martes, 24 de abril de 2018

TU AMIGO, EL CARNICERO (1998)

Cuesta mucho comenzar a hablar del director argentino Gaspar Noé sin caer en una sola palabra: dureza. Su filmografía invita a vivir experiencias únicas, inolvidables, pero también trata de dejar una hiriente huella en nuestra mente, incapaz de ser borrada ni siquiera con el paso de los años. Las desgarradoras historias que el cineasta relata en sus obras no sólo han despertado controversia a su paso, sino que, además, han servido para mostrar nuestro lado más perverso, inhumano y aterrador, ese otro "yo" que permanece en la oscuridad. Por eso mismo, su cine nunca ha sido plato de buen gusto, convirtiéndose en un autor del "horror" más crítico, de la "hiperviolencia" más espeluznante, de imágenes y hechos que cosiguen abrirnos en canal de la manera más dolorosa y de personajes perturbadores que viven torturados en un contexto excesivamente real. El inconfundible retrato de la sociedad en la que vivimos siempre es extremo. Recordemos la envolvente destrucción de "Irreversible" (2002), los excesos en la nocturnidad de un exótico Tokio en "Enter The Void" (2009) o la irremediable deriva de "Love" (2015).

El Carnicero (Philippe Nahon) es el gran protagonista de "Sólo Contra Todos", ambientada en plena década de los 80. Debe hacerse cargo de su hija (Blandine Lenoir) tras ser abandonado por su mujer. Con la llegada de la primera menstruación de la niña, él malentiende la situación, pensando que, en realidad, ha sido violada. Desde ese momento, comienza una búsqueda violenta por el culpble de tal fechoría. Ésto provoca que su visión de la sociedad sea totalmente negativa, ya que considera que todos los que le rodean se han vuelto en su contra. Podría parecer exagerado o tergiversado, pero lo cierto es que ésta es la cruda realidad. La mente perturbada del Carnicero se vuelve cada vez más inestable, hasta el punto de extrapolar su desesperación y llegar a creerse que, incluso, los inmigrantes y homosexuales están destruyendo su país.

La realidad de "Sólo Contra Todos" es más cruda de lo que puede llegar a despertar esta simple sinopsis. La acumulación de desgracias en la vida del protagonista han transformado su presente en un auténtico infierno, en donde es capaz de ver fantasmas donde ni siquiera existen. Esta actitud psicológica de lo más alarmante es narrada por una voz en off muy acertada, que nos acompaña al compás de la propia violencia del personaje en forma de palabras punzantes y agudas que, sin duda, logran ensalzar la espléndida interpretación de Philippe Nahon, encarnando a una mala bestia víctima de su contexto y causante de las malas circunstancias de los demás. Un apéndice más de esa violencia viral que, aunque cada vez es más común en nuestro tiempo, no evita que nos sorprendamos e, incluso, lleguemos a empalidecer en varias escenas con impactantes imágenes. Noé vuelve a retratar una salvaje selva, una deriva sin límites que sigue explorando en mayor o menor medida a lo largo de su controvertida filmografía.

Este primer largometraje del cineasta no es sino el resultado de sus experimentos a través de sus cortometrajes, especialmente de "Carne" (1991), un mediometraje que comparte personajes y ciertos elementos con "Sólo Contra Todos" y que sirve de prólogo para la brutal experiencia que nos atañe, aunque no resulta de vital importancia para el visionado de esta puesta de largo, ya que el narrador se encarga de darnos los elementos necesarios para lanzarnos de lleno a su historia sin echar en falta absolutamente nada. El director nos presenta el perfil del Carnicero con todo detalle, pero en su justa medida, tomándose su tiempo para conducirnos por un túnel lleno de temibles presagios, mucho más cercanos y atractivos que en su primera tentativa. Podríamos decir que Noé es un auténtico especialista en lograr arrastrarnos al propio contexto de sus personajes, viéndonos empujados a una espiral de violencia sin retorno.

Al contrario de la explicitud de las imágenes que se aprecia en sus posteriores obras, lo cierto es que en "Sólo Contra Todos" ocurre todo lo contrario. Precisamente, el cineasta recurre a un atractivo que no encontramos a simple vista, sino que va mucho más allá. Su poso reflexivo es verdaderamente dañino como pocos autores llegan a plasmar. Asimilar lo que Noé nos invita a razonar, las palabras que inmediatamente surgen en nuestra mente tras su visionado y el mensaje con el que nos quedaremos, incluso, con el paso del tiempo, rezuma más impacto y dolor del esperado. Todo un juego de doble moral difícil de digerir y con el que tenemos que lidiar si realmente queremos absorber todo lo que hemos escuchado y visto ante nosotros. Sin duda, existen pocos cineastas como Noé, capaces de plasmar lo que ninguno se atrave, de decir lo que muchos pensamos, de traspasar el lado más oscuro y que todos dejamos escondido, de conducirnos por pasajes inesperados, casi escandalosos, inolvidables por su crudeza.

Por eso mismo, recomendar tanto esta obra como las posteriores del cineasta es una labor bastante peliaguda. No todos los espectadores están preparados para presenciar lo que se nos ofrece, no todos poseen la habilidad de extraer la esencia de lo que se nos muestra o descifrar el mensaje que se nos encubre. Muchos caen por casualidad en "Sólo Contra Todos", llevándose las manos a la cabeza por una película que simplemente les evoca la controversia, sin sentir ni siquiera la obligación de aprovechar una experiencia única como pocas. El pulso firme con el que rueda Noé es prácticamente inconfundible y, precisamente por ello, por esa seguridad que muestra en su trabajo, es lo que nos atrapa como ninguno, es el mayor impacto de todos, es la causa que se esconde tras la pasión que muchos sentimos ante la mente de un creador inigualable.

Pura cinefilia a través de una narración lineal, desarrollada a buen ritmo y traicionada literalmente en su impactante clímax. La inesperada decisión del autor transforma todo planteamiento posible en papel mojado, deshabilitando cualquier esquema que pudieramos hacernos a lo largo de un metraje de 88 minutos exactos de duración traducidos en una sucesión de actos violentos cada vez más extremos. Un simple drama de gran suspense que parece inofensivo y que, en cambio, forma parte de la corriente del nuevo extremismo francés con todos los méritos posibles. "Sólo Contra Todos" habla sin tapujos de tabúes morales, palabras y actos políticamente incorrectos por medio de una única figura, la del Carnicero, víctima y verdugo en un mismo espacio y tiempo que enriquece el séptimo arte más sincero y único.

Lo mejor: la honestidad y sinceridad que no todos los autores tienen al mostrar lo que les da la gana.

Lo peor: "políticamente incorrecta" quizá sea decir poco.



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