Siguiendo
la estela de otras grandes producciones surcoreanas como “Memories of Murder
(Crónica de un Asesino en Serie)” (Bong Joon-Ho, 2003) o “I Saw The Devil” (Kim Jee-Woon, 2010), “Confession of Murder” llegó en 2012 como la primera obra de
ficción del director Jung Byung-Gil después de su debut tras las cámaras con el
documental “Action Boys” (2008), en el que retrataba a cinco jóvenes
estudiantes de la Seoul Action School en su búsqueda por llegar a ser actores
de acción. Con dos premios nacionales a sus espaldas, como son el Baek San Art
al mejor guion y el Gran Bell al mejor director novel, la cinta no supone una
gran novedad en ese thriller surcoreano aderezado por asesinos en serie y dosis
de venganza, pero, en cambio, cumple con la clásica estrategia de este cine al
lograr reformular las expectativas del espectador durante las casi dos horas de
duración.
Las
ansias de notoriedad llevan a Lee Du-Sok (Park Shi-Hoo) a presentar su libro
ante la sociedad surcoreana a través de los medios de comunicación. Tras haber
prescrito sus crímenes, las páginas de su obra literaria describen
detalladamente cada uno de los macabros asesinatos que cometió en el pasado.
Después de casi 15 años, el detective Choi (Jeong Jae-Yeong), encargado del caso
por aquél entonces, descubre la identidad del asesino que tantos quebraderos de
cabeza le dio. Por eso mismo, no puede evitar jugar sus últimas cartas para
cumplir con la justicia, redimir el recuerdo de aquellas víctimas y compensar, así, a los familiares
que tanto sufrieron. Al igual que él, Han Ji-Soo (Kim Yeong-Ae), que
perdió a su hija a manos de Lee Du-Sok, también clama venganza, pero, cuando el
camino parecía más iluminado que nunca, aparece un hombre que dice ser el
verdadero asesino.
Que
un psicópata pretenda captar la atención de los medios de comunicación para
llegar a ser toda una celebridad por sus barbaries no es nada nuevo, ya no sólo
en la vida real, sino también en el cine. Precisamente, el personaje de Lee
Du-Sok sigue al pie de la letra este tipo de perfiles desde un punto de vista de
lo más macabro, como es ofrecer a la sociedad toda clase de detalles escabrosos
ante las delicias de una audiencia de lo más morbosa. Tal vez, en la vida real
sería más que un escándalo casi impensable, pero “Confession of Murder” nos
plantea una situación que, siendo objetivos, no suena tan descabellada en un
mundo regido por el sensacionalismo y el poder de las cifras. Por
eso mismo, la labor realizada por Park Shi-Hoo resulta más que loable en un rol
más delicado de lo que aparenta ser. El actor, cuya carrera se centra mucho más
en el ámbito televisivo, regresaba a la gran pantalla después de 6 años tras el
estreno de “Mr. Bullet” (Cho Kyoung-Doo, 2006), mientras que, por su parte,
Jeong Jae-Yeong, uno de los rostros más conocidos tras el éxito del popular
blockbuster “Silmido” (Kang Woo-Suk, 2003), acababa de participar en
importantes títulos como “Castaway on the Moon” (Lee Hae-Jun, 2009) o “Moss”
(Kang Woo-Suk, 2010). Decir que su actuación es más que impoluta sería quedarse
corto ante un personaje de mayores registros y de máxima carga dramática con el
apoyo de su compañera de reparto, la gran actriz Kim Yeong-Ae, de gran carisma
y con una trayectoria totalmente envidiable que, en los últimos tiempos, ha
terminado centrándose en las series televisivas de mayor audiencia.
La
tensión narrativa se mantiene hasta despegar en la segunda mitad de la cinta,
aunque, en cambio, su desarrollo es más pausado de lo acostumbrado en este tipo
de thrillers. Tal vez juegue en su contra este aspecto, pero lo que sí es
cierto es que la laberíntica trama desafía a conciencia cualquier tipo de
expectativa, desembocando en un clímax a contrarreloj que dispara la adrenalina
y los elementos más dramáticos. Tampoco es un largometraje que posea grandes
dosis de acción en comparación con otros de similares características, sino que
su principal clave reside en los contundentes diálogos, repletos de detalles,
dobles sentidos y enfrentamientos esenciales que procuran un mayor dinamismo.
El
director Kim Gi-Tae se hace cargo de una fotografía que sigue la línea de sus anteriores trabajos, como la película de acción “Rough Cut” (Jang Hun, 2008) o el
premiado thriller “Bedevilled” (Jang Cheol-Soo, 2010). Muy clásico y sobrio en
su estilo, “Confession of Murder” desvela la gran oscuridad que se percibe en
la propia narración, creando fuertes contrastes en una imagen elegante y sutil
que no termina de destacar, pero que logra sacar el máximo partido a la propia
historia. Junto al menos conocido compositor Kim Woo-Geun, el resultado de la
obra de Jung Byung-Gil es más que loable como debut, manteniendo expectativas
muy positivas en una carrera cinematográfica más pausada de lo deseable, ya que han
tenido que transcurrir otros 5 años hasta que “The Villaines” (2017), su
segunda obra de ficción y más que esperado trabajo, viera la luz.
Lo
mejor: la sobresaliente actuación del popular Jeong Jae-Yeong. La calidad de
los diálogos en instantes muy decisivos de la narración.
Lo
peor: la pausada primera mitad de la cinta merma, en cierta manera, un
dinamismo que, por suerte, despega en los minutos restantes.
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