En 2015, los medios de comunicación sacaron a la luz un escándalo que salpicó de lleno a la popular compañía alemana Volkswagen y que generó una importante crisis que supuso un forzoso punto y aparte en la empresa. El detonante fue la alteración ilegal de los resultados de los controles de emisiones contaminantes en sus coches diésel para superar las exigencias de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Este fraude, por el que llegó a ser, incluso, premiada, le llevó a tener que compensar a los compradores con una cifra astronómica, además de una multa que obligó a la directiva de Volkswagen a tomar medidas drásticas entre litigios. Es, precisamente, esta controversia, que recibió el nombre de “dieselgate”, la que inspiró a la directora y guionista suiza Sabine Boss para su largometraje “Temporada de caza”, un trabajo que combina thriller y drama en su empeño por representar algunas curiosas similitudes con este hecho a través de la figura de un único personaje.
En esta ocasión, Alexander Maier (Stefan Kurt) encabeza el equipo de finanzas de la compañía automovilística Walser. Su éxito en la empresa es gracias al esfuerzo, la pasión y las muchas horas de sacrificio que ha empleado con el paso de los años, pero esta dedicación no puede ser equiparable a su desastrosa vida privada. Divorciado de Jeanne Fourquet (Anna Tenta), que está tratando de rehacer su vida; y distanciado de su hijo adolescente, Theo (Sean Douglas), Alexander sigue el mismo ritmo que provocó que perdiera a sus seres queridos. Los cambios en la oficina empiezan por la llegada de Hans Werner Brockmann (Ulrich Tukur), un nuevo director ejecutivo de la compañía con el que Maier no logra sentirse cómodo, pese a los constantes acercamientos entre ambos. Tal es así que Maier comienza a sospechar que Brockmann no es el ejecutivo que pretende ser y que sus intenciones son mucho más oscuras, estallando una lucha entre ambos para evitar que la empresa se vea perjudicada y, sobre todo, sus empleados.