Algunos cineastas dedican parte de su carrera a cuestiones más cercanas, a todas aquellas preocupaciones e inquietudes que el
futuro provoca a su paso. Su enfoque se construye a partir de sus propias
vivencias e, incluso, se adentran en un mundo de pronósticos para despertar una
enriquecedora reflexión en el espectador. Sin duda, en este aspecto, uno de los
que más destaca en los últimos tiempos es el aclamado director y guionista chino Jia
Zhang Ke, que emplea parte de su filmografía para plasmar la transformación económica y
social en la que su país se está viendo envuelta. Si en “Un Toque de Violencia” (2013) plasmaba esta problemática a través de cuatro episodios que
reflejan las consecuencias de este tipo de cambios sin control, con “Más Allá
de las Montañas” se adentra en las calamidades individuales desprendidas de la
actual desigualdad de su pueblo.
A las puertas del siglo XXI, Shen Tao (Tao Zhao) es una
vivaz joven que ayuda a la comunidad de la ciudad de Fenyang junto a sus dos
pretendientes, el tímido y trabajador Liangzi (Jing Dong Liang) y el fanfarrón
Yi Zhang (Zhang Jinsheng). La enemistad entre los dos crece a medida que
intentan ganarse el corazón de la protagonista, pero sólo uno de ellos será el
elegido para formar un matrimonio que sufrirá de grandes altibajos. Fruto de
esa unión nace Dollar (Zijian Dong), que acabará siendo la víctima de los
constantes dificultades de la pareja. Durante los 130 minutos de metraje, se
resumen 25 años de la vida de Tao, sus instantes más felices y las épocas de
mayor amargura que generan traumas, desgaste y soledad como metáfora del
monstruoso desarrollo con el que China recibe su peculiar idea del capitalismo.
La narración transcurre a fuego lento, confluyendo diversas
historias que, en ciertos momentos, pueden llegar a crear confusión, pero que,
sin embargo, desprende una gran madurez a la hora de plasmar los principales
problemas a los que se enfrenta la sociedad actual como la riqueza, las ansias
de poder, el conformismo, los celos, la rendición ante el materialismo o la
precariedad. Sus aires joviales se palpan desde la primera escena, dando paso a
un fuerte realismo implícito en la ambigua libertad con la que son tratados sus
protagonistas, que, al fin y al cabo, son simples marionetas de su propio
destino. Tal y como sucede en la vida real, Tao recuerda los pasajes más
importantes, como las celebraciones, la diversión y el disfrute de aquellos
días y las emociones más profundas que se desprenden de ellos, pero también
resulta inevitable volver a sentir el dolor, la presencia de la enfermedad o
las decepciones que no pueden ser previstas.
La inteligente y sentida mirada que Zhang Ke presenta, pone de
manifiesto la nostalgia por sus raíces, pero también el peligro que acecha a su
país, que se precipita irremediablemente a un neoliberalismo exacerbado y sin
control alguno. Se hace evidente e irremediable el fuerte contraste con occidente en todos
los aspectos. Con una simple moraleja sobre el daño que puede provocar la
codicia en estos tiempos, el autor olvida esa tónica contemplativa imperante en
sus primeras obras para adentrarse en los conflictos de la injusticia y la corrupción,
llevando al límite a sus personajes. Su delicioso y poético clímax nos
transporta a la agradable sensación que transmiten las vivencias de Tao, de sus
sentimientos románticos y maternales y de las esperanzas que sigue manteniendo
gracias a un casi fugaz flashback que cierra el largometraje de forma cíclica.
Tao Zhao destaca con una gran interpretación, ensalzada por
una narración que la otorga toda la atención y mimo posible, mientras que sus
compañeros, Dong Liang y Jinsheng se mantienen en un segundo plano, completando
el relato de la protagonista. Sigue siendo indudable que la actriz es la
verdadera musa del cineasta por su excelente profesionalidad independientemente
del papel que tenga que enfrentar. Si en “Un Toque de Violencia” debía soportar
el acoso de los hombres hasta el hartazgo más sangriento, en esta ocasión disfrutamos de una
versión más amable de ella con un personaje que posee una complicada y extensa
evolución. Junto a ellos, y a mitad de metraje, aparece el actor Zijian Dong,
proporcionando a la cinta una nueva subtrama enfocada en la juventud de Dollar,
que intensifica aún más la profundidad dramática de la narración. Precisamente,
su inmersión en la historia llega en el momento más oportuno para conseguir de
nuevo atrapar la atención del espectador.
El autor se encarga de diferenciar las distintas partes de
la vida de Tao con algunos cambios en el formato, haciendo evidente el
transcurso del tiempo, incluso, a través de la tecnología. Un detalle que se
apoya en la labor realizada por el director hongkonés Nelson Yu Lik-Wai, que
aporta unos cautivadores toques experimentales a la fotografía, proyectando un
hipnótico juego de luces y colores en la primera mitad de la cinta. Una visión
más futurista recoge ciertos aires de ciencia ficción para la segunda parte,
creando una imagen mucho más intimista y fría en general. Zhang Ke sigue
mostrando su propio sello con sus elegantes movimientos de cámara y los planos
generales tan majestuosos de los que siempre ha hecho gala en su filmografía.
Puro lirismo que viene complementado por una banda sonora realmente llamativa a
cargo del popular artista japonés Yoshihiro Hanno y por el tema principal de la
película, “Go West”, del mítico dúo británico Pet Shop Boys, que contribuye a
esa narración circular tan delicada.
La sociedad china actual queda retratada en “Más Allá de las
Montañas”, una producción con la que Zhang Ke no sólo sigue puliendo su propio
estilo, sino que además vuelve a dar rienda suelta a sus más sinceras
reflexiones en torno a los cambios que se están produciendo en un país que se
precipita al caos de forma irremediable. Una mirada sincera que esta vez
apuesta por el lado más humano y emocional para expresar las consecuencias del
desorbitado crecimiento que está experimentando China en los últimos tiempos y
del que parecen haberse obviado sus peores consecuencias.
Lo mejor: las importantes reflexiones que se extraen de una
trama que, en general, resulta de lo más agradable y atractiva.
Lo peor: ciertos altibajos en la narración que únicamente
son solventados con la introducción de un nuevo personaje.
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