Guggenheim
se iniciaba en el largometraje de ficción con “Amores Que Matan” en el 2000 con
la intención de probar suerte tras sus comienzos en el mundo de las series de
televisión, dirigiendo algunos capítulos de “Policías en Nueva York” (Steven Bochco y
David Milch, 1993.2005) o “Urgencias” (Michael Crichton, 1994-2009), entre
otras. “24” (Robert Cochran y Joel Surnow, 2001-2010), “Alias” (J.J. Abrams,
2001-2006), “The Shield: Al Margen de la Ley” (Shawn Ryan, 2002-2008) o
“Deadwood” (David Milch, 2004-2006) precedieron a su primer largometraje
documental, “Una Verdad Incómoda” (2006), sobre los efectos del cambio climático,
que le llevó a recoger importantes premios otorgados por la Asociación de
Críticos de Chicago y de Los Ángeles, los Critics’ Choice Awards o, incluso, los Oscars, en donde se alzó con el premio al mejor
documental y canción original, afianzando así su carrera en este tipo de cine.
Aunque,
en esta ocasión, el galardón se escapara irremediablemente para “It Might Get
Loud”, es cierto que la película de Guggenheim eclipsa durante los casi 100
minutos de metraje. En pantalla surge la genialidad de tres grandes
guitarristas, Jimmy Page, The Edge y Jack White. Estrellas que brillan con luz
propia sin necesidad de ser respaldados por sus grupos, Led Zeppelin,
U2 y The Raconteurs y The White Stripes, respectivamente, que además conforman
la magnífica banda sonora. Cada uno de ellos muestra su íntima relación con la
guitarra a través de tres puntos de vista que conciben el instrumento de
diversas formas, pero que, en cambio, les une por la pasión y la magia que
transmiten a través de sus manos. Si ya de por sí los tres han influido a
varias generaciones de músicos, ganándose a pulso una reputación inamovible, el
documental de Guggenheim revela aún más el por qué son quienes son.
El
autor otorga su protagonismo a cada uno de ellos por separado, revisando sus
andanzas y hazañas durante su trayectoria profesional, desde su infancia, sus
inicios en el duro y sacrificado mundo de la música hasta las anécdotas con sus
grupos o sus influencias. Cada hecho y pensamiento ha forjado a la estrella y al
hombre que se esconde tras sus populares nombres. Tres estilos, tres
generaciones y tres tramas diferentes entre sí que revelan cómo los genios despliegan todo el
virtuosismo posible. El enigmático Jimmy Page mantiene su oscura aura aun con
los intentos de profundizar en su vida. Led Zeppelin, una de las bandas más
fundamentales del rock, marca su ser aún a día de hoy, pero es innegable que la
formación británica no habría sido lo mismo sin su presencia. En la intimidad,
Page desvela momentos que le marcaron, problemas que surgieron, oportunidades
que aprovecharon o que se perdieron y episodios únicos de gran intensidad.
Por su parte, Dave
Howell Evans, o mejor dicho, The Edge, sorprende aún más si cabe con su
experiencia. Con mayor timidez que sus compañeros, demuestra su especial destreza con la
guitarra. Una aguda capacidad que encandila en cada una de sus exhibiciones al
igual que Jack White, expandiendo su frenesí en guitarras preconstruídas con
las que daba rienda suelta a su perseverancia y, muy especialmente, a sus
sueños y que hoy en día forman parte de una curiosa habilidad que, sobre todo,
ameniza el metraje. La decisión de Guggenheim de dejar en sus manos esta obra
no puede haber sido más acertada, verdaderos protagonistas del fuerte dinamismo
que aportan a un contenido que no deja de ser simple y sencillo.
Los
renombrados directores de fotografía Guillermo Navarro y Erich Roland acompañan
a Guggenheim en esta labor, apoyando la naturalidad del metraje y centrando sus
esfuerzos en propiciar un ambiente íntimo y personal no sólo para retratar a
los tres guitarristas con total acierto, sino también en su reencuentro, en
los rostros de admiración de cada uno de ellos y, en definitiva, en generar una atmósfera cercana a tres grandes estrellas que siempre han permanecido en
lo más alto, casi inalcanzables. Efectivamente, “It Might Get Loud” es la
perfecta excusa para revivir la esencia de ciertos himnos del rock y un
magnífico homenaje para los verdaderos culpables de todo ello, la guitarra y el
talento.
Lo
mejor: el gran dinamismo del que disfruta el documental. Ver juntos a tres
grandes artistas como Jimmy Page, The Edge y Jack White.
Lo
peor: ¿ante tal ocasión, puede existir algún error digno de ser mencionado?
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