El debut de la directora, guionista y productora vietnamita
Ash Mayfair no pudo ser más inesperadamente exitoso. Su primer largometraje,
“La Tercera Esposa”, se alzó nada menos que con ocho premios dentro del
circuito de festivales internacionales. El Cairo, Chicago, Toronto o San
Sebastián reconocieron su talento a través de una cinta que revelaba una
especial sensibilidad y creatividad para una cineasta que contaba en su
trayectoria profesional con ocho cortometrajes desde que iniciara su andadura
en el séptimo arte en 2011. Temas como la cotidianidad, el amor en tiempos
turbulentos, el destino fortuito, la inspiración en los días de lluvia e,
incluso, los zombies han surgido entre los primeros trabajos de una mujer que
recibió su formación entre Estados Unidos y Reino Unido.
Precisamente, “La Tercera Esposa” nos relata la historia de May (Nguyen Phuong Tra My), una joven de 14 años que debe cumplir con las tradiciones culturales de su país. Con la llegada de la adolescencia, su familia decide que es el momento de entregar su mano a Hung (Long Le Vu), un adinerado terrateniente que ya cuenta con dos esposas anteriores, Ha (Tran Nu Yên-Khê) y Xuan (Mai Thu Huong Maya). May se enfrenta a una nueva vida en la que deberá plantearse cuestiones de gran calado, como su papel de esposa, la sexualidad o la maternidad. A su llegada a la casa, Ha y Xuan reciben a May de forma cordial, pero la confusión de los sentimientos y la carrera por tener un hijo varón cuanto antes provocarán que las relaciones se tensen por la dura competencia. Es en el Vietnam rural del siglo XIX en el que “La Tercera Esposa” despliega esos códigos universales de un drama para retratar un relato más profundo de lo que a simple vista parece, cuestionando los deseos de vivir siempre con la seguridad de un marido rico o simplemente ser libre.
Precisamente, “La Tercera Esposa” nos relata la historia de May (Nguyen Phuong Tra My), una joven de 14 años que debe cumplir con las tradiciones culturales de su país. Con la llegada de la adolescencia, su familia decide que es el momento de entregar su mano a Hung (Long Le Vu), un adinerado terrateniente que ya cuenta con dos esposas anteriores, Ha (Tran Nu Yên-Khê) y Xuan (Mai Thu Huong Maya). May se enfrenta a una nueva vida en la que deberá plantearse cuestiones de gran calado, como su papel de esposa, la sexualidad o la maternidad. A su llegada a la casa, Ha y Xuan reciben a May de forma cordial, pero la confusión de los sentimientos y la carrera por tener un hijo varón cuanto antes provocarán que las relaciones se tensen por la dura competencia. Es en el Vietnam rural del siglo XIX en el que “La Tercera Esposa” despliega esos códigos universales de un drama para retratar un relato más profundo de lo que a simple vista parece, cuestionando los deseos de vivir siempre con la seguridad de un marido rico o simplemente ser libre.
Si hay una característica que defina por completo esta ópera
prima es la delicadeza con la que se trata tanto la psicología de una adolescente como
la de una tradición cultural que conocemos a ciencia cierta. No existen
artilugios y adornos en su narración, centrada en la linealidad de una trama
evocadora que juega con esa extrema contención tan propia de la herencia
cinematográfica de la región asiática y que, en algunos instantes, suspende nuestra
empatía. Así es como los diálogos pierden importancia frente a las miradas,
gestos y silencios capaces de revelar emociones mucho más fuertes e intensas, aunque a veces generen cierta imcomprensión en el espectador.
Sin embargo, y pese a lo contrario de lo que parece, Mayfair se distancia de
cuestiones melodramáticas para acercarse más a un contenido sencillo que
transmite sensaciones cada vez más agridulces a lo largo de sus poco más de 95
minutos de metraje.
El encanto de estos detalles narrativos prácticamente queda
ensombrecido por la labor interpretativa que realizan las tres principales
actrices. Nguyen Phuong Tra My resultó ser toda una cautivadora revelación. Sin
apenas trayectoria profesional a sus espaldas, de repente se vio envuelta en
toda una vorágine de controversias que ponían sobre la mesa la cuestión de la
participación de menores para rodar escenas íntimas. En “La Tercera Esposa”
apenas contaba con 13 años y, aunque su familia dio el consentimiento para
llevar a cabo esta labor, lo cierto es que la ley de protección al menor no
respaldaba tales acciones por la posibilidad de causarle problemas psicológicos
en un futuro. Fueron pocos los que se opusieron a tal evidencia, aunque la
comunidad internacional no pudo evitar elogiar el gran esfuerzo realizado por
la joven actriz. Es, precisamente por ello, que el retrato adquiere una mayor
crudeza en su visionado, siendo testigos de violentos instantes en los que la
protagonista ejerce obligatoriamente de su papel de esposa en todos los
sentidos.
Junto a ella, Maya apenas comenzaba su andadura con tan solo
tres largometrajes en su carrera. No obstante, aún más destacable es la
presencia de la actriz francesa de origen vietnamita Tran Nu Yên-Khê, la gran
musa del director y guionista Anh Hung Tran que contó con ella en algunas de
sus obras, como “El Olor de la Papaya Verde” (1993), “Cyclo” (1995), “Pleno
Verano” (2000) o “Vengo con la Lluvia” (2011). En esta ocasión, su papel de Ha,
la primera esposa, retrata a una mujer en su madurez que se ha visto resignada a no poder
ofrecer a su marido un varón que continuara con la saga familiar, cediendo ese
liderazgo a sus dos compañeras, que disfrutan de la plenitud que otorga la
juventud.
La directora de fotografía Chananun Chotrungroj se encarga
de otorgar un fantástico preciosismo a la imagen, muchas veces reforzando la
edulcorada camaradería que surge entre las esposas casi como si de un halo de
ensoñación se tratase. Este clímax rural sometido a una especie de anestesia
estética se destruye en más de una ocasión con alguna que otra creación que
acompaña al texto, obra del compositor An Ton That. Sin embargo, y pese a esos
pequeños detalles que nos extraen forzosamente de la narración, “La Tercera
Esposa” supone una atractica propuesta que revisa la memoria histórica de
Vietnam a través de la mirada femenina y su papel en la sociedad del siglo XIX.
Simplemente por esa cuestión, la cinta resulta de gran calado tras su
visionado, obviando cualquier tipo de artilugio cinematográfico en favor de una
narración dolorosamente bella.
Lo mejor: el valor que aportan las tres actrices principales.
La mirada femenina ante la violencia de la memoria.
Lo peor: los instantes dirigidos por la excesiva contención
o por composiciones que, en cierta manera, deterioran el dramatismo.
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