Qué bien dicen que a veces la realidad supera la ficción
gracias a esas historias rocambolescas que bien parecen salir de una película
artificiosa o, incluso, de una telenovela con infinito número de capítulos. A
nuestro alrededor circulan casos extraños e incomprensibles, relatos que llenan
el espacio de los periódicos y el tiempo en televisión. Y a pesar de la
perplejidad con la que respondemos, lo cierto es que innegable que sea la pura realidad. Las
dobles vidas, los romances idílicos, los amores prohibidos, las casualidades
del destino, las confusiones desafortunadas, las cadenas de mentiras, etc.
Tramas que salen sin querer a la luz pública y que terminan por destapar
secretos increíbles que terminan en boca de todos. Por supuesto, el cine no
puede evitar retratar las semillas de grandes narraciones que quedan
encorsetadas bajo el clásico aviso “basado en hechos reales”, cuatro simples
palabras que generan un magnetismo sin igual y que nos atrapan hasta
convertirnos en testigos directos de la verdad subjetiva.
Efectivamente, atraídos por la hipnosis de la extrañeza y
el asombro, es fácil devorar los tres capítulos de los que se compone la
miniserie de la BBC “Mrs. Wilson”, del director británico Richard Laxton, que
recibió cuatro nominaciones a los BAFTA TV de 2019. Sin duda, el pasado
familiar de la actriz británica Ruth Wilson merecía ser relatado con un guion
en el que Tim Crook y Anna Symon tratan de recopilar las memorias de la abuela de
la actriz. Así es como, durante tres horas, se da rienda suelta a este curioso
caso que comienza en el momento en el que Alison Wilson (Ruth Wilson) llega a
casa y encuentra a su marido, Alec Wilson (Iain Glen), muerto sobre el
escritorio, frente a su última novela a medio escribir. Cuando la familia se encuentra en mitad de los preparativos del funeral, alguien llama a la puerta en
plena noche. Se trata de una mujer que se identifica por el nombre de Gladys
Wilson (Elizabeth Rider) y dice ser la esposa de Alec. Alison no puede creer lo
que está sucediendo, por lo que decide investigar por su cuenta la vida de su
difunto esposo con el fin de demostrar que el divorcio entre Gladys y Alec es
legal. Sin embargo, su marido escondía más de un increíble secreto, lo que
provocará que Alison vea tambalear su existencia y todo lo que ella
había considerado que era verdad.
La adaptación de las memorias de Alison Wilson no tiene
desperdicio. Tres episodios, casi 180 minutos de metraje y una espiral que fue
silenciada con el tiempo, pero que se nutre de caos sentimental y emociones
contenidas. Apenas hay altibajos en una narración que constantemente sorprende
y que nos hace plantearnos si es mejor desvelar la verdad, aunque con ello nos
veamos encerrados en el sufrimiento; o ser felices simplemente con el
desconocimiento. Mientras Alison descubre al verdadero hombre que ella siempre
había querido, los secretos van poco a poco distanciándola de él hasta no poder
reconocer a la persona con la que creía estar casada.
La investigación llevada a cabo por la protagonista va
dejando víctimas por el camino y un dolor inconsolable para quienes se topan
con la realidad. El pasado se construye a partir de flashbacks que retratan los
primeros años de matrimonio entre Alec y Alison, un idilio surgido al albor de
una segunda y terrible guerra mundial que les llevó a superar los peores
obstáculos posibles, pero que, a su vez, ayudó a afianzar su relación. Alison apenas era
una joven inocente que comenzaba a trabajar en un nuevo oficio, una simple casualidad que le
permitiría conocer a Alec, aquel hombre del que quedaría locamente prendada.
Sin embargo, poco a poco, todos aquellos bonitos recuerdos junto a él se
vuelven borrosos, inservibles ante un presente en el que ya no cabe refugio
alguno.
Ruth Wilson, la nieta de la protagonista de esta
rocambolesca historia, lleva sobre sus hombros toda la carga dramática de la
narración en un claro homenaje que culmina con un retrato de su amplia familia
al completo en los últimos minutos del metraje. Sin duda, su intención ha
desembocado en uno de sus mejores trabajos interpretativos por el que recibió
una de las nominaciones mencionadas a los BAFTA TV. No deja de ser una gran
responsabilidad encarar un proyecto tan personal en el que ha decidido revelar
el secreto familiar. Precisamente por ello, su magnífica labor es impecable al
encarar con destreza tanto giro sorpresivo. Alison resulta ser un personaje de
interesantes matices, una mujer en la cuerda floja de su vida que es capaz de
contener sus emociones para mantener la frialdad que requiere su decisión de seguir
investigando. Esa fortaleza y coraje con los que enfrenta en todo momento cada
obstáculo en su camino contrarrestan la dolorosa fragilidad que Alison lleva
consigo en su interior y que no permite que su nadie vea. Al final, todo lo
que queda son las heridas que llevará a cuestas hasta el final de sus días y un
proceso por el que debe volver a conocerse a sí misma, puesto que la verdad ha
hecho tambalear agresivamente todos los cimientos sobre los que había
construido su vida.
Sobre este suculento escenario, desfilan rostros conocidos
como los actores Iain Glen, Fiona Shaw, Calam Lynch, Ian McElhinney o Patrick Kennedy, con
personajes que la rodean, encierran, protegen, desestabilizan y, sobre todo,
acompañan en esta extraña telaraña de misterios nunca revelados. Entre sus
relaciones quedarán grabados el rencor, el cariño, la incredulidad, el silencio
y la compasión, matices que, incluso, parecen reposar en la misma imagen, labor
llevada a cabo por el director de fotografía polaco Hubert Taczanowski. Su
trabajo resulta indispensable para enmarcar las líneas temporales. Mientras la
década de los 40 muestra la calidez del romance, de la esperanza del nuevo
matrimonio; los años 60 entran en contraste por su frialdad y tensión. Los
claroscuros terminan desembocando en la impecable luz de la actualidad, de una
familia que ha revelado una parte de su verdad, ya que, al parecer, aún quedan
algunos secretos guardados bajo llave de aquel desconocido Alec. Su lado más oculto ha quedado sepultado por el silencio del propio gobierno británico, que se ha
negado a revelar los documentos que esclarecerían una parte muy enigmática de esta historia.
La BBC sigue siendo una “marca de calidad” después de tanto
tiempo. Es innegable que cada proyecto es cuidado con gran mimo y detalle y un
claro ejemplo de ello es “Mrs. Wilson”, una producción inolvidable, construida
sobre el dolor, la lucha y la esperanza. Una miniserie que claramente supone un
punto de inflexión para la familia de Alison Wilson al tratar de dejar atrás un
capítulo que ha cambiado por completo sus vidas. Ahora es tiempo de perdonar y
olvidar las mentiras con las que algunos de ellos crecieron, pero, sobre todo,
de mantener en alza la fe para continuar con la investigación y liberarse, por
fin, de la esclavitud del engaño.
Lo mejor: sin duda alguna, la historia en la que se basa.
Lo peor: hubiera sido interesante poder profundizar en algunos diálogos o contar con el material necesario para desarrollar algunos enigmas, aunque su coste fuese algún capítulo más.
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