose en su mejor amiga. Una vez más, los deseos y
enamoramientos confluyen en un giro inesperado por el que Lucas encontrará una
instantánea felicidad.
Por supuesto, tampoco pueden faltar los gags cargados de
humor satírico que dinamizan tanto los inteligentes diálogos como la narración
tan liviana que en los últimos años nos ofrece el autor. Dostoievsky, Freud o
Kant, entre otras muchas citas, vuelven a salir a la luz para replantear el
pensamiento, mientras que el tiempo, que empieza a pesar irremediablemente, y
el retrato de la condición humana, cada vez más cuestionable para Allen, toman
la batuta del guion para tornarse en una dualidad moral en la que el
protagonista trata de justificar los indecentes medios para llegar a un
supuesto final feliz y sentirse más vivo que nunca, algo que se repite
constantemente en la filmografía del director.
Ese halo tan pesimista de la vida tampoco es nuevo, pero, al
menos, el cineasta logra acercarse a algunas de sus obras cumbre como “Delitos
y Faltas” (1989) y “Match Point” (2005), en cuanto al toque convencional del
cine negro. Así pues, a mitad de metraje, se introduce un elemento de suspense
bastante convencional: la búsqueda del crimen perfecto. Un giro inesperado que
otorga dinamismo a una narración que parecía estar destinada a la previsibilidad
amorosa entre el trío de personajes. Lucas escucha una conversación fatídica en
un restaurante, lo que hace que sienta el deber de involucrarse excesivamente
en un tema judicial que no tiene nada que ver con él. Su sentido de la justicia
sale a la luz hasta quedar totalmente desvirtuado, pero recelosamente extasiado
por la posibilidad de experimentar cómo es asesinar a una persona.
De repente, el edulcorado ambiente queda bañado por la
oscura personalidad del protagonista, cuya evolución resulta más que
disfrutable a manos de Phoenix. Su excelente labor interpretativa se equipara a
la de su compañera de reparto, Stone. La actriz repite experiencia con el
afamado realizador tras su intervención en la suave comedia “Magia a la Luz de
la Luna” (2014). El toque vivaz es aportado por Posey con un personaje más
pasional e impulsivo y menos intelectual que Lucas y Jill.
Sirve de escenario para las aventuras del trío amoroso el
inigualable paisaje de Rhode Island y sus costas, retratado con suma delicadeza
y encanto por el director iraní Darius Khondji, indispensable en el equipo del
autor. “Irrational Man” regresa con lo más esencial de Woody Allen, pero, en
cierta manera, mantiene la rutina de sus últimos trabajos. Con una trama
irregular, pero irremediablemente atrayente, consigue superar a su antecesora
en cuanto a interés y humor. Una comedia dramática que cuenta con un magnífico
elenco para dar vida a una historia de debilidades, anhelos y doble moral.
Lo mejor: las interpretaciones de Joaquin Phoenix y el
reparto femenino.
Lo peor: las evidentes reminiscencias a su propia obra.
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