Sin duda, no hace falta ser un gran cinéfilo para conocer el nombre de Carlos Saura. El director y guionista aragonés, que bien podría haber sido un ingeniero industrial más, tomó la acertada decisión de estudiar en la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC) de Madrid para pasar a la historia como uno de los cineastas más importantes e indispensables en la historia del séptimo arte español. Desde sus primeras obras y bajo el contexto en el que se encontraba inmerso el país, fue reconocido en Europa a través del circuito de festivales internacionales, dando sus primeros pasos en él con el mediometraje documental “Cuenca” (1958), su tercer trabajo tras “El pequeño río Manzanares” (1956) y “La tarde del domingo” (1957) con el que fue premiado en el Festival de San Sebastián. A este le siguió el largometraje “Los golfos” (1960), con el que participó en la sección oficial del Festival de Cannes; y “Llanto por un bandido” (1964), que le llevó al Festival de Berlín, pero, sin duda, su obra cumbre llegó en 1966. “La caza” le permitió alzarse con un Oso de Plata a mejor director en la Berlinale con una historia de especial crudeza que rescataba la memoria histórica nacional. Desde ese momento, Saura se convirtió en un autor de referencia.
Mientras cosechaba este reconocimiento, el cineasta se embarcó en un nuevo proyecto con la productora de Elías Querejeta, empresa con la que comparte su mejor etapa. En compañía nuevamente del guionista madrileño Angelino Fons tras su experiencia en “La Caza”, trabajaron en “Peppermint Frappé”, propuesta a la que también se unió el guionista riojano Rafael Azcona. Este drama nos introduce en vivencias muy obsesivas y peligrosas. Pablo (Alfredo Mayo) se casa con la joven Elena (Geraldine Chaplin), una extranjera que le ha conquistado inmediatamente. Su mejor amigo, Julián (José Luis López Vázquez), se acerca a ella para conocer su delicadeza y sofisticación, obsesionándose poco a poco en una tímida chica que empieza a tener más confianza en sí misma. Julián sueña con estar junto a ella, por lo que siente el impulso de cortejarla, pero, a su vez, trata de cambiar su aspecto físico, viéndose cada vez más atrapado psicológicamente por el encanto de Elena.