Hannah
Arendt fue una de las mujeres más influyentes del siglo XX. Filósofa, política,
intelectual, musa, judía y, en definitiva, una controvertida mujer en un mundo
eminentemente masculino. Nacida en Alemania en 1906, su juventud transcurrió en
la Universidad de Marburgo, en Hesse, como alumna de importantes pensadores
como Nicolai Hartmann, Rudolf Bultmann o Martin Heidegger, con quien tendría
una relación más estrecha de lo que realmente parecía. Enamorados en secreto,
puesto que él estaba casado y tenía hijos, su idilio terminó con tierra de por
medio, puesto que ella decidió poner distancia y trasladarse a la Universidad
Albert Ludwig, en Baden-Wurtemberg, en donde conoció a una de sus más grandes
amistades, el psiquiatra y filósofo alemán Karl Theodor Jaspers. Para cuando
quiso darse cuenta, el tiempo ya no le pertenecía al verse inmersa en la
Segunda Guerra Mundial. Testigo de los más grandes crímenes del nazismo, tuvo
que marcharse nuevamente y de forma ilegal para poder salvar su vida.
Así es como transcurre la primera mitad de una
fascinante biografía que recoge el documental “Vita Activa, The Spirit of
Hannah Arendt”, realizado por la directora israelí Ada Ushpiz, y que supone el
perfecto homenaje a una de las figuras más incomprendidas del libre pensamiento
más independiente. El metraje otorga una mayor importancia a las obras más
polémicas de la autora en torno a cuestiones como los orígenes del
totalitarismo, la naturaleza del mal o la crisis de los refugiados, dejando a un lado otros escritos populares que impactaron en menor medida. En poco más
de dos horas, asistimos a los detalles más interesantes de la vida de Arendt,
aquéllos que forjaron su personalidad e ideas, como sus años estudiantiles, sus
influencias, sus dos matrimonios con el polaco Günther Anders o el poeta alemán
Heinrich Blücher, junto a quien estuvo tres décadas y con el que compartió los
sinsabores de la emigración forzosa.
A
través de cartas personales y una revisión de su pensamiento más célebre, la
narración destapa conceptos familiares como la “banalidad del Mal”, cada vez
más presente en la sociedad actual. Precisamente, esta cuestión toma un cariz
de mayor importancia, puesto que la gran controversia que despertó la
protagonista vino a raíz de su publicación sobre el horror del nazismo y el
juicio del famoso teniente coronel de las SS nazi Adolf Eichmann en el que el documental se detiene unos instantes para permitir que sus más allegados puedan denunciar la tergiversación de las palabras de Arendt y cómo ésto marcó definitivamente su vida. Sin embargo,
el retrato llevado a cabo por Ushpiz gira innecesariamente en torno a las
figuras masculinas que se cruzaron en su camino, en lugar de recurrir a
trazar un simple reflejo de lo que esconde la mente de una mujer demasiado
avanzada para su tiempo. Siempre inspirando, ayudando y admirando a otros,
mientras recibía los sabios consejos de su amigo Jaspers en la forzada
distancia. A veces hablaban de los recuerdos, otras de la vida misma, de la
crueldad de la guerra, de sus estudios y avances o del propio Heidegger, que,
una vez que tomó posesión del rectorado en la universidad, pasó a prestar su servicio al partido
nazi hasta el final de la guerra.
Asimismo,
“Vita Activa, The Spirit of Hannah Arendt” no es un documental destinado a
entretener, ni mucho menos a describir de forma superflua. Estamos ante una
película de aire intelectual que requiere, en parte, cierto conocimiento de los
ideales de la emblemática filósofa. Precisamente por ello, su ritmo sufre de
algún que otro altibajo, determinado por los conocimientos previos que tenga el
espectador. No es fácil masticar las constantes citas literales a su
pensamiento, pero los detalles que giran en torno a su vida privada
favorecen e impulsan el dinamismo y, ante todo, dan sentido a todo lo que
conocemos de Arendt para comprender más profundamente las debilidades y
fortalezas de la protagonista.
La
gran riqueza de imágenes de archivo, algunas de ellas escogidas de entre películas propagandísticas del régimen de Hitler para causar un mayor impacto, completan tan
lujoso homenaje, que cuenta con testimonios actuales tanto de familiares como
de conocidos. Los pensamientos en voz en off desfilan entre experiencias,
viajes y refugios, forjando a una mujer perdida en el mundo, sin sentido de
pertenencia. Una visión parcial, puesto que aún quedan muchas obras por citar y
para profundizar en la verdadera Arendt, que se queda con las traiciones de sus
amores, con sus inevitables huídas a Francia y Estados Unidos en busca de la supervivencia y con su
actitud liberal que la llevó no sólo a ser incomprendida, sino también a ser
excomulgada por la religión que profesaba. Sin duda, no resulta tan simple
trazar un retrato de una figura tan compleja, pero Ushpiz consigue salir al
paso con un pequeño fragmento que nos aproxima, más que nunca, a una de las
mujeres intelectuales más importantes de las últimas décadas.
Lo
mejor: el intento por comprender el pensamiento de Hannah Arendt.
Lo
peor: el documental tiende a describir su vida y obras en torno a las figuras
masculinas.
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