Pocas comedias consiguen generar tanto cariño entre el público como el
que en su día logró “Miss Granny”, la obra del director surcoreano Hwang Dong-Hyuk, que cosechó
unos excelentes resultados en la taquilla nacional y despertó el interés de algunas compañías asiáticas para la venta de sus derechos. Quizá
su encanto resida en la sencilla idea de fusionar la emoción y el humor de
forma intensa durante poco más de 2 horas, que, por cierto, transcurren a un
ritmo trepidante.
Y es que partimos de una premisa muy interesante y fresca. Oh Mal-Soon (Na Moon-Hee) es una enérgica anciana de 74 años que convive con su familia. Debido a su fuerte carácter, los conflictos en casa consiguen enfermar a su nuera (Hwang Jung-Min), que es incapaz de luchar con su suegra. Mientras, su hijo, Hyun-Chul (Sung Dong-Il), profesor de gerontología en la universidad, no puede posicionarse entre ambas. Frente a esta delicada situación, en uno de los paseos nocturnos de Mal-Soon, decide retratarse en una misteriosa tienda fotográfica y tras la luz de la cámara, se convierte en una joven de 20 años con unos modales poco propios de su edad. Para no ser descubierta, decide adoptar el nombre de Oh Doo-Ri (Shim Eun-Kyung) y aprovechar esta nueva oportunidad de recuperar aquellos años de juventud, en los que tuvo que sacrificar su vida para estar al cuidado de su familia.
Y es que partimos de una premisa muy interesante y fresca. Oh Mal-Soon (Na Moon-Hee) es una enérgica anciana de 74 años que convive con su familia. Debido a su fuerte carácter, los conflictos en casa consiguen enfermar a su nuera (Hwang Jung-Min), que es incapaz de luchar con su suegra. Mientras, su hijo, Hyun-Chul (Sung Dong-Il), profesor de gerontología en la universidad, no puede posicionarse entre ambas. Frente a esta delicada situación, en uno de los paseos nocturnos de Mal-Soon, decide retratarse en una misteriosa tienda fotográfica y tras la luz de la cámara, se convierte en una joven de 20 años con unos modales poco propios de su edad. Para no ser descubierta, decide adoptar el nombre de Oh Doo-Ri (Shim Eun-Kyung) y aprovechar esta nueva oportunidad de recuperar aquellos años de juventud, en los que tuvo que sacrificar su vida para estar al cuidado de su familia.
La
actriz Eun-Kyung desprende un desparpajo muy agradecido para el complicado y
ambiguo papel que ha escogido, ya que su faceta juvenil debe fusionarse con la
mente y la actitud de la anciana, lo que ocasiona varios momentos de intensa
comicidad. A su vez, no sólo pone a prueba su capacidad dramática, sino que su
dulce voz procura un magnetismo inigualable al resto de escenas de la cinta.