El director y guionista surcoreano Choi Dong-Hoon se ha
convertido en uno de los cineastas más populares del país gracias la cinta
“The Thieves” (2012), que logró revolucionar la taquilla nacional con más de 13
millones de espectadores, rompiendo con el récord obtenido por otro de los
pilares de la industria cinematográfica de Corea del Sur, el monstruoso
thriller “The Host” (2006), del afamado Bong Joon-Ho. Con un triunfo de tal
envergadura, su siguiente trabajo, “Asesinos”, partía de expectativas prácticamente
imposibles de alcanzar. Presentado en la sección oficial del Festival de Sitges
de 2015, llegó a España tras sembrar una fuerte polémica. En agosto de ese
mismo año, el autor era demandado por plagio junto a la productora Caper Film y la distribuidora Showbox. El novelista Choi Jong-Rim encontró demasiadas
similitudes con respecto a su libro “Korean Memories”, publicado en 2003. Por
suerte, en poco más de una semana se rechazó la solicitud del escritor,
alegando que tanto los protagonistas como la trama son totalmente diferentes y
que, en concreto, los personajes de Kim Koo y Kim Won-Bong no pueden ser comparados en ambas obras, puesto que son figuras históricas
reales.
Así pues, y aunque su premisa posee cierto matiz real en
cuanto a su contexto, hay que puntualizar que el largometraje no está basado en hechos reales. La trama
nos remite al año 1933, cuando la península coreana se convirtió en una colonia
del imperio japonés en una época turbulenta de la historia de Asia. La resistencia planea atentar
contra el comandante Mamoru Kawaguchi (Shim Cheol-Jong) y su subordinado Kang
In-Gook (Lee Geung-Young). Para ello, Yeom Seok-Jin (Lee Jung-Jae) debe crear
un equipo con dos coreanos apresados en una cárcel japonesa, Sok-Sapo (Cho Jin-Woong),
conocido como Big Gun, y Hwang Deok-Sam (Choi Deok-Moon). A
ellos se une An Ok-Yun (Jun Ji-Hyun), la mejor francotiradora coreana que lucha
en favor de la independencia, pero la misión se complica entre conspiraciones,
traiciones, intereses y un pasado demasiado truculento.
Más allá de esta modesta sinopsis, poco se puede desvelar,
puesto que la trama está repleta de sorpresas y giros inesperados que hacen más
difícil que cualquiera de nuestros protagonistas sobreviva. Para ello, el autor
emplea 140 extensos minutos, que, en ocasiones, se hacen innecesarios, sobre
todo al principio, en el que se presenta toda una estructura coral que obliga al
espectador a emplear su máxima atención para no perderse en una historia
extremadamente compleja, compuesta por una variada gama de subtramas que
confluyen en un clímax más que explosivo. El guionista Lee Ki-Cheol, que
acompaña a Choi Dong-Hoon nuevamente desde “The Thieves”, construye todo un rompecabezas
de espionaje que tarda en despegar. Precisamente, no es hasta pasado el primer
tercio de la película cuando comienza a desarrollarse la narración, puesto que,
para situarnos, la producción prefiere otorgar mayor importancia a su contexto
y a la presentación de la mayor parte de personajes que desfilarán en pantalla.
Su dinámico ritmo compensa con creces la sensación de
lentitud de sus primeros minutos, pero no su exceso en mostrar frente a cámara
todos los detalles de la trama, llegando a ser innecesarios muchos de ellos. El
humor también adquiere presencia entre sus protagonistas, con diálogos que
rebajan ese trasfondo político y reivindicativo del tema que trata, aunque, en
realidad, su autor no pretenda vender ningún tipo de reflexión al respecto, tan
sólo la comercialidad de un producto que entra dentro de los parámetros de
cualquier blockbuster hollywoodiense. No es la primera vez que asistimos a una
cinta de estas características, pero su distinción viene formada a partir de un
contexto totalmente diferente, con escenarios que parecen haber salido de cualquier
western y con una imagen salpicada por el polvo de las calles del este
asiático. A ello se unen cuestiones sobre la lealtad, muy propia
de este tipo de cine; el valor de la familia y las traiciones por puro egoísmo,
en las que no importa si ruedan cabezas por el bien propio, aun propiciando el sacrificio de otros, de quienes aunan fuerzas para luchar por un
bien común.
Su reparto está compuesto por caras ampliamente reconocidas,
como la popular actriz Jun Ji-Hyun, que despegó tras embarcarse en la popular
comedia romántica de Kwak Jae-Young, “My Sassy Girl” (2001). Desde entonces ha
llovido demasiado y, aunque la hemos visto menos en cine, no es la primera vez
que se pone a las órdenes de Choi Dong-Hoon, puesto que ya participó en el
exitoso largometraje, “The Thieves”. En esta ocasión, tomamos distancia frente
a su personaje, una mujer fría y calculadora, que, a pesar de tener una
subtrama propia que apela a la empatía del espectador, parece inamovible frente
a cualquier tipo de problema hasta los últimos instantes de “Asesinos”. En este
aspecto, es cierto que el cineasta construye mucha más emotividad en torno a
algunos personajes, como Ha Jung-Woo, en su papel del sicario Hawaii Pistol, y
su mano derecha Young-Gam, encarado por Oh Dal-Su; o, en el frente de
resistencia, el entrañable presidiario Sok-Sapo (Big Gun), interpretado por Cho
Jin-Woong, y Hwang Deok-Sam como su fiel acompañante Choi Deok-Moon. Todos
ellos logran despertar una fuerte proximidad a través del humor y la lealtad
existente entre sus camaradas, destacando, sobre todo, los papeles de Ha
Jung-Woo, que cuenta con una trayectoria espectacular, en cuanto a proyección
internacional se refiere, tras su paso por películas como “Time” (2006) y
“Aliento” (2007) de Kim Ki-Duk, “The Chaser” (2008) o “The Yellow Sea” (2011),
de Na Hong-Jin; o “La Doncella” (2016), de Park Chan-Wook, en la que
casualmente vuelve a trabajar con Cho Jin-Woong, que sigue esta misma estela
de fama tras colaborar en obras como la bélica “The Front Line” (Jang Hoon,
2011), “Nameless Ganster” (Yun Jong-Bin, 2012) o la épica “Roaring Currents”
(Kim Han-Min, 2014).
Especial mención merece la actuación de otro reconocido
actor, Lee Jung-Jae, con una carrera que nada tiene que envidiar a la de sus compañeros.
“The Housemaid” (Im Sang-Soo, 2010), “New World” (Park Hoon-Jung, 2013), “The
Face Reader” (Rim Han-Jae, 2013) o, con menor suerte, “Big Match” (Choi Ho,
2014), son algunas de las cintas por las que los espectadores internacionales
pueden reconocerle. El autor deposita su confianza en él, tal y como ya hizo en
“The Thieves”, disfrutando de ese rol de antagonista, que, en este caso, se
encarga de dar cuerpo a la narración, siendo el personaje principal de tan
compleja trama de espionaje. No hay trabajo que se le resista y, como siempre,
realiza una impecable interpretación como ya nos tiene acostumbrados.
“Asesinos” cuenta con uno de los directores de fotografía
más simbólicos de Corea del Sur, Kim Woo-Hyung, gracias a la labor realizada en
“A Good Lawyer's Wife” (2003), de Im Sang-Soo, una de las cintas precursoras de
la nueva ola de cine de la que disfruta el país. El mismo director volvería a contar
con él en “The President’s Last Bang” (2005), “Old Garden” (2006) o en “The
Taste of Money” (2012), pero, entre medias, también participó en obras tan
populares como el controvertido thriller de Park Jin-Pyo, “Voice of a Murder”
(2007), “Late Autumn” (Kim Tae-Yong, 2010), “The Front Line” o “Cart” (Boo Ji-Young, 2014), entre otras. En este caso, nos remitimos al clásico western
con ese ambiente tan polvoriento, en el que se entromete el exotismo asiático
de una nación fustigada entre sus vecinos, China y Japón, creando una imagen
cubierta de una fina capa de mestizaje bastante atractiva. Las pequeñas dosis
de violencia van dejando una pequeña senda de migajas hasta concentrarse en dos
escenas en las que la coreografía resulta magnética sin necesidad de una gran espectacularidad. Sin embargo, “Asesinos”
está lejos de ser considerada un gran largometraje y mucho menos una cinta de
culto, aunque eso no quita que sea un producto de lo más entretenido y
atrayente, en el que la acción prima por encima del resto de aspectos.
Lo mejor: el fantástico elenco que desfila en pantalla,
que lleva a cabo un trabajo sobresaliente, destacando especialmente la labor realizada por Lee Jung-Jae, Cho Jin-Woong, Ha
Jung-Woo y Jun Ji-Hyun.
Lo peor: su extenso inicio, en donde se
presenta toda una estructura coral innecesariamente compleja.
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