martes, 9 de agosto de 2016

10 PELÍCULAS CON ESENCIA VERANIEGA



Pensar en el verano es recordar irremediablemente películas tan famosas como bien podría ser “Vacaciones en Roma” (William Wyler, 1953), con una encantadora Audrey Hepburn y el inolvidable Gregory Peck enseñándonos la ciudad, la misma que servía de escenario años más tarde para otra obra maestra que evoca a la estación más calurosa y ociosa del año, “La Dolce Vita” (1960), del aclamado director italiano Federico Fellini, que nos daba a conocer la lujosa vida de los más pudientes entre fiestas, risas y resacas. Sin embargo, hemos querido dar cabida a otras cintas que también pueden ofrecernos un estupendo entretenimiento, viajar a lugares desconocidos, aportarnos una pizca de libertad, incitarnos a alguna que otra reflexión como el buen séptimo arte suele hacer, y, en alguna ocasión, generar críticas a la sociedad actual, al comportamiento del ser humano. Tal vez no sean una cita indispensable dentro de su género, pero su visionado no está de más para descubrir historias diferentes a la luz del caluroso verano.



1. “HACIA RUTAS SALVAJES”, de Sean Penn (2007)

Cada vez son más los que optan por disfrutar de sus vacaciones en soledad y ni qué decir que prefieran dedicar sus días de ocio a entrar en contacto con la naturaleza y todo aquéllo que nos rodea, pero no siempre se corre la misma suerte. Christopher McCandless (Emile Hirsch) decide coger su mochila y embarcarse en una auténtica aventura de supervivencia por la remota Alaska. Un viaje de autodescubrimiento situado a principios de los 90 en el que el propio director, Sean Penn, adapta la novela del escritor y montañero estadounidense Jon Krakauer, que, a su vez, parte de las anotaciones del propio McCandless. Con unos escenarios idílicos y majestuosos, a cada cual más atractivo e impactante, y una banda sonora indispensable y cautivadora como pocas, creación del líder de Pearl Jam, Eddie Vedder, el largometraje se erige como una de los mejores trabajos tanto de Hirsch como del propio actor y cineasta, Penn, obviando pequeñas imperfecciones sin importancia. Sumamente enriquecedora y personal, realiza un retrato conmovedor que se desarrolla a fuego lento, deteniéndose en los pequeños detalles y captando la magnífica profundidad psicológica del protagonista y toda su apabullante evolución. Una obra con alma, con un clímax inigualable y, en definitiva, con una imagen de la libertad rodeada de naturaleza salvaje que cobra un significado muy diferente al ser llevada hasta sus últimas consecuencias.





2. “MUD”, de Jeff Nichols (2012)

El cine independiente de Estados Unidos muchas veces ofrece grandes producciones a bajo presupuesto que superan con creces al producto hollywoodiense. Sin ir más lejos, “Mud” ofrece una estupenda aventura llena de misterio con dos niños como protagonistas, Ellis (Tye Sheridan) y Neckbone (Jacob Lofland), quienes descubren que un fugitivo, Mud (Matthew McConaughey), se esconde muy cerca de sus casas para evitar a los cazarrecompensas. El tercer largometraje de Nichols apuesta sobre seguro por un elenco más que perfecto, sobre todo en el caso de McConaughey y su actual época dorada en el ambito profesional. Los sinsabores de la vida, el sufrimiento, las primeras decepciones, los recuerdos, pero, ante todo, la pérdida de la inocencia y la lealtad entre los personajes marcan la tónica de una narración que fluye con gran naturalidad gracias, en parte, al tono suavemente dramático y reflexivo que se respira en todo momento. El interés crece a buen ritmo a lo largo de los casi 130 minutos muy bien aprovechados, quedando absortos sin darnos cuenta ante la elegancia con la que el autor desarrolla una más que sencilla trama. Ciertos secretos hacen aflorar las emociones y un inevitable aroma nostálgico en lo que se convertirá en una especie de proceso de autodescubrimiento provocado por el surgimiento de un héroe bastante atípico bajo la sombra de un escenario sureño, rural, marginal y empobrecido de una isla situada en pleno Mississippi.





3. “EL ARCO”, DE Kim Ki-Duk (2005)

Una historia muy diferente es la que presenta uno de los cineastas más famosos de Corea del Sur, Kim Ki-Duk. La cinta es capaz de no dejar indiferente a nadie, extrayendo conclusiones de lo más variopintas, pero siempre invitando a la constante reflexión. Un anciano pescador (Jeon Seong-Hwang) vive en su barco en mitad del mar junto a una adolescente (Han Yeo-Reum). Aunque aparentan ser padre e hija, en realidad, el hombre espera a que ella cumpla 17 años para poder desposarla. Su sueño cada vez está más cerca y, para ello, ha preparado todo para tal acontecimiento. A su vez, posee un arco con el que protegerla, aparte de servirle como herramienta para adivinar el futuro e instrumento musical. A su barco llegan otros pescadores para ejercer su trabajo, pero un día llega un grupo en el que se encuentra un joven estudiante (Jeon Gook-Hwan), que rápidamente se enamora de la joven como si de un flechazo se tratase. Extraña y controvertida, rebosa hermosura a cada paso a partir de imágenes realmente poderosas, a pesar de que sus personajes apenas salgan de la embarcación. Todo se desarrolla sin mediar palabra, provocando que, incluso, el silencio hable por sí mismo, pero que, sobre todo, sea el espectador el que juzgue ante una trama meticulosa, colmada de detalles, de tradición y, en especial, de metáforas como sello del propio director. “El Arco” es un trabajo cuidado con esmero, pero, ante todo, es pura poesía onírica.





4. “THE KINGS OF SUMMER”, de Jordan Vogt-Roberts (2013)

Muchos hemos sido testigos de la época de oro del cine “teen”. Hollywood prestaba atención a una generación que siempre ha necesitado una mayor comprensión y de la que muchas veces se olvida. Precisamente, “The Kings of Summer” despliega esa esencia ochentera que ya se había perdido y todo gracias a, de nuevo, el cine independiente estadounidense. Joe (Nick Robinson), Patrick (Gabriel Basso) y el excéntrico Biaggio (Moises Arias) son tres jóvenes que buscan su independencia fuera de la sobreprotección de sus padres. Para ello, deciden embarcarse en una gran aventura al vivir en una cabaña perdida en el bosque. Las normas las ponen ellos, pero la convivencia es más complicada de lo que pensaban. Una fantasía que, en ocasiones, roza lo inverosímil, pero que respira frescor e imaginación a cada instante. A través de sus entrañables y simpáticos personajes es fácil sentir la emoción de la juventud, la empatía por sus preocupaciones e inseguridades, los sueños rotos y, en especial, la sensación de que, a esa edad, todo es posible. Dosis de humor sarcástico, drama y romance se fusionan para revisar el género con un original estilo y algún que otro abuso innecesario a nivel técnico. No obstante, Vogt-Roberts cumple fácilmente con el simple objetivo de ofrecer un producto de entretenimiento familiar realmente inteligente con el que más de un nostálgico recordará mejores tiempos de este tipo de cine.





5. “VIAJE A DARJEELING”, de Wes Anderson (2007)

“Moonrise Kingdom” fue una de sus obras clave, pero antes de llegar a ella, Anderson creó grandes joyas como “Viaje a Darjeeling”, una especie de road movie ingeniosa, exótica y mística que combina comedia y drama a partes iguales. Los hermanos Francis (Owen Wilson), Peter (Adrien Brody) y Jack (Jason Schwartzman) se enteran de la muerte de su padre, por lo que deciden reunirse de nuevo tras mucho tiempo distanciados. Con la idea de una reconciliación definitiva, emprenden su viaje de un extremo al otro de la India a bordo del tren Darjeeling Limited. Sin embargo, son inevitables las disputas, por lo que se verán obligados a abandonar el tren y a subsistir con pocos recursos a una travesía repleta de imprevistos. Un trabajo imaginativo fascinante lleno de contrastes visuales, colorista, mágico y espectacular al son de la música pop, sonidos de la tierra y algún que otro tema de The Kinks y The Rollings Stones. La optimista comicidad, cercana al slapstick tan peculiar del autor, crea situaciones extrañas, caóticas e, incluso, algo absurdas y surrealistas. Tres actores con un impresionante carisma, intrépidos diálogos y un ritmo dinámico para conducir una historia original, desenfadada, emocionante y conmovedora, en la que aparecen la popular Natalie Portman o el mítico actor Bill Murray, que protagoniza momentos de estupenda hilaridad. Un viaje espiritual para disfrutar de un paraje de lo más desconocido.





6. “NUESTRO ÚLTIMO VERANO EN ESCOCIA”, de Andy Hamilton y Guy Jenkin (2014)

Un toque británico para el verano a través de la cinta de Hamilton y Jenkin, dos directores y guionistas que proceden del mundo de las series televisivas. Doug (David Tennant) y Abi (Rosamund Pike) son un matrimonio en crisis, por lo que deciden marcharse de vacaciones a Escocia junto a sus tres excéntricos hijos. Al llegar, se reúnen con el resto de la familia, pero la búsqueda de unos apacibles días de distracción naufraga entre rencores y malentendidos hasta que, de repente, se ven obligados a olvidar las redecillas y colaborar juntos por culpa de los niños. Una auténtica locura de afilada e inteligente comedia que lleva a sus personajes a una situación límite. De ritmo ágil, sus diálogos requieren verdadera atención, sobre todo, en el caso de los más pequeños, que bien podrían enrojecer a más de un espectador con su estupenda naturalidad. Sin vergüenza y con total descaro, rezuma lógica a pesar de su humor disparatado. Un giro inesperado será el culpable de provocar un clímax que, aun siendo predecible, resulta ser de lo más agradable. Muy destacable, sin duda, es el impresionante paisaje del que sus autores hacen gala, que, sin adquirir demasiada importancia, reflejan una bella estampa perfecta para la trama. Entre risas, discusiones y lágrimas, las vacaciones se convertirán en un punto de inflexión en sus vidas y, sobre todo, en sus relaciones.





7. “ROCK’N LOVE (YOU INSTEAD)”, de David Mackenzie (2011)

El verano también nos trae el ambiente festivalero del que presume el realizador británico David Mackenzie en “Rock’n Love (You Instead)”. En apenas 80 minutos de metraje, el mundo musical del festival T in The Park será el testigo directo de la historia de Morello (Natalia Tena), la líder de la banda punk Dirty Pink, y Adam (Luke Treadaway), que forma parte del exitoso dúo indie The Make. A partir de una serie malentendidos, ambos quedan esposados para todo el fin de semana, mientras que sus respectivas parejas se revuelcan en los celos y el enfado hasta llegar a la locura. Con cierto aire documental, la frescura de esta comedia viene causada más por su dinámico ritmo y las interesantes interpretaciones de su elenco que por la típica estructura narrativa en la que, llegando al final, el espectador es capaz de conocer las circunstancias por las que sus protagonistas se han visto en tal embrollo, dando sentido a todo lo ocurrido con anterioridad. “Rock’n Love (You Instead)” no es así, posiblemente porque su autor no desea presentar una película al uso, sino una trama de enredos extrañamente más realista de lo que aparenta ser. Puede pecar de predecible en cuanto a su vertiente más romántica, pero su aroma underground, el telón musical de fondo, el ambiente juvenil y alocado al más puro estilo británico y esa hilaridad que arranca alguna que otra sonrisa hace que sea un producto ligero para su disfrute.





8. “LA COMEDIA SEXUAL DE UNA NOCHE DE VERANO”, de Woody Allen (1982)

No podemos olvidar el clasicismo gracias a la cinta escrita y dirigida por Woody Allen, del que podríamos utilizar más de un ejemplo, sobre todo, en sus últimos largometrajes, en los que emprende una especie de tour por las ciudades de París, Barcelona o Roma. En este caso, y teniendo como base la popular obra del dramaturgo William Shakespeare, “El Sueño de una Noche de Verano”, el autor transforma la sobradamente conocida comedia en una digna adaptación, un tanto refinada, situada a principios del siglo XX, en la que tres parejas se reúnen en una casa de campo para disfrutar de unos días de relax. No tardarán en surgir ciertas confusiones amorosas entre un relamido profesor de filosofía y su prometida, un inventor con mucha fantasía y su problemática esposa o un médico bastante mujeriego y su última amante. El sello del cineasta es inconfundible con su agudeza expresada a través de los diálogos, que, como es obvio, rondan entre el amor y el sexo. Apenas 82 minutos de duración que transcurren a un ritmo realmente agradable y entretenido al pasear por un colorido y radiante ambiente campestre que, a veces, parece ser casi etéreo. El deseo hacia lo ajeno, el anhelo de una satisfacción y el hipnótico poder del placer hacen estragos en unos simpáticos personajes que danzan al son de las clásicas melodías de Mendelsshon. Un delicioso homenaje con ciertos guiños al estilo del director sueco Ingmar Bergman con el que es fácil divertirse.





9. “¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO?”, de Narciso Ibáñez Serrador (1976)

Un toque de terror e intriga basado en la obra homónima del escritor y periodista asturiano Juan José Plans, que prácticamente podría convertirse en toda una película de culto para ciertos cinéfilos. Los turistas británicos Tom (Lewis Fiander) y Evelyn (Prunella Ransome) disfrutan de una luna de miel algo tardía en la costa española. Sin embargo, los ruidos y la acumulación de gente en la zona hacen que ambos tomen la decisión de buscar un paraje mucho más tranquilo. Por ello, alquilan una barca y se adentran en el mar para visitar una pequeña isla realmente solitaria de la que Tom tiene muy gratos recuerdos. Paseando por sus calles, no son capaces de cruzarse con ningún adulto, sino que el luminoso pueblo está dominado por niños que no dudan en rebelarse contra ellos. Una interesante e irrepetible propuesta en la que la tensión crece a pasos agigantados, manteniéndonos expectantes ante tan extraños y espeluznantes sucesos. Para todo amante del género, sin duda, se trata de una pieza indispensable, que, aun pecando de sobriedad y simpleza, construye una narración perfecta y muy poco convencional que logra inquietar psicológicamente desde el primer instante. Resulta impensable generar una atmósfera tan aterradora en un idílico paisaje marítimo bañado por la luz de un cálido sol, pero las sonrisas aparentemente inocentes de los pequeños esconden una sombría inquietud. ¿Quién iba a pensar que unos niños pudieran ser tan perversos?





10. “SUMMER CAMP”, de Alberto Marini (2015)

Era impensable no incluir algún que otro título de terror en su vertiente más divertida y ligera y “Summer Camp” es un buen ejemplo de ello. Un campamento de verano al norte de España, extrañas infecciones en las que los personajes entran en un estado de furia extrema y escupen líquido verde por la boca, una carrera hacia la supervivencia, grandes dosis de humor negro y algún que otro toque sangriento. Así es la terrible noche que viven Antonio (Andrés Velencoso), Will (Diego Boneta), Michelle (Maiara Walsh) y Christy (Jocelin Donahue), cuatro monitores que llegan dos días antes con el fin de tener todo preparado para recibir a los más pequeños. Sin embargo, las cosas se complican por una extraña infección que es capaz de llevar a la locura. Ritmo trepidante desde el inicio y mucha perversidad, no por parte de la historia, sino del espectador, que desea más acción a costa de las vidas de los personajes. No obstante, hay que recalcar que no estamos ante una obra maestra del género, sino que hay que tener en cuenta de que se trata de una cinta de bajo presupuesto (aunque cuente con Jaume Balagueró a la producción) que simplemente busca dosis de diversión a través de sus escasos 85 minutos de metraje. Actuaciones más que dignas para una narración que se atreve a reírse de todo lo que está en sus manos, desde otras cintas de similar temática hasta de los propios personajes, repletos de clichés no tan previsibles.


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