El cine no puede más que rendirse a esta época de híbridos
que nadan entre diversos géneros y, precisamente, de esto entiende
perfectamente la industria de Corea del Sur, aunque no siempre surte el efecto deseado
fuera de sus fronteras. Tal es el caso, entre otros cuantos, de “Tsunami”
(“Haeundae”), en donde la fusión del cine de catástrofes y la comedia no
termina de involucrar al espectador como debiera ser necesario. No obstante,
resulta curioso ver cómo en la taquilla nacional logró vender más de 11
millones de entradas, pero, en cambio, apenas ha tenido la presencia
internacional esperada. La producción del director Yoon Je-Kyun (JK Youn) pasó
totalmente desapercibida, luchando a duras penas gracias al boca a boca que en
otras ocasiones tanto funciona.
“Tsunami” nos traslada a la segunda capital más importante
del país, Busan. Una ciudad costera con gran potencia industrial, sobre todo, marítima
y un punto clave en el turismo de la nación en donde el pescador Choi Man-Sik
(Sol Kyung-Gu) sufrió la pérdida de uno de sus compañeros de trabajo por culpa
de un tsunami. Cuatro años más tarde, es empleado de una pequeña tienda de
sushi en el distrito de Haeundae, aunque no puede olvidar el incidente. A su vez, el experto en geología
Kim Hwi (Park Joong-Hoon) detecta una actividad similar que se aproxima a las
inmediaciones de la ciudad, pero, pese a sus advertencias, los agentes y la
alcaldía no consideran que tenga demasiada importancia. Para cuando descubran
la magnitud de tal desastre, ya será demasiado tarde.
La cinta de JK Youn posee una clara división entre la
comedia, el drama y los efectos catastróficos que se avecinan. Así pues, su
primera mitad se vuelca en la presentación de la gran variedad de personajes
desde un punto de vista hilarante, que, a pesar de afectar enormemente a la
posible empatía que se pudiera despertar en el espectador, favorece su
estupendo dinamismo a un ritmo que transcurre con fortaleza y agilidad. Sin
embargo, la trama sólo está cogiendo impulso para llegar a una segunda mitad
mucho más impactante y sin respiro. La espectacularidad de las imágenes
adquiere un mayor protagonismo por encima de la narración o de la emotividad a
la que se apela y que no logra traspasar los muros en su visualización.
En este aspecto, la industria surcoreana poco tiene que
envidiar a Hollywood, llegando a recordar en determinados instantes a todo un
experto en producciones del estilo como es Rolan Emmerich y su trabajo en “El
Día de Mañana” (2004) o “2012” (2009), que casualmente se estrenó pocos meses
después del lanzamiento de “Tsunami”. Obviamente, y aunque las comparaciones
son poco favorecedoras, es inevitable remitirse a “The Host” (2006), la
película de su compatriota Bong Joon-Ho, que contaba con un presupuesto mucho
más elevado, algo que fue realmente valorado en cartelera, en donde se
convirtió en uno de los largometrajes más taquilleros de la historia del país.
Sin embargo, y, aunque la obra de JK Youn pretenda seguir esta estela, no despierta la humanidad que las anteriores, en cambio,
suelen tener presentes. Un fallo demasiado evidente, que, por desgracia,
oscurece al resto de la producción y que, para colmo, viene aderezado por
instantes de gran comicidad durante el desarrollo de la catástrofe climática.
La escena del puente bien podría haber provocado un mayor impacto de no ser por
la peculiar desenvoltura del personaje de Dong-Chun (Kim In-Kwon) por sobrevivir.
El reparto, sin embargo, es de lo más conocido, encabezado
por el veterano Sol Kyung-Gu, que salva la producción fácilmente junto a su
compañera Ha Ji-Won en una subtrama romántica. Dos actores bien posicionados
que comparten protagonismo con la pareja formada por Park Joong-Hoon y Eom
Jeong-Hwa, la cual suma una tragedia familiar al argumento. El joven actor Lee
Min-Ki se une al elenco con una actuación realmente agradable, mientras que, por su parte, la
comicidad del relato viene aportada por otro de los rostros populares, Kim
In-Kwon, siendo el único personaje que no adquiere un matiz dramático. Sin
embargo, y pese a los esfuerzos de cada uno de ellos, ninguno destacaría
“Tsunami” en sus respectivas carreras, que poseen títulos mucho más llamativos
y destacables que éste.
En una cinta de tal envergadura, no podrían faltar los
efectos especiales, realmente logrados y a los que se unen unas espectaculares
panorámicas de la ciudad de Busan en plena catástrofe. Parte del equipo técnico proviene de las esferas hollywoodienses, como la directora artística Nanci Noblett, cuyo trabajo hemos podido apreciar en “Matrix Reloaded” (Andy y Lana Wachowski, 2003). El director de
fotografía Kim Young-Ho, siempre enfocado a cuestiones fantásticas, realiza un
trabajo muy notable, con una ambientación impecable en las escenas en las que
el agua es el principal protagonista, mientras destruye todo a su paso. Es
apreciable que el presupuesto con el que se contaba, se ha dedicado mayormente
a proporcionar una significativa espectacularidad a la cinta, mostrando una gran originalidad a la hora de
plasmar el desastre climático. Todo ello favorece que “Tsunami” sea una
interesante propuesta enfocada al entretenimiento, aunque no tanto a esa
vertiente más dramática que JK Youn intentó llevar a cabo y que, sin embargo, ha
sido del todo fallida.
Lo mejor: se trata de una película que, a nivel técnico,
resulta de lo más creativa y original.
Lo peor: la falta de protagonismo de sus personajes
principales, restando la posible empatía que pudiera despertar en el
espectador.
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