El director británico Richard Lester es reconocido por ser el creador de dos de las cintas más importantes protagonizadas por los míticos The Beatles. Hablamos del documental “Qué Noche la de Aquel Día” (1934) y la disparatada comedia musical “!Socorro!” (1965), dos metrajes que despliegan parte de la esencia del autor como uno de los principales retratistas de la generación pop británica en todo su esplendor.
Con la llegada de la Nouvelle Vague, Gran Bretaña recibió con los brazos abiertos una alternativa al cine comercial. Esa corriente artística que recibiría el nombre de Free Cinema trajo consigo una gran cantidad de trabajos en los que se hacía referencia a cuestiones sociales de interés que nunca habían sido tratadas abiertamente. Precisamente, Lester adoptó esta fórmula para dar rienda suelta a su talento y creatividad y construir una de las joyas más importantes de la nueva ola, “El Knack… Y Cómo Conseguirlo”. Un largometraje sumamente eficaz que, a pesar de que en la actualidad no ha llevado bien el transcurso el tiempo, se hizo con la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1965, el Premio de la Asociación de Críticos de Cine Belga y una nominación para el Oso de Oro en la 15ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín.
La película adquiere una gran importancia visual, puesto que su historia no podía haber sido más sencilla. Colin (Michael Crawford) es un profesor de instituto y todo un paranoico inexperto en cuestiones amorosas, por lo que decide ponerse en manos de sus amigos para recibir consejos y triunfar con las chicas. Por su parte, su compañero Tolen (Ray Brooks) es un gran mujeriego, ya que las chicas hacen cola, literalmente, para poder acostarse con él. Con la llegada de Tom (Donal Donnelly) a la casa, sus vidas se vuelven aún más disparatadas. El loco inquilino resulta ser un artista bastante obsesionado con pintar toda la vivienda de blanco. Collin, convencido de que lo que necesita para ligar más es tener una cama grande, se marcha con el pintor a un basurero, lugar en el que encontrarán a Nancy (Rita Tushingham), una ingenua chica de provincia que busca la Asociación de Mujeres Católicas y que es la perfecta candidata para que el protagonista comience a dar sus primeros pasos como seductor.
“El Knack… Y Cómo Conseguirlo” es realmente un largometraje ligero en su visionado gracias a sus grandes dosis de humor surrealista que bañan los brillantes, ingeniosos, frescos y ácidos diálogos elaborados por el guionista Charles Wood. Su narración, a pesar de ser escasa, caótica y desarrollada de una forma no lineal, es vertiginosa y alocada. Además, Lester no duda en incluir detalles que aumentan la comicidad de cada situación. Es por ello que la cinta requiere más de una visualización para exprimir por completo este fabuloso trabajo.
El sexo, las drogas y toda clase de inquietudes juveniles quedan reflejadas de manera casi espontánea y libre al más propio estilo del autor. No queda espacio para el pesimismo, sino para la vitalidad generacional que choca frente a los últimos coletazos del conservadurismo reinante en la Gran Bretaña hasta los años 60. Los interesantes personajes consiguen arrastrar al espectador hacia su surrealista mundo, destacando, precisamente, Michael Crawford, en el papel principal, y, por debajo, Ray Brooks y Donal Donnelly. Los tres habían hecho algunos pinitos en el mundo de la interpretación cinematográfica, pero, sobre todo, provenían de la televisión. En cambio, Rita Tushingham llevaba a sus espaldas tan solo un año de experiencia y, pese a ello, su frescura genera una gran química con sus otros tres compañeros. Junto a ellos, Lester y Wood no podían resistirse a realizar un pequeño cameo en alguna de las escenas, al igual que otros nombres que aparecen en una especie de desfile de extras, como la actriz y cantante Jane Birkin, el mito erótico Charlotte Rampling o, incluso, la increíble Jacqueline Bisset.
El montaje construido por el director era totalmente original en 1965 y es que marcaba una clarísima ruptura con todo lo realizado con anterioridad. La frenética mezcla de imágenes hace que el ritmo de la película no decaiga en ningún instante, mientras que el surrealismo se va entrelazando entre los constantes gags. El director de fotografía británico David Watkin lleva a cabo una labor verdaderamente cuidada con una puesta en escena sobria, limpia, pero que proyecta un auténtico impulso a nivel estético. Lester tiene muy presente el Londres moderno a lo largo de los 85 minutos de metraje y es por eso que realza continuamente la ciudad, sus calles y sus viviendas. El compositor inglés John Barry se encarga de la estupenda banda sonora en la que se fusiona jazz, blues y pop para agilizar aún más la narración. Siendo el creador del mítico himno de la gran saga del agente secreto James Bond, es obvio que, en este caso, no podía tener más encanto a la hora de aportar un nivel más de diversión.
Tal vez, “El Knack… Y Cómo Conseguirlo” no sea una obra maestra, pero sí que estamos ante un innovador trabajo en el que hay que tener muy en cuenta su contexto para poder disfrutar de su visualización. Un trampolín perfecto para los jóvenes actores que la protagonizan y toda una declaración de intenciones de una generación que trataba de romper con el inamovible y conservador pasado.
Lo mejor: la composición de divertidos gags. La divertida banda sonora del gran John Barry.
Lo peor: el paso del tiempo ha pasado factura a un largometraje que necesita la comprensión de un espectador para poder sacar su máximo partido.
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