sábado, 28 de febrero de 2015

AQUELLOS VIEJOS AÑOS DE JUVENTUD (2014)


Pocas comedias consiguen generar tanto cariño entre el público como el que en su día logró “Miss Granny”, la obra del director surcoreano Hwang Dong-Hyuk, que cosechó unos excelentes resultados en la taquilla nacional y despertó el interés de algunas compañías asiáticas para la venta de sus derechos. Quizá su encanto resida en la sencilla idea de fusionar la emoción y el humor de forma intensa durante poco más de 2 horas, que, por cierto, transcurren a un ritmo trepidante.

Y es que partimos de una premisa muy interesante y fresca. Oh Mal-Soon (Na Moon-Hee) es una enérgica anciana de 74 años que convive con su familia. Debido a su fuerte carácter, los conflictos en casa consiguen enfermar a su nuera (Hwang Jung-Min), que es incapaz de luchar con su suegra. Mientras, su hijo, Hyun-Chul (Sung Dong-Il), profesor de gerontología en la universidad, no puede posicionarse entre ambas. Frente a esta delicada situación, en uno de los paseos nocturnos de Mal-Soon, decide retratarse en una misteriosa tienda fotográfica y tras la luz de la cámara, se convierte en una joven de 20 años con unos modales poco propios de su edad. Para no ser descubierta, decide adoptar el nombre de Oh Doo-Ri (Shim Eun-Kyung) y aprovechar esta nueva oportunidad de recuperar aquellos años de juventud, en los que tuvo que sacrificar su vida para estar al cuidado de su familia.

La actriz Eun-Kyung desprende un desparpajo muy agradecido para el complicado y ambiguo papel que ha escogido, ya que su faceta juvenil debe fusionarse con la mente y la actitud de la anciana, lo que ocasiona varios momentos de intensa comicidad. A su vez, no sólo pone a prueba su capacidad dramática, sino que su dulce voz procura un magnetismo inigualable al resto de escenas de la cinta.

Es más que obvia la idea que se puede extraer y es que la sociedad olvida constantemente el valor que tienen nuestros ancianos, a quienes no se les valora ni se les muestra gratitud. Corea del Sur es de los pocos países que culturalmente tiene muy presente a las viejas generaciones por su sabiduría y como reconocimiento a su dedicación. Sin embargo, al otro lado del mundo, la imagen es más bien distinta. Incontables son ya las familias que “aparcan” a sus mayores en la residencia de turno no porque no puedan cuidarle, sino porque resulta demasiada molestia hacerse cargo de un “viejo”. Esta bonita iniciativa de Dong-Hyuk deja su estela a lo largo del largometraje, a la que suma ese toque de comicidad necesario para hacer entender ciertos dramas sociales a más de uno.

A esta línea narrativa, se une una pequeña dosis de romance nada empalagoso. Con una triple vertiente interpretada por el anciano Mr. Park (Park In-Hwan), con su tierno amor por la anciana protagonista; su nieto, Ji- Ha (Jung Jin-Young), enamorado desde la admiración que la profesa; y Seung-Woo (Lee Jin-Wook), el productor musical que se siente seducido por su linda voz. Dinamismo y diversión es lo que nos traen cada uno de estos personajes, generando un filme familiar que arranca sonrisas pero que no olvida despertar alguna que otra irremediable lágrima. Está claro que la industria coreana sabe perfectamente cómo profundizar y sacar el máximo partido a la empatía del espectador.

Lo mejor: la fantástica interpretación de la actriz Shim Eun-Kyung, que eclipsa cada vez que pronuncia una palabra. Su banda sonora, que explota temas tradicionales del país.

Lo peor: no llegar a ser una película demasiado significativa como para que llegue a ser recordada con el paso del tiempo.



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