El director español Julio Medem retrata el cáncer en su largometraje “Ma Ma”, centrándose, principalmente, en el personaje de Magda (Penélope Cruz), una profesora y madre recién separada que vive con su hijo Dani (Teo Planell). En una revisión médica, el ginecólogo, Julián (Asier Etxeandia), descubre que la mujer tiene varios bultos en el pecho. Magda debe someterse a una mastectomía y a varias sesiones de quimioterapia para erradicar la enfermedad, pero, antes, debe enviar a su hijo de vacaciones para que no tenga que presenciar la hospitalización. Mientras piensa en los resultados y lo que supone este traspié en su vida, conoce a Arturo (Luis Tosar) en un partido de fútbol de Dani. De repente, el ojeador del Real Madrid recibe una llamada devastadora. Su encuentro les llevará al apoyo mutuo para hacer frente a las desgracias de sus vidas.
El cineasta mantiene ciertos resquicios de su arriesgada autoría, profundizando siempre en la psicología de sus personajes, en sus puntos de vista y en la mirada poética hacia las emociones de éstos. Sin embargo, todo queda ensombrecido por la convencionalidad de la narración, que, en los momentos más intensos, tiende a ser edulcorada y excesivamente correcta, perdiendo cualquier atisbo de frescura y naturalidad. Las buenas intenciones de Medem navegan a duras penas en esta irregularidad con escenas que indican cuándo el espectador es forzado a sumergirse en un mar de lágrimas o cuándo debe sonreír. Una estructura tan planificada que impide sentir total libertad a la hora de enfrentar la trama, la cual queda demasiado previsible a los ojos del público.