viernes, 2 de septiembre de 2016

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN (2013)



Las leyendas son una fuente más para nutrir historias con ciertos toques de fantasía. Si, además, provienen de Asia Oriental, muy probablemente nos enfrentemos a un terrorífico mundo de mujeres fantasmas martirizadas en vida. Siguiendo, en cierta medida, esta base, el director tailandés Banjong Pisanthanakun recupera una de las creencias más extendida del país para crear “Pee Mak”, una simpática comedia de terror que proyecta pocas expectativas en su inicio, pero que consigue entretener de principio a fin con asombrosa facilidad. No es la primera vez que se pretende adaptar el tradicional mito de “Mae Nak Phra Khanong”, ya sea siguiendo al pie de la letra el cuento popular o bien proporcionando dosis de modernidad y experimentación para completarlo, pero lo que es cierto es que, en esta ocasión, el cineasta aporta una mayor diversión en los que, en un principio, aparentan ser 115 excesivos minutos de metraje.

Mak (Mario Maurer) es un soldado que ha sido herido en un combate al comienzo de la dinastía Rattanakosin y que decide regresar a su casa junto a su esposa, Nak (Davika Hoorne), y su hijo recién nacido. Junto a él, sus compañeros de batalla Ter (Nattapong Chartpong), Puak (Pongsatorn Jongwilak), Shin (Wiwat Kongrasri) y Aey (Kantapat Permpoonpatcharasuk) deciden acompañarle en su camino y pasar unos días en el pueblo natal de Mak. Todo resulta más que idílico, pero los amigos se percatan de que algo extraño está sucediendo. ¿Es posible que Nak esté realmente muerta tal y como los rumores dicen o son ellos los verdaderos fantasmas?

El autor recupera ciertas pinceladas del género que le vio nacer y que le ha ensalzado como uno de los cineastas más populares de Tailandia. Su prolífico debut con la famosa cinta de terror “Shutter” (2004), que llegó incluso a hacerse hueco en la cartelera española, marcó una trayectoria de tintes sobrenaturales en la que únicamente existe una sola excepción, “Hello Stranger”, una comedia romántica que tampoco salió mal parada. Sin embargo, y pese a su estable éxito, “Pee Mak” le ha reportado grandes alegrías convirtiéndose en una de las películas nacionales de mayor recaudación. A pesar de ello, se trata de una producción no tan exportable como aparenta ser, ya que el tradicionalismo que posee su historia hace que, a ojos occidentales, se convierta en un largometraje entretenido que, por desgracia, apenas destacaría entre la oferta cinematográfica. 

No obstante, sus espectadores no pueden negar la originalidad que respira la trama, en la que la tensión fluye a buen ritmo entre sustos, risas y algún que otro toque romántico de menor peso que evita a toda costa el clásico melodrama asiático hasta su desenlace, momento en el cual parece decaer parte de ese dinamismo. Es poco común en estos tiempos disfrutar de la comedia y el terror sin acabar entre la mediocridad y la previsibilidad, pero Pisanthanakun consigue alcanzar un estupendo equilibrio a través de la duda y el cuestionamiento. Una vez que se presentan los personajes y se plantea la incógnita, el autor construye un desarrollo que parece moverse cual veleta, aunque en determinados instantes caiga en la repetición, provocando que el público sea engañado constantemente hasta el punto de no saber quién es el verdadero fantasma en una especie de caos controlado. Su creatividad también se nutre de algunas libertades narrativas, puesto que, a pesar de estar situada en el mismo espacio temporal que la famosa leyenda, aspectos como sus diálogos o su banda sonora abogan por una contemporánea cercanía.

Las escenas cargadas de ironía no logran romper el macabro ambiente que con tanta sutileza se despliega a través de ese misterioso pantano y de una casa ligeramente en ruinas. La excelente fotografía del cineasta Narupon Sohkkanapituk convierte cada día en una imagen tétrica y cada noche en instantes llenos de temor. Su escalofriante atmósfera inconfundiblemente tailandesa rodea a unos supervivientes que nadan en la confusión y en los deseos desesperados de aferrarse a la vida de forma ridícula. La simpática torpeza de sus personajes, sus chifladas expresiones, las irremediables discusiones y su aspecto desaliñado con los dientes pintados de negro son la verdadera clave del sano entretenimiento que ofrecen. Pisanthanakun los perfila con gran humanidad, aunque sean excesivos en su gesticulación. La popular estrella Mario Mauer destaca más por su aparente inocencia y sumisión en un trabajo que nuevamente pasa sin pena ni gloria en su adormilada trayectoria, mientras que su coprotagonista Davika Hoorne se convierte en una fantástica antagonista repleta de emotividad. Su sensibilidad, los cambios de humor y su espeluznante belleza seduce a la cámara con asombrosa facilidad. A su lado, los tres compañeros de Mak llevan la voz cantante en la mayoría de escenas cómicas. Corren, gritan, lloran, sufren las consecuencias de sus dudas, realizando unas interpretaciones impecables mientras tratan de advertir a su amigo Mak del aura sobrenatural que embarga a su familia. La fuerza de la amistad se subraya en “Pee Mak”, una obra de la que Pisanthanakun ha sabido sacar partido. Comedia y terror terriblemente agradable, que ofrece toques de originalidad desde las tierras exóticas de Tailandia.

Lo mejor: las divertidas interpretaciones de su elenco, en especial, de los amigos de Mak.

Lo peor: es una película que simplemente sirve para entretener, algo que cumple a la perfección.
 

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