miércoles, 12 de agosto de 2015

MENTES AL DESCUBIERTO (2013)



En los últimos tiempos hemos visto que el thriller de origen surcoreano ya es un sello de calidad, pero para llegar a este punto de éxito, han sido necesarias muchas cintas que sacrificar y otras cuantas que no destacan de entre la media. Precisamente, entre éstas se encuentra “Psychometry” (“The Gifted Hands en su título inglés), el largometraje realizado por el director y guionista Kwon Ho-Jung que incorpora ciertos toques de ciencia ficción en un relato que sigue con el empeño del tradicional género que tantos beneficios da a los cineastas nacionales tanto en taquilla como en festivales de renombre.

Historias de violencia y crueldad que se alejan, en cierta manera, de los patrones de los clásicos occidentales del género. Bajo esta tesitura, la trama parte del personaje de Chun Dong (Kim Kang-Woo), un detective de mala fama que investiga un caso de secuestro y asesinato de una niña. En una de las escenas del crimen, en plena calle, aparece un graffiti que desvela ciertas claves del fatídico suceso. Desde ese momento, el autor de éste, Kim Joon (Kim Bum), que posee el don de la psicometría, es decir, que conecta con la mente de otras personas a través del tacto, se verá perseguido por un policía desesperado por cumplir con esta investigación.  

Los primeros instantes del metraje prometían ser de máximo interés al incorporar cierta originalidad en su argumento, pero en ningún momento despunta, aunque sí permite pasar un buen rato frente a la pantalla. La elegante comicidad en sus diálogos agiliza una narración que no contiene ni dosis de venganza, como la inmensa mayoría de estas cintas, ni duras escenas de violencia, ya que, durante los casi 110 minutos de duración,  mantiene una estela muy sencilla, simple y sin grandes pretensiones. Junto a los toques de humor negro, se suma un elemento fantástico que, al menos, mejora la calidad de la producción y consigue diferenciarla del resto de thrillers del mercado. Kim Joon tiene la capacidad de introducirse en la mente de los demás al establecer contacto con su mano, un aspecto que hace fluir con ligereza la trama y, sobre todo, la ausencia de pistas y el estancamiento al que se enfrenta el policía.

El director y, en este caso, también guionista, conduce la tensión a duras penas en un largometraje sin escenas ni hechos reseñables y que probablemente sea tan fácil de olvidar como lo es de visualizar. Ho-Jung parecía mantenerse fiel a una trama durante el inicio del filme, pero, poco a poco, se produce una subdivisión de historias que lo único que hacen es crear cierto caos a la hora de explicar detalles que son importantes.

“Psychometry” a duras penas funciona, aunque, en parte, el mérito es de Kang-Woo, sobre el que recae todo el peso de la acción y de la sutileza humorística. El personaje sobresale por encima del clásico detective al que estamos acostumbrados, puesto que su buena predisposición a hacer las cosas de forma correcta contrarresta con sus fallos profesionales a la hora de investigar. Por su parte, su compañero de reparto, el joven actor Kim Bum, posee pocos registros en su papel, manteniendo un halo de misterio y oscuridad junto al perfil solitario que muestra en todo momento.

Su arriesgada estética es lo único reseñable frente a una atmósfera poco lograda para los instantes de mayor tensión, los cuales vienen recogidos simplemente con cámara en mano. La cinta de Ho-Jung no posee grandes méritos, aunque sí nos traslada a una historia un poco diferente dentro del clásico thriller surcoreano. Su original trama consigue llevarnos por un mundo de violencia tenue y poco explícita en el que un inspector intenta desenmascarar al culpable de un hecho nefasto como es el asesinato de una inocente niña.

Lo mejor: las dosis de humor y el elemento fantástico que aportan frescura y singularidad a la narración.

Lo peor: las atmósferas poco logradas. Las subtramas dejan por el camino detalles importantes que necesitan explicación.



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