Hay quienes venderían a su propia familia por dinero, algunos se
sacrificarían a sí mismos y otros se rendirían a los encantos de un billete por
pura desesperación. Un juego así no resulta tan descabellado y, precisamente,
esta idea es la que se presenta en el debut en largometraje del director
madrileño Martín Rosete, “Money”, coproducción entre Estados Unidos y
España que refleja el lado más oscuro del ser humano y los límites a los que
llega a exponerse. El autor prometía traernos un trabajo de lo más interesante
tras sus primeros pasos, como “Voice Over”, el cortometraje que le dio a
conocer y por el que recibió una nominación a los Goya entre un gran número de
reconocimientos en festivales como el de Gijón, Mónaco, Milán o Chicago. Una amplia lista dentro del gran circuito de exhibición
internacional que augura una potente trayectoria.
“Money” nos sitúa en una
mansión de diseño en un tranquilo barrio norteamericano. Sean (Jesse Williams)
es director de unos laboratorios farmacéuticos en los que trabaja su amigo Mark
(Kellan Lutz). Los dos se reúnen con sus respectivas parejas, Christina (Lucía
Guerrero) y Sylvia (Jess Weixler), para tener una apacible cena, pero, antes de
eso, deben solucionar una cuestión pendiente. En el sótano, sobre la mesa de
billar, Mark entrega a Sean un maletín con 2,5 millones de dólares para cerrar
un trato que han llevado a cabo. De repente, alguien llama a la puerta. John
(Jamie Bamber) llega para presentarse a sus nuevos vecinos y, gracias a la
hospitalidad de Sylvia, se une a la celebración. Sin embargo, la divertida
velada se convertirá en una nocturna pesadilla que revelará oscuros secretos y
tristes debilidades.
El dinero puede llegar a destruir todo a su paso y, aunque regale una
aparente felicidad, en realidad, nos introduce en una espiral adictiva en la
que, por mucho que se apilen los billetes, nunca es suficiente, ya sea por las ansias de poder como por la
desesperación por solucionar ciertos problemas. Al fin y al cabo, el ser humano actual, independientemente de sus orígenes, es un esclavo de un papel
que posee más valor que él mismo. Rosete, además, suma una moneda de cambio
mucho más poderosa y que hoy en día se está convirtiendo en la verdadera
herramienta de dominación y sometimiento del otro. Poseer información destapa
la fragilidad de los demás, hasta el punto de no sólo poder hacer daño, sino también
lucrarse a partir de ello. “Money” descoloca desde el comienzo, desvelando
datos de los personajes de forma inesperada y misteriosa, acrecentando lentamente el
suspense, mientras desconocemos tanto las causas como las consecuencias. Una
única noche en la que no todos pueden ganar y en la que cualqueira puede llevarse un botín de lo más jugoso.
El guionista Josep Ciutat se encarga de una narración bien trabajada, a
pesar de un reparto un tanto desigual. Williams, más conocido por su casi eterno papel de
médico en la popular serie de “Anatomía de Grey”, se encarga de uno de los
personajes más ambivalentes. Chulo, irrespetuoso y adicto a la cocaína, posee
una conducta inesperada en la que evoluciona de la inseguridad y el miedo a
un ser de lo más violento. El actor realiza una labor impecable, al igual que
Bamber, que encarna a un hombre misterioso, amante del juego sin límites, que
justifica sus fines a través de cualquier medio posible. Por su parte, Lutz se
presenta como el eslabón más débil no sólo por la personalidad de su personaje, sino también por su interpretación, que no transmite la misma fuerza
y atracción como la de sus compañeros. El elenco femenino pisa fuerte, aunque Weixler
posee una mayor profundidad psicológica. Sylvia transforma su apacible saber estar para convertirse en
la más manipuladora, inteligente e, incluso, emocional de todos, mientras que Christina se encuentra en otro nivel
social como estudiante de máster, que le lleva a tener una actitud mucho más
individualista.
La sencilla labor fotográfica pasa un tanto desapercibida entre la misteriosa
relación de los personajes. Con tan sólo dos semanas de rodaje entre las
ciudades de Nueva York y Nueva Jersey, la cinta no es tan detallista y rica a
nivel visual ni acompaña al desarrollo de la conducta de sus protagonistas. Sin
embargo, el trabajo cumple con su cometido sin grandes ostentaciones, a pesar
de que el tema nos hable de justamente lo contrario. Rosete ha sabido sacar
partido tanto a su ópera prima como al circuito de festivales internacionales
que le han facilitado dar a conocer “Money”. Una propuesta interesante que, de
nuevo, le sitúa en el punto de mira con una carrera que empieza a despegar
sobre terreno seguro y que muy posiblemente nos sorprenda con más éxitos.
Lo mejor: tanto Williams como Bamber se encargan de aportar una nota de
color intensa a la tensión dramática, mientras que la clave emocional es Weixler.
Lo peor: ciertos instantes en los que decae el suspense. La no tan
sobresaliente actuación de Lutz. Como consejo, es mejor no mirar el tráiler y arriesgarse con esta producción, así, al menos, los giros argumentales guardan cierto efecto sorpresivo.
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