viernes, 25 de noviembre de 2016

LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA (2015)



El director y guionista surcoreano Choi Dong-Hoon se ha convertido en uno de los cineastas más populares del país gracias la cinta “The Thieves” (2012), que logró revolucionar la taquilla nacional con más de 13 millones de espectadores, rompiendo con el récord obtenido por otro de los pilares de la industria cinematográfica de Corea del Sur, el monstruoso thriller “The Host” (2006), del afamado Bong Joon-Ho. Con un triunfo de tal envergadura, su siguiente trabajo, “Asesinos”, partía de expectativas prácticamente imposibles de alcanzar. Presentado en la sección oficial del Festival de Sitges de 2015, llegó a España tras sembrar una fuerte polémica. En agosto de ese mismo año, el autor era demandado por plagio junto a la productora Caper Film y la distribuidora Showbox. El novelista Choi Jong-Rim encontró demasiadas similitudes con respecto a su libro “Korean Memories”, publicado en 2003. Por suerte, en poco más de una semana se rechazó la solicitud del escritor, alegando que tanto los protagonistas como la trama son totalmente diferentes y que, en concreto, los personajes de Kim Koo y Kim Won-Bong no pueden ser comparados en ambas obras, puesto que son figuras históricas reales.

Así pues, y aunque su premisa posee cierto matiz real en cuanto a su contexto, hay que puntualizar que el largometraje no está basado en hechos reales. La trama nos remite al año 1933, cuando la península coreana se convirtió en una colonia del imperio japonés en una época turbulenta de la historia de Asia. La resistencia planea atentar contra el comandante Mamoru Kawaguchi (Shim Cheol-Jong) y su subordinado Kang In-Gook (Lee Geung-Young). Para ello, Yeom Seok-Jin (Lee Jung-Jae) debe crear un equipo con dos coreanos apresados en una cárcel japonesa, Sok-Sapo (Cho Jin-Woong), conocido como Big Gun, y Hwang Deok-Sam (Choi Deok-Moon). A ellos se une An Ok-Yun (Jun Ji-Hyun), la mejor francotiradora coreana que lucha en favor de la independencia, pero la misión se complica entre conspiraciones, traiciones, intereses y un pasado demasiado truculento.

Más allá de esta modesta sinopsis, poco se puede desvelar, puesto que la trama está repleta de sorpresas y giros inesperados que hacen más difícil que cualquiera de nuestros protagonistas sobreviva. Para ello, el autor emplea 140 extensos minutos, que, en ocasiones, se hacen innecesarios, sobre todo al principio, en el que se presenta toda una estructura coral que obliga al espectador a emplear su máxima atención para no perderse en una historia extremadamente compleja, compuesta por una variada gama de subtramas que confluyen en un clímax más que explosivo. El guionista Lee Ki-Cheol, que acompaña a Choi Dong-Hoon nuevamente desde “The Thieves”, construye todo un rompecabezas de espionaje que tarda en despegar. Precisamente, no es hasta pasado el primer tercio de la película cuando comienza a desarrollarse la narración, puesto que, para situarnos, la producción prefiere otorgar mayor importancia a su contexto y a la presentación de la mayor parte de personajes que desfilarán en pantalla.

Su dinámico ritmo compensa con creces la sensación de lentitud de sus primeros minutos, pero no su exceso en mostrar frente a cámara todos los detalles de la trama, llegando a ser innecesarios muchos de ellos. El humor también adquiere presencia entre sus protagonistas, con diálogos que rebajan ese trasfondo político y reivindicativo del tema que trata, aunque, en realidad, su autor no pretenda vender ningún tipo de reflexión al respecto, tan sólo la comercialidad de un producto que entra dentro de los parámetros de cualquier blockbuster hollywoodiense. No es la primera vez que asistimos a una cinta de estas características, pero su distinción viene formada a partir de un contexto totalmente diferente, con escenarios que parecen haber salido de cualquier western y con una imagen salpicada por el polvo de las calles del este asiático. A ello se unen cuestiones sobre la lealtad, muy propia de este tipo de cine; el valor de la familia y las traiciones por puro egoísmo, en las que no importa si ruedan cabezas por el bien propio, aun propiciando el sacrificio de otros, de quienes aunan fuerzas para luchar por un bien común.

Su reparto está compuesto por caras ampliamente reconocidas, como la popular actriz Jun Ji-Hyun, que despegó tras embarcarse en la popular comedia romántica de Kwak Jae-Young, “My Sassy Girl” (2001). Desde entonces ha llovido demasiado y, aunque la hemos visto menos en cine, no es la primera vez que se pone a las órdenes de Choi Dong-Hoon, puesto que ya participó en el exitoso largometraje, “The Thieves”. En esta ocasión, tomamos distancia frente a su personaje, una mujer fría y calculadora, que, a pesar de tener una subtrama propia que apela a la empatía del espectador, parece inamovible frente a cualquier tipo de problema hasta los últimos instantes de “Asesinos”. En este aspecto, es cierto que el cineasta construye mucha más emotividad en torno a algunos personajes, como Ha Jung-Woo, en su papel del sicario Hawaii Pistol, y su mano derecha Young-Gam, encarado por Oh Dal-Su; o, en el frente de resistencia, el entrañable presidiario Sok-Sapo (Big Gun), interpretado por Cho Jin-Woong, y Hwang Deok-Sam como su fiel acompañante Choi Deok-Moon. Todos ellos logran despertar una fuerte proximidad a través del humor y la lealtad existente entre sus camaradas, destacando, sobre todo, los papeles de Ha Jung-Woo, que cuenta con una trayectoria espectacular, en cuanto a proyección internacional se refiere, tras su paso por películas como “Time” (2006) y “Aliento” (2007) de Kim Ki-Duk, “The Chaser” (2008) o “The Yellow Sea” (2011), de Na Hong-Jin; o “La Doncella” (2016), de Park Chan-Wook, en la que casualmente vuelve a trabajar con Cho Jin-Woong, que sigue esta misma estela de fama tras colaborar en obras como la bélica “The Front Line” (Jang Hoon, 2011), “Nameless Ganster” (Yun Jong-Bin, 2012) o la épica “Roaring Currents” (Kim Han-Min, 2014).

Especial mención merece la actuación de otro reconocido actor, Lee Jung-Jae, con una carrera que nada tiene que envidiar a la de sus compañeros. “The Housemaid” (Im Sang-Soo, 2010), “New World” (Park Hoon-Jung, 2013), “The Face Reader” (Rim Han-Jae, 2013) o, con menor suerte, “Big Match” (Choi Ho, 2014), son algunas de las cintas por las que los espectadores internacionales pueden reconocerle. El autor deposita su confianza en él, tal y como ya hizo en “The Thieves”, disfrutando de ese rol de antagonista, que, en este caso, se encarga de dar cuerpo a la narración, siendo el personaje principal de tan compleja trama de espionaje. No hay trabajo que se le resista y, como siempre, realiza una impecable interpretación como ya nos tiene acostumbrados.

“Asesinos” cuenta con uno de los directores de fotografía más simbólicos de Corea del Sur, Kim Woo-Hyung, gracias a la labor realizada en “A Good Lawyer's Wife” (2003), de Im Sang-Soo, una de las cintas precursoras de la nueva ola de cine de la que disfruta el país. El mismo director volvería a contar con él en “The President’s Last Bang” (2005), “Old Garden” (2006) o en “The Taste of Money” (2012), pero, entre medias, también participó en obras tan populares como el controvertido thriller de Park Jin-Pyo, “Voice of a Murder” (2007), “Late Autumn” (Kim Tae-Yong, 2010), “The Front Line” o “Cart” (Boo Ji-Young, 2014), entre otras. En este caso, nos remitimos al clásico western con ese ambiente tan polvoriento, en el que se entromete el exotismo asiático de una nación fustigada entre sus vecinos, China y Japón, creando una imagen cubierta de una fina capa de mestizaje bastante atractiva. Las pequeñas dosis de violencia van dejando una pequeña senda de migajas hasta concentrarse en dos escenas en las que la coreografía resulta magnética sin necesidad de una gran espectacularidad. Sin embargo, “Asesinos” está lejos de ser considerada un gran largometraje y mucho menos una cinta de culto, aunque eso no quita que sea un producto de lo más entretenido y atrayente, en el que la acción prima por encima del resto de aspectos.

Lo mejor: el fantástico elenco que desfila en pantalla, que lleva a cabo un trabajo sobresaliente, destacando especialmente la labor realizada por Lee Jung-Jae, Cho Jin-Woong, Ha Jung-Woo y Jun Ji-Hyun.

Lo peor: su extenso inicio, en donde se presenta toda una estructura coral innecesariamente compleja.


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