Tanto Stan Brakhage como Joseph Cornell han sido
considerados dos de los nombres más importantes dentro de las vanguardias
modernas de Estados Unidos. Dos cineastas que han dedicado toda su trayectoria
profesional al cine no narrativo a través de una experimentación muy diversa en
cuanto a formato y técnica, la cual podía ir desde el uso de la cámara en mano,
la edición en cámara o la pintura directa, en el primer
caso; o la cámara lenta y el collage, en el segundo. Sus trabajos forman parte
de la importante herencia que nos han dejado contemporáneos como Maya Deren,
Kenneth Anger, Jonas Mekas, Shirley Clarke, Jack Smith, Andy Warhol, Storm de Hirsch, Chris Marker, Marie Menken y un
largo etcétera. Todos ellos contribuyeron a la historia del cine mundial de una manera sin igual por medio de una gran
cuantía de piezas que hoy en día se estudian en profundidad.
Entre ellos también se crearon importantes colaboraciones,
como la realizada por Brakhage y Cornell a través del cortometraje “The Wonder
Ring”, que terminaría formando parte de una corriente centrada más en la estructura
formal que en aquellos metrajes que requerían un mayor análisis y sentido
reflexivo. Así es como el cine estructural del que hablaba el historiador de cine P. Adams Sitney en
1969 influía fuertemente dentro de las tendencias más expresionistas y poéticas
que reinaban a mediados del siglo XX. Precisamente, a través de esta pieza,
podemos encontrar algunos de los rasgos más destacados de este cine, como la simplicidad, la
posición estática de la cámara o el montaje por patrón. Basada en una idea
original de Cornell, ambos cineastas se lanzaron a grabar con su cámara el paso
a nivel tan característico de la Tercera Avenida de la inmensa Manhattan.