El director, animador y compositor estadounidense Wilfred Jackson es recordado por su colaboración para el diseño del primer protagonista animado de la factoría Disney, Mickey Mouse. Sin embargo, este emblemático recuerdo también se enlaza con una etapa más oscura dentro de la industria. En plena Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos presionó a la compañía para crear un paquete de cortometrajes propagandísticos de diferente índole: desde las instrucciones para ayudar al país dentro del conflicto o el adiestramiento de las tropas hasta la caricaturizada imagen del pueblo alemán, el nazismo y Hitler, entre otros. Desde luego, que Disney se pusiera al servicio del gobierno suponía que la productora se viera perjudicada económicamente, puesto que, ya de por sí, su dedicación debía ser exclusiva, implicando que otros proyectos más comerciales y rentables se vieran aplazados. Además, el pago estatal por el servicio fue de lo más ajustado, entendiéndose como un menor beneficio. Por otro lado, la proyección de este corto en nada menos que 12.000 salas fue totalmente gratuita, por lo que esto podría llevar a que los exhibidores exigieran la reducción al mínimo de los precios de sus futuros trabajos. Sin embargo, rechazar al gobierno estadounidense en un momento tan delicado podría haber supuesto aún más problemas.
Precisamente, una de las obras más populares y controvertidas de esta etapa que pasó a la historia del cine como un ejemplo más de los diferentes métodos de persuasión utilizados es “The New Spirit”, que nació al albor del conflicto de Pearl Harbor. Su producción respondía al inicio de una campaña de recaudación de impuestos, pero, a su vez, suponía el primer proyecto gubernamental de esta naturaleza para Disney. Su protagonista, la estrella que acabó siendo habitual en este tipo de trabajos de animación de la factoría, el Pato Donald, explica, de una forma muy simple y simpática, al espectador de entonces cómo rellenar los formularios para tal ocasión, pero, además, recuerda la importancia de hacerlo ante tal contexto. Se trata de un metraje elaborado con prisas, en tan solo tres meses, cuya producción se llevó a cabo paralelamente a otros encargos del gobierno con el fin de que pudiera ser exhibido en cines antes de que terminara el ejercicio tributario del año anterior.