Sortear estos obstáculos no le impidió al cineasta considerar realizar un remake de la cinta más importante del cine moderno surcoreano. “La Criada” (2010) llevaba a cabo una actualización menos cohibida que su antecesora, la obra maestra de Kim Ki-Young. De nuevo, los triángulos amorosos, los celos y esas pulsiones eran exploradas por Im Sang-Soo, llevándole a proyectar “The Taste of Money” tan solo dos años después. Ese erotismo e intimidad de las relaciones le ha acompañado prácticamente durante todos estos años de carrera, salvo escasas excepciones. Son pocos los largometrajes que nos ha ofrecido, pero todos ellos han conseguido no pasar indiferentes ante el público. Sin embargo, pocos son conocedores de un escaso experimento que preparó en 2016 con el fin de distanciarse de los géneros convencionales a los que se ha sentido unido.
“The Vampire Lives in Our Next Door” (“Baempaieoneun uli yeopjib e sanda”) es un cortometraje que bien podría encasillarse dentro del drama fantástico. Es cierto que, precisamente, la fantasía ha sido muy poco explorada por el cineasta, pero, en esta ocasión, esas pulsiones e intimismo de sus narraciones quedan sustituidas por la muerte y la vida eterna a través de la figura de un bello monstruo. Un solitario vampiro (Ji-Sung) reside en el interior de una morgue. Con una rosa blanca en su mano, recibe a los cadáveres que llegan siempre en extrañas circunstancias, como es el caso de una adolescente (Park So-Dam) fallecida hace pocas horas. Por lo general, trata de enseñar alguna que otra lección a sus invitados, pero, en esta ocasión, el vampiro se siente rápidamente atraído por la joven, ataviada aún con el uniforme escolar empapado de agua.
Tan solo tenemos 18 minutos para disfrutar de una historia atípica en él si ya hemos disfrutado de los mejores largometrajes de Im Sang-Soo. No podemos profundizar en la psicología de sus personajes debido a la falta de tiempo, pero al menos consiguen captar nuestra atención, en un primer momento, para conocer cuáles serán las acciones del vampiro frente a la recién llegada y, en segundo lugar, para indagar en los posibles finales que puede tener esta historia. Parte de esta atracción viene ejercida por sus intérpretes. Ji-Sung, rostro popular especialmente en el mundo televisivo gracias a series como “Protect the Boss” (Choi Moon-Suk, 2011), “Secret Love” (Lee Eung-Bok, 2013) o, su punto cumbre, “Kill Me, Heal Me” (Kim Jin-Man y Kim Dae-Jin, 2015).
Tan solo un año antes de “The Vampire Lives in Our Next Door” podíamos verle en el drama “Confession” (Lee Do-Yoon, 2014) en el papel de un paramédico que se reencuentra con sus amigos, pero ahora es cuando le vemos fuera de su zona de confort al encarar a un vampiro a veces empático, otras nostálgico, más de una vez vengativo, pero siempre con ese halo etéreo tan peculiar. Junto a él, no podemos olvidar a una de las actrices más reconocidas a nivel internacional tras su participación en “Parásitos” (Bong Joon-Ho, 2019). Park So-Dam posee una de las carreras más envidiadas con títulos indispensables como el thriller policíaco “Por Encima de la Ley (Veteran)” (Ryoo Seung-Wan, 2015). En esta ocasión, se encuentra frente a un vampiro con intenciones poco definidas y, por primera vez, ella surge ante la pantalla sin vida desde el primer segundo, inerte, sobre una fría camilla metálica. Y, en el fondo, esto es lo que nos presenta “The Vampire Lives in Our Next Door”, un lugar olvidado, frío, tétrico, dominado por la muerte en lo que se supone podríamos tomar como el primer experimento en pequeño formato del gran cineasta Im Sang-Soo.
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