El
cuarto largometraje del director estadounidense Brian A. Miller, “The
Prince”, se mantiene dentro
del thriller criminal, pero, en esta
ocasión, cuenta con un elenco actoral de lujo. Los veteranos Bruce Willis
y John Cusack
encabezan un cartel en el que también vienen acompañados por Jason Patric
y la estrella surcoreana Rain. Muchas esperanzas se pusieron sobre este
proyecto que, a simple vista, parecía infalible y todo un taquillazo. Su
historia, pese a ser la misma una y otra vez, captaba el interés de todo
fanático no sólo del género, sino también de los actores que lo abanderaban.
Paul (Jason Patric),
un asesino retirado del mundo de la acción, se ve obligado a retomar sus
antiguas actividades para vengarse de sus enemigos por haber secuestrado a su
hija, Beth (Gia
Mantegna). Omar (Bruce Willis) es el principal de sus
objetivos y con quien aún tiene varios asuntos pendientes. Y así es cómo se
resume otro violento relato sobre la venganza, con un argumento que ya hemos
visto multitud de veces en películas y series de televisión. Precisamente, en ésto
debería haber pensado el cineasta a la hora de vender este producto,
introduciendo algún elemento sorpresa o explotando las posibilidades técnicas
para complementar una trama predecible de principio a fin. No obstante, la
decisión de gastar la mayor parte del presupuesto en llamar la atención de los
seguidores con el reclamo de unos cuantos nombres de estrellas, aspecto que ya
de por sí se aprecia en un trailer dedicado, sobre todo, a ellos, no sonaba tan
mal de no ser porque todos salen bastante mal parados.
Patric
se hace cargo de un protagonista al que le persigue un pasado que desea dejar
atrás, ese típico héroe supeditado a las circunstancias que le rodean, pero del
que no sentimos ni la más mínima empatía en manos de este actor. Inexpresivo en
todo momento, no consigue ponerse en la piel de su personaje e, incluso, parece
forzado al decir sus diálogos por falta de entusiasmo y empeño. Por su parte, los
dos grandes pesos pesados de la cinta, Bruce Willis y Cusack tampoco corren mejor suerte.
El primero, en su atractivo papel de antagonista, podría haber prescindido de
este proyecto que no supone absolutamente nada en su exitosa carrera. Lejos de
las interpretaciones a las que estamos acostumbrados, encarna un personaje
totalmente plano, típico y sin interés alguno. En cuanto al desaprovechado Cusack, como
Sam,
poco se puede decir de un excelente profesional que es utilizado durante
escasos minutos para un par de escenas.
La
nota asiática viene de la mano de la estrella surcoreana Rain, que sigue ampliando su
trayectoria hollywoodiense. Su rol como Mark parece no naufragar tanto como sus
compañeros, puesto que se encarga de aportar el toque de las artes marciales en
las escenas de acción. Su porte elegante como lacayo de Omar le hace altivo y seguro de sí
mismo, pero todo se diluye con cierta humanidad que no viene al caso y más
cuando no sabemos nada de él. Mención especial para la ligera aparición del
rapero Curtis
“50 Cent” Jackson, que vuelve a colaborar con A. Miller como un importante camello
y proxeneta que, por supuesto, tan pronto como aparece, se esfuma.
No
tiene perdón haber desperdiciado tanto un elenco que podría haber hecho de esta
película algo mejor, pero, a pesar de ello, reconocemos que su ritmo no decae
en absoluto aun teniendo por delante una narración más que previsible hasta el
mismo final y es que todos los tópicos del género de acción pasan por “The
Prince”, un largometraje muy poco arriesgado y visto con altas
pretensiones que no supera la serie B. Su función de entretenimiento se cumple
a duras penas, pero resulta más que olvidable según finalizan los 93 minutos de
duración.
Lo
mejor: no deja de ser otro producto de entretenimiento.
Lo
peor: un elenco de lujo totalmente desaprovechado. La cinta se basa en
tópicos del género, haciendo de su previsible guion lo más deficiente del
proyecto.
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